La detección de ondas gravitacionales, Nobel de Física

Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne reciben el premio por su trabajo de observación. Un avance, a nivel de astrofísica, que es “como si un ciego recibiera la vista”.

Redacción PD

ESPAÑA · 03 DE OCTUBRE DE 2017 · 11:41

Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne, premio Nobel de Física del año 2017. / Sinc,
Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne, premio Nobel de Física del año 2017. / Sinc

Los artífices de la primera observación de ondas gravitacionales han sido galardonados con el Nobel de Física. Así lo ha anunciado la Academia de Ciencias sueca este martes, que reconocen esta observación como un hito, “un descubrimiento que sacudió al mundo”.

Los responsables de este experimento son Rainer Weiss -que recibirá la mitad del premio-, Barry Barish y Kip Thorne, tres científicos estadounidenses, máximos responsables del desarrollo de LIGO, un sistema de observación que ha permitido detectar algo que Einstein había predicho en su desarrollo de la Teoría de la Relatividad.

 

El observatorio LIGO, en Estados Unidos, ha permitido detectar las ondas gravitacionales. / Wikipedia

UN FENÓMENO PREDICHO POR EINSTEIN

Esta observación es “un gran paso adelante en la historia de la ciencia”, decía Pablo de Felipe, profesor de ciencia y fe en el seminario SEUT y coordinador de la sección “Tubo de Ensayo” en Protestante Digital. El descubrimiento también “despierta admiración por Einstein y su capacidad para construir una teoría, una explicación, de cómo funciona el universo que no solamente consiguió englobar todo lo que se conocía en su época, sino también avisarnos de cosas que existían y de las que no éramos conscientes, como las ondas gravitacionales”.

Pero, ¿qué son las ondas gravitacionales? Dicho de forma sencilla, son “dos masas girando, la una alrededor de la otra, que hacen vibrar el espacio, y estas vibraciones se propagan a la velocidad de la luz. Estas son las famosas ondas gravitacionales”. Así lo explicaba el físico Antoine Bret en un artículo publicado en Protestante Digital.

La primera observación se produjo en septiembre de 2015. “La onda en cuestión fue emitida por la fusión de dos agujeros negros de 36 y 29 masas solares, respectivamente, a una distancia de mil millones de años luz. El agujero negro fruto de la fusión tenía una masa de 62 masas solares”, explicaba Antoine Bret.

 

NUEVA ERA

“Somos, literalmente, comparables a un ciego a quien se acaban de ofrecer ojos. La era de la astronomía gravitacional ha comenzado”, concluía el físico.

Estos avances tienen que hacernos reflexionar a los cristianos, considera Pablo de Felipe. “Debemos celebrar el avance científico y felicitarnos por la capacidad de la mente humana para entender más a fondo la obra de la creación”.

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