Alianza Evangélica Española, muy crítica con ecumenismo de la WEA

La AEE, en contra del reciente Comunicado conjunto Vaticano-Alianza Evangélica Mundial (WEA) por “diferencias vigentes e insalvables” en temas centrales de fe y doctrina.

AEE · BARCELONA · 09 DE OCTUBRE DE 2017 · 17:25

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La Alianza Evangélica Española ha hecho público un documento de posicionamiento sobre el ecumenismo católico protestante, motivado por la nueva era en las relaciones entre las iglesias protestantes y la Iglesia Católica Romana tras la elección del Papa Francisco y la cercanía del 500 aniversario de la Reforma protestante.

En elaborar y hacer público este posicionamiento ha influido que tanto la Alianza Evangélica Mundial (WEA) como la Alianza Evangélica Europea (EEA) han organizado reuniones (alguna con el Papa) y emitido comunicados conjuntos, que “parecen abrir una oportunidad para el fin a cinco siglos de división”.

El último de ellos, un documento común elaborado por la WEA y el Vaticano, publicado hace pocas horas por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. (’Scripture and Tradition’ and ‘the Church in Salvation’ – Catholics and Evangelicals Explore Challenges and Opportunities. A Report of the International Consultation between the Catholic Church and the World Evangelical Alliance). En este documento iniciaron su participación por invitación José de Segovia y Jaume Llenas (AEE), pero ambos renunciaron a aprobar el mismo dado su desacuerdo con el contenido.

La Alianza Evangélica Española "observa este acercamiento con creciente preocupación”; que comparte con otras alianzas nacionales.

Por ello, en el documento explica la AEE “por qué no podemos apoyar la política (ecuménica) de la WEA en lo que se refiere a nuestra relación con la Iglesia Católica Romana”.

Sus preocupaciones son sobre todo teológicas, aunque también argumentan que el documento de la WEA no ha sido consensuado con las Alianzas Evangélicas nacionales, junto a otros argumentos que consideran de peso.

 

ASPECTOS COMUNES, NO COMUNIÓN

Aceptando que existe un terreno común con la Iglesia Católica en las doctrinas relacionadas con la persona y los atributos del Dios Trino, consideran que no pueden ignorar el hecho de que la Iglesia Católica Romana sigue manteniendo doctrinas fundamentales que no se encuentran en las Escrituras y que condujeron a la división de la Iglesia en el siglo XVI.

“Ni siquiera las bien intencionadas palabras del actual Papa han llevado a la corrección de ninguna de las doctrinas proclamadas oficialmente en el pasado que se interponen entre nosotros”, doctrinas que se han considerado en este documento.

Ante quienes abogan por un ecumenismo social con una sola voz, afirma la AEE “con tristeza que la teología de la Iglesia Católica Romana no ha cambiado sustancialmente en los últimos 500 años para corregir los errores doctrinales que desencadenaron la Reforma” y por ello que “la verdad nunca se puede subordinar a cuestiones estratégicas”.

No obstante, reconocen que fuera del ecumenismo “hay terreno para la acción común con la Iglesia Católica en asuntos éticos como el aborto y en otros asuntos de interés común como la persecución de los cristianos. Este terreno común puede existir también con otras organizaciones y grupos eclesiásticos o seculares”.

Recuerdan que estas afirmaciones acerca de la Iglesia Católica Romana no se aplican necesariamente a todos los católicos a nivel individual. La gracia de Dios obra en hombres y mujeres que se arrepienten y confían únicamente en Jesucristo.

 

CONSIDERACIONES TEOLÓGICAS

La AEE ve claros puntos en común con la Iglesia Católica Romana en lo referente a la base trinitaria de la fe cristiana, la doctrina de Jesucristo, cuya naturaleza a la vez completamente divina y completamente humana y la personalidad y divinidad de la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo.

“Sin embargo, hay otras áreas “en las que vemos diferencias vigentes e insalvables” en cuestiones centrales de la fe cristiana y la doctrina.

  • La autoridad en la Iglesia

Una de sus mayores preocupaciones tiene que ver con la cuestión de la autoridad sobre la que cualquier declaración teológica y práctica de la fe se debe definir y evaluar.

En este sentido, en imposible aceptar toda autoridad que se coloca por encima de la propia Biblia, añadiendo libros apócrifos o deuterocanónicos (Judith, Macabeos) que añade la Biblia católica, o colocando la Tradición y Magisterio de la Iglesia católica con igual o superior autoridad a la de la Biblia.

Como consecuencia de esto, expone la AEE, es incorrecta la doctrina que otorgue o pueda otorgar infalibilidad en cuestiones doctrinales a ningún ser humano, sea el Papa o cualquier otra persona, así como la sucesión apostólica de Pedro en la figura del Papa, el celibato obligatorio para todo sacerdote católico romano y la doctrina de la transformación (transubstanciación) de los elementos del vino en sangre y del pan en carne, la doctrina de la misa como continuación o recreación del sacrificio de Jesucristo, o la de los siete sacramentos, puesto que reconocemos como bíblicamente válidos únicamente dos sacramentos ordenados por Jesucristo: el bautismo en agua y la comunión (cena del Señor).

“Estos errores que existen y se han enseñado en los documentos oficiales de la Iglesia Católica Romana” consideran que deben corregirse en aras de un ecumenismo real “con una rectificación pública”.

  • La salvación

La AEE defiende que “la Biblia revela claramente que la doctrina de la salvación es únicamente por gracia, independiente de cualquier obra que podamos hacer, y se obtiene por la fe en el sacrificio final y suficiente de nuestro Señor Jesucristo por su muerte expiatoria en la Cruz”.

Por ello, “no podemos aceptar” que la gracia divina se "infunda" o haga efectiva a través de cualquier sacramento, algo que defiende  explícitamente el Concilio de Trento. “Las decisiones vigentes de este Concilio son uno de los principales obstáculos para siquiera considerar a la Iglesia Católica Romana como socio apropiado en asuntos espirituales”.

A esto se une el “uso continuado de las indulgencias en la Iglesia Católica Romana, sobre todo teniendo en cuenta que originalmente fueron el desencadenante de la publicación de las 95 tesis de Martín Lutero”.

  • La Virgen María

Partiendo del principio de que la Biblia “enseña claramente que no hay nadie que sea justo, ni siquiera uno”, el documento afirma que ningún ser humano (excepto Jesucristo) puede estar exento de la corrupción total heredada a causa del pecado de Adán y extendido a toda la humanidad sin excepción. “Esto incluye a la Virgen María que, aunque fue un ejemplo a seguir en su vida y su fe, fue sin embargo un ser humano más”, siendo además la doctrina de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y la idea de una asunción física de María a los cielos, indefendibles basándose en las Escrituras.

  • Orar por los muertos

“Los méritos de nuestro Señor Jesucristo son suficientes para garantizar nuestra salvación completa e inmediata”, dice la AEE, por lo tanto no pueden aceptar cualquier posibilidad de alterar el estado de una persona fallecida, a través de las oraciones de los vivos o de cualquier pago material o inmaterial hecho en su nombre, ni un estado llamado Purgatorio, ya que no se encuentra en las Escrituras y es puramente ficticio, ni que las oraciones a los santos o a otras personas fallecidas sean eficaces o hayan sido recomendadas de algún modo por Cristo o los apóstoles.

 

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RAZONES HISTÓRICAS

Las razones teológicas no son las únicas que impiden a la Alianza Evangélica Española aceptar a la Iglesia Católica Romana como una iglesia cristiana con la que poder tener comunión espiritual.

En España han existido 500 años de persecución directa, rechazo y hostilidad de la Iglesia Católica Romana hacia los evangélicos y consideran que tanto en la transición democrática como a día de hoy los evangélicos españoles siguen sufriendo una considerable desigualdad e injusticia en el trato que reciben por parte del gobierno español y de la Iglesia Católica Romana. La Conferencia Episcopal española no ha adoptado medidas para cambiar esta situación, e insiste en mantener sus privilegios de la Iglesia Católica Romana.

Como evangélicos españoles “creemos que sería adecuado y bueno que la Iglesia Católica Romana expresara oficialmente su arrepentimiento por los crímenes cometidos hasta el pasado reciente; particularmente por las atrocidades de la Inquisición, pero también por aquellos cometidos durante y después de la Guerra Civil española, con apoyo y consentimiento directo o indirecto de la Iglesia Católica española”.

 

RAZONES POLÍTICAS

A pesar de que el Papa Francisco ha mostrado simpatía no sólo hacia los protestantes, sino también hacia los musulmanes, budistas, judíos y otras religiones importantes del mundo no hay que olvidar que el cardenal Ratzinger (posteriormente Papa Benedicto XVI) en su encíclica Dominus Iesus (2000) negó a los protestantes la condición de iglesias, describiéndolos en términos de "comunidades cristianas", lo que reafirmó explícitamente en 2010 tras ser elegido Papa.

A la AEE le parece que la repentina apertura hacia los evangélicos tiene que ver con el espectacular crecimiento de las iglesias evangélicas, especialmente en América Latina, cuya tradición es mayoritariamente católica.

En este contexto no podemos aceptar las recientes declaraciones del Papa Francisco contra el "proselitismo", porque es un término inadecuado que representa una idea inadecuada. Creemos sobre todas las cosas en la proclamación del Evangelio de Cristo como parte inseparable de su Gran Comisión, y es algo a lo que nunca renunciaremos.

 

RAZONES CATÓLICAS INTERNAS

No hay que olvidar que al "aggiornamento" de Papa Juan XXIII le siguieron los episcopados de Pablo VI y Juan Pablo II, bastante tradicionales desde el punto de vista de muchos protestantes. Algo similar podría suceder tras el papado de Francisco que debe lidiar con una oposición considerable dentro de la Iglesia Católica Romana.

Como evangélicos, no podemos dejar que nuestra valoración de la Iglesia Católica Romana dependa de los caprichos del Papa reinante en ese momento, sino que tenemos que basarnos en cambios perceptibles y explícitos, recogidos en documentos oficiales de la Iglesia Católica Romana en lo que concierne a su teología y su práctica.

 

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