La Reforma y sus efectos en la España de ayer y de hoy

España necesita recordar que los principios comunitarios, éticos, civiles, de progreso y derechos humanos, entre otros; provienen de una lectura no religiosa de las Sagradas Escrituras.

11 DE AGOSTO DE 2017 · 06:40

Detalle de la portada del libro.,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de La Reforma y sus efectos en la España de ayer y de hoy, de Jesús Londoño. (Editorial Clie, julio 2017). Puede saber más sobre el libro aquí.

CAPÍTULO I

EVALUANDO Y ENTENDIENDO LAS RAÍCES

La Reforma protestante, llevada a cabo en 1517 e iniciada por Martín Lutero y otros reformadores, no tuvo un impacto significativo y sistemático ni dentro de la sociedad española de ese tiempo, ni de la actual.

Se ve la Reforma por muchos cristianos evangélicos como un evento histórico que tiene mucho que aportar en estrictos sentidos doctrinales y fundamentales de la fe, pero muy poca relevancia para los desafíos actuales de la Iglesia y la sociedad.

Es necesario despertar en toda la Iglesia evangélica de España un sentido de identidad común basado en los principios y valores de la Reforma, que fortalezca un testimonio vivencial de Jesús en medio de la sociedad española del siglo XXI.

Es impactante reconocer que España es, sin duda, uno de los pocos países del llamado “primer mundo” que nunca ha vivido una visitación de Dios o experiencia espiritual (avivamiento) de índole bíblica y de alto impacto social.

Aun incluyo en este pensamiento, el desarrollo e influencia que la Reforma debería haber tenido en los siglos XVI, XVII y XVIII como lo hizo en muchas otras naciones de Europa. Esto, de por sí, ya causa muchas preguntas que son parte de la razón y el interés de este libro.

Es muy gratificante y alentador conocer sobre la tremenda expectativa que ha despertado, en toda Europa, el 500º Aniversario de la Reforma (1517– 2017); no solamente en círculos religiosos sino en muchos de los diferentes estamentos del tejido social, político y económico.

 

Jesús Londoño.

Cualquiera que se preste de entender la historia y el desarrollo de Europa como continente, no puede desconocer el profundo impacto creado por la Reforma para que hoy vivamos como naciones “cristianas”. Si hay algún sustrato común en toda Europa, es su raíz cristiana en el más hondo y amplio sentido de la palabra.

Sin embargo, este continente nunca ha tenido una identidad profunda, real y práctica en lengua, etnicidad, política, religión, etc.; por lo que se tiene que pensar en un conjunto extenso de naciones que viven bajo una realidad geográfica llamada Europa.

El historiador y teólogo Bernard Coster se refiere al tema de la siguiente manera:

“La pregunta por la identidad de Europa es la pregunta por los valores básicos de su cultura, por lo que todos los europeos tenemos en común. La identidad europea no es étnica. No formamos un sólo pueblo con – por ejemplo – un antepasado común, sea histórico o mitológico. Cada pueblo occidental es una mezcla de orígenes étnicos diferentes en la cual ciertamente reconocemos algunos rasgos de las tribus que en su tiempo la compusieron: ibéricas, italianas, celtas, germánicas, eslavas y otras, pero que apenas tienen relevancia para la identidad cultural. Europa tampoco es una unidad lingüística, ni histórica. Las experiencias históricas de cada país son diferentes y además hay diferencias importantes dentro de los países. Europa no es una unidad política: nunca ha formado un solo estado. Etnia, idioma, historia y política son los factores variables de la cultura occidental, que por ellos es una cultura tan variada y diversa, pero ninguno de ellos determina lo esencial de la cultura europea”.(1)

Por esa razón, es necesario profundizar en conceptos como el que esgrime Bonhoeffer (2000) al decir: “La encarnación de Dios en Jesucristo determina el pensamiento consciente o inconsciente de Europa.

El Jesucristo histórico es la continuidad de nuestra historia”. La conexión entre la Europa de todos los tiempos y el mundo antiguo no fue otra que el redescubrimiento del evangelio y su aplicación a la vida diaria.

El desarrollo de la mentalidad europea de los siglos XV, XVI y XVII fue altamente impactada por la cosmovisión cristiana de los varios movimientos reformadores de esos siglos.

Cada esfera de la sociedad europea lleva marcas intrínsecas de esta nueva forma de concebir la vida desde el marco conceptual de la Biblia y el evangelio de Jesucristo.

 

Portada del libro.

Hoy no se podría considerar a Europa como un continente poscristiano si sus raíces no hubiesen sido cristianas y sus fundamentos los principios y valores que emergieron de la Reforma. Bernd Neumann, ministro de Estado Alemán y miembro del Bundestag desde 1987, dijo en referencia a la Conmemoración del 500º Aniversario:

“La Reforma de hecho preparó el camino para el mundo moderno: promovió la formación de una imagen de la humanidad anclada en una nueva idea cristiana de la libertad. Esto movió el foco al desarrollo de la responsabilidad individual y las decisiones de la conciencia” (Neumann, 2016).

En ese marco conceptual es que vemos la necesidad de analizar, con mayor detalle y cuidado, cómo la Reforma se hizo presente en España y cuál ha sido su evolución dentro de la Iglesia cristiana evangélica y protestante.

Entender, al día de hoy, cómo se ve y cuán cerca se siente el proceso de la Reforma, es dar un paso al frente para construir puentes entre el legado histórico y los desafíos presentes.

España necesita recordar que los principios comunitarios, éticos, civiles, de progreso y derechos humanos, entre otros; provienen de una lectura no religiosa de las Sagradas Escrituras.

Muchos de los modelos sociales que se desarrollan hoy en España y Europa, son fruto de cientos de años de trabajo sobre fundamentos cristianos, enfatizados en la Reforma.

Este libro intenta indagar, no en profundidad, el entendimiento que tienen los creyentes españoles del siglo XXI sobre la Reforma protestante y sus beneficios en el arduo trabajo de predicar el evangelio en un contexto católico, ateo, posmoderno y, en definitiva, lejano a Dios.

Sacar la Reforma de su ámbito histórico y presentarla con nuevas formas que demuestren su relevancia dentro de las necesidades actuales, podrá acercar más a los cristianos evangélicos a un despertar no solo de su fe y sus fundamentos, sino mucho más hacia el amor y compromiso con el prójimo y con la predicación del evangelio.

(1) Coster explicó sus razonamientos en la ponencia presentada en la ESMT – 2006, en Barcelona, España.

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