La buena Poesía es pobre, pero es Eterna

Mis oraciones vibran en lo profundo, pues así presiento que llegan sin barullo al taller de la Creación. No olvidéis que la oración es la voz poética del alma.

22 DE AGOSTO DE 2013 · 22:00

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1) No olvidéis que Cristo es Poeta (“Y el Verbo se hizo carne”), como su Padre (“En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”). ¡Parece mentira que, tras tantas centurias, tengamos que recordar esta divina Verdad! 2) La buena Poesía es pobre, pero es Eterna. 3) La poesía humaniza al humano, otorga mayor capacidad de asombro ante la vida y permite coexistir a diario con el Niño que todos llevamos dentro. Imprégnate de su Mensaje sin reprimir ese renacimiento de la infancia. La poesía es Resurrección, es milagro, es conmoción espiritual que hace vivir más el instante que ennoblece el alma. 4) Mis oraciones vibran en lo profundo, pues así presiento que llegan sin barullo al taller de la Creación. No olvidéis que la oración es la voz poética del alma que vuela hacia el connubio con Dios. 5) Biendigo del Creador de nuestro Aparecer. 6) La voz del poeta se ensambla en el cosmos, pero debe desangrarse en la tierra: sin tregua debe estremecerse en el humano mundo de los desposeídos, pues ellos son quienes acopian, genuinamente, el resto de la esperanza. 7) Esculpe tus palabras con oficio e intuición, manteniéndote poeta hasta el soplo final. 8) Fuera de mi lugar de nascencia leo y releo a Zain: “Cánticos fueron para mí tus estatutos / en la casa en donde fui extranjero” (Salmo 119.56). Por ello, y porque mis ascendientes asturianos, gallegos y brasileño también fueron de un lado para otro, hago como Job: “El forastero no pasaba fuera la noche; / mis puertas abría al caminante”. Dios de mi corazón de cinco esquinas, ¡que avezados exégetas cuestionen citas, textos y contextos, pero que abran sus puertas sin fobias con los pobres! 9) Trabajo eterno el del ojo dedicado a mirar la otra realidad invicta, al ángel que viene sobre una marea de prodigios, inmensa como esa luz que las tinieblas del sepulcro no dejan apreciar. 10) La vida del poeta es a todo o nada, contrastando las infamias, los venenos o los pliegues retóricos que derraman las élites. 11) En el Reino del Misterio también crecen tréboles cuyo anhelo es escapar de la hiedra. Cosas tristes se cruzan con lo hermoso puesto en cuclillas tras lo oscuro. 12) El poeta va recogiendo maravillas. 13) Todas las patrias son mías. También todos los siglos. Por ello me considero compatriota de Horacio y de Baquero, de Tagore y de Basho. Juan de Yepes, Milton y Rilke son mis contemporáneos y a Vallejo lo visito en París todos los jueves. Olga Orozco y Circe Maia son mis hermanas porque nacieron poetas en mi casa que es el mundo y es el exilio. 14) No pongas escollos a tus sentimientos o imaginación, pero tampoco tengas urgencias al escribirlos. A la hora de publicarlos sé más lento aún. 15) Nombrar las cosas con lenguaje adánico, con ganas enormes de ir más allá de las palabras, al paisaje brillante que te hace dar largos pasos mientras dispones en tu boca unas sílabas selectas. 16) No sé de generaciones: la Poesía es atemporal. 17) Pintar con palabras; ésa la mejor ofrenda del Arte mayor de la Poesía. Entonces unas misericordiosas imágenes se pronuncian desde otros firmamentos hasta acaparar la cuidada belleza de tan inaudita metamorfosis. Las palabras así pintadas suelen vencer a las desapariciones. Pintar con palabras: paraíso exacto del orfebre que anota lo resbalado desde el fondo ingrávido del alma. 18) La poesía te permite comunicarte con los demás: tus vivencias no sólo sintonizan con tu espíritu sino que hablarán a algún lector lejano que se reconoce en lo pergeñado. 19) Escribir poesía también es intentar un diálogo con la historia del hombre, retozar en la música antigua de la Palabra primera, en su pálpito sagrado. 20) La poesía es un goce íntimo; nunca un oficio. Un retrato de vida, nunca una invención. 21) Unos versos del poeta Jeremías, tan actuales en su lamentación: “La lengua del niño de pecho se pegó a su paladar por la sed; los pequeñuelos pidieron pan, y no hubo quien se lo repartiese”. 22) La poesía, gracias a Dios, no es una mercancía para uso (o abuso) de las masas que prefieren el frenético vivir desdeñando todo aquello que estiman inútil o falto de valor. Por eso, honestamente, mi poesía está destinada para cuatro o cuarenta personas que a ella se aproximen con la intención de leerla o escucharla. La poesía es revelación de una realidad que humea próxima o distante: el poeta sierra imágenes y las deja totalmente libres para que atraviesen los ojos, los oídos y la imaginación de esos escasos cómplices que emergen por este u otros lugares del mundo. La poesía repara la existencia, gracias a Dios.

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