¿Por qué Dios permite la existencia de falsos maestros?

Dios tiene un propósito con todos, hasta con los falsos profetas.

11 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 22:20

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Menos mal que no soy Dios. Si estuviera yo sentado en el trono celestial, haría las cosas de una manera bien distinta.

Seguramente fulminaría a los teólogos liberales con el brazo de mi poder y enviaría a todos los falsos profetas a la tumba. No soportaría que enseñen tantas mentiras y falsedades en mi santo nombre, creando confusión en la esfera de la iglesia.

Pero Dios es Dios. El Señor es infinitamente más sabio e inteligente que yo.

¿Por qué, entonces, permite el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo la presencia de tantos falsos maestros?

Antes que nada, me gustaría aclarar que no procuro lanzar esta pregunta de una manera irreverente. No soy quién para cuestionar la voluntad del Todopoderoso. Bien sé quién soy: un simple gusano, polvo de la tierra.

Nací ayer y mañana me muero. No soy nadie. ¿Quién soy yo para meterme en asuntos tan elevados? Con mi pregunta, no quiero poner en tela de juicio la obra de nuestro Dios para nada.

A la luz de la Palabra, entiendo que Dios usa a los teólogos liberales y a los falsos predicadores. Sí, habéis leído correctamente: Dios los usa para llevar a cabo sus propósitos.

¿Cómo puedo defender esta idea? Pues, con la Biblia en mano.

Las Escrituras demuestran cómo Dios emplea a los paganos con el fin de que realicen su santa voluntad.

Un par de ejemplos.

¿Acaso no levantó el Señor a los asirios para castigar al reino del norte? ¿Y no hizo lo mismo con los babilonios a fin de que azotasen al reino del sur? ¡Desde luego que sí! Hasta los enemigos del Señor están bajo su control.

¿No dijo el Dios de Moisés al hijo del diablo, Faraón: “Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”? Dios hace lo que quiere, cuando quiere, como quiere, donde quiere, con quién quiere. ¡Dios es Dios! Decía nuestro hermano Martín Lutero: “Hasta los impíos cooperan con Dios”.

 

Moisés reveló que Dios tenía un propósito para el Faraón.

 

Dios usa a sus enemigos. Ni siquiera el diablo se escapa de la esfera de la soberanía del Señor. Satanás no es libre. Sus siervos tampoco.

El Señor permite que haya falsos maestros y teólogos para probar a su pueblo. Dijo el Señor en Deuteronomio 13:1-3, “Cuando se levantare en medio de ti profeta o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni a tal soñador de sueños; porque el Señor vuestro Dios os está probando, para saber si amáis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma”.

En base al texto bíblico, llegamos a la conclusión de que los falsos profetas de nuestros días que niegan las verdades centrales de la Escritura tienen congregaciones porque el pueblo no ama al Señor su Dios con todo su corazón.

Tales predicadores y teólogos son la señal del juicio de Dios contra las personas que no tienen ningún interés en someterse a la revelación del Señor.

El evangelista protestante George Whitefield una vez comentó que la peor calamidad que Dios puede enviar a una nación es la plaga de falsos maestros. Así es. Profetizó el apóstol, “Teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”.

Las verdaderas ovejas oyen la voz del buen Pastor. No seguirán al extraño porque conocen la voz del Pastor. Pero las cabras, los no regenerados, los que no han nacido de arriba, se deleitarán en seguir a los profetas y soñadores de sueños que emplean el nombre de Dios para entregarse a una vida de desgracia centrada en la deificación del ego humano.

Por esta razón tales líderes tuercen las Escrituras, cuestionando todo, con el fin de salirse con la suya, bautizando la iniquidad y la duda en el nombre del Señor.

No nos confundamos. No nos sorprendamos. Dios permite la existencia de los falsos predicadores y teólogos para manifestar claramente quién está con Él y quién está en su contra. Nuestros tiempos no son nuevos. Todo esto ya sucedió en los días de Deuteronomio y ha seguido aconteciendo en la historia de la iglesia hasta nuestros días.

Así que, examinemos bien nuestros corazones para ver de verdad si amamos al Dios de las Escrituras. Los falsos profetas pronto han de recibir su castigo. No los sigamos en su camino de destrucción.

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