“Nuestra respuesta debe ser como pacificadores”

Hablamos con Julio Pérez, pastor evangélico en Barcelona y miembro de la Junta del Consell Evangélic de Catalunya, sobre la situación cuatro días después de los atentados.

Daniel Hofkamp

BARCELONA · 21 DE AGOSTO DE 2017 · 10:46

En memoria de las víctimas en las Ramblas.,
En memoria de las víctimas en las Ramblas.

El pastor Julio Pérez es parte del consejo directivo del Consell Evangèlic de Catalunya, organismo que representa a los evangélicos ante las autoridades en Cataluña. Ha estado presente en los distintos actos celebrados estos días en Barcelona, una ciudad marcada por el dolor y la consternación ante el atentado terrorista sufrido el pasado jueves.

Julio Pérez, que además presenta el programa El tren de la vida en radio Onda Paz, valora positivamente la actuación de las autoridades y destaca la rapidez de actuación de las fuerzas de seguridad. Además considera que los evangélicos pueden ser “pacificadores” en medio de una situación en la que “somos llamados a vencer con el bien, el mal”.

 

P. Han pasado cuatro días desde los atentados. ¿Cómo se despierta hoy Barcelona?

R. Estamos todos conmocionados, especialmente los vecinos de la ciudad. Estamos dolidos, sensibilizados, con muchas sensaciones encontradas. Pero aquí estamos. Ha sido como si Atila, el rey de los hunos, hubiese pasado atropellando a todos por el camino. Las Ramblas parecían una auténtica batalla campal. Pude pasear inmediatamente por el lugar y aquello era horroroso, dantesco.

 

P. Has estado presente en los actos y conmemoraciones. ¿Cómo se ha vivido estos días ante hechos tan deleznables?

 

Julio Pérez.

R. Existe la sospecha de que puedan pasar cosas terribles en ciudades tan importantes. Barcelona, Madrid, Sevilla, las grandes ciudades de Europa. Pero nadie se pensaba que en este preciso momento habría un atentado tan salvaje. Nos sorprendió a todos, en este momento en el que Barcelona está abarrotada de turistas. Barcelona es el tercer destino turístico más visitado del mundo.

La reacción inminente de las autoridades ha sido muy positiva. Hay matices, evidentemente estamos en medio de un hervidero político en nuestro país, pero no ha habido nada de eso. Aquí ha habido solidaridad, en medio de los políticos. También hemos estado con ellos, transmitiéndoles nuestro apoyo, nuestra solidaridad, intercambiando impresiones. Los he visto hablar entre ellos en una relación fraternal que no es habitual. Esta emergencia los ha unido.

 

P. ¿Cómo valoras la actuación de las fuerzas de seguridad?

R. De parte de los Mossos han procurado dar la información de forma rápida y precisa, en una armonía de las fuerzas de seguridad del Estado. Hay que tener en cuenta que España tiene mucha experiencia en la lucha antiterrorista, pero nunca se está del todo preparado para una situación así. Pero hay que destacar que el operativo policial que se puso en marcha inmediatamente. Toda la ciudad fue bloqueada. La eficacia ha sido muy alta. Damos muchas gracias a las fuerzas de seguridad, pero también damos gracias a Dios. Como dice en la Biblia, si Dios no vela por la ciudad, en vano vela la guardia. Por lo que sabemos, la catástrofe podría haber sido de consecuencias aún mucho mayores y realmente desastrosas.

 

P. ¿Qué papel han tenido los evangélicos ante la situación?

R. Es un tiempo vacacional, lo que provoca una gran dispersión en las iglesias. Una plana mayor del liderazgo estaba de vacaciones. Pero pusimos en marcha un operativo desde el Consell Evangèlic de Cataluña para la pastoral hospitalaria. Hemos estado en contacto con agentes pastorales para visitar los centros donde estaban las víctimas, para estar cerca de ellos, ofreciendo consuelo, lo que hiciera falta. También este pasado domingo se ha pedido a las iglesias que tuvieran tiempos especiales de oración por las víctimas de los hospitales. Creo que en todas las iglesias evangélicas de Cataluña lo han tenido presente este domingo. Además, ha venido un equipo especializado de la Asociación Billy Graham, que opera en estos casos de terrorismo internacional. Es un ministerio de consolación y evangelismo, con capellanes experimentados en estas situaciones. Estamos colaborando diversos agentes pastorales de las iglesias con ellos. Están cada día recorriendo las Ramblas, y otras zonas de la ciudad, hablando con la gente y ofreciendo consuelo ante esta situación.

 

P. Hemos podido ver tanto el grito común de “no tenemos miedo” como otras reacciones, sobre todo en redes sociales, de desprecio hacia los musulmanes. ¿Cómo queda la situación de convivencia en Cataluña tras este atentado?

R. Es compleja la situación. Hay sentimientos encontrados. A veces algunos se dejan llevar por los sentimientos primarios del dolor, del revanchismo, de venganza. Esto no debe ser así bajo ningún concepto. La comunidad musulmana ha estado presente. Hasta donde yo sé, ellos mantienen una actitud muy crítica con estas actuaciones terroristas. La gran mayoría de las federaciones islámicas de Cataluña se manifiestan en contra. La situación en general está controlada y tranquila, pero hay algunos flecos, hay incitaciones al odio. Pero todo esto va totalmente en contra de nuestro espíritu.

 

P. ¿Cómo crees que los cristianos evangélicos podemos reaccionar?

R. La máxima del apóstol Pablo de vencer con el bien el mal, es la respuesta que debemos tener. Esta situación tan compleja, como otras fuerzas latentes, destructivas. Este islam radical fundamentalista podría suponer 75 millones de bombas en el mundo, en medio de un colectivo de 1.700 millones de musulmanes que no son extremistas. Nuestra respuesta debe ser la de los pacificadores. No es que seamos incautos o ingenuos, pero la respuesta será propiciar la concordia, la convivencia, y defender nuestros valores democráticos, que están inspirados en nuestra fe cristiana. No podemos más que orar a Dios fervientemente. Desde nuestro programa de radio oro cada día por la ciudad, pidiendo públicamente que cuide nuestra ciudad. Esta es nuestra arma poderosa. A veces suceden cosas, el mal está implantado en la sociedad, pero el bien, el poder del evangelio de Jesús, de la gracia y el amor de Dios, tiene que prevalecer por encima de otros poderes. Al menos, de nuestra parte es la respuesta. Esa es la mejor alternativa.

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