‘Ocúpate en la lectura’

Los móviles, los ipods, las tablets y los ordenadores van desplazando a los libros. Sirven para leer, pero se los usa más como distracción que para educación. Escribir sigue siendo un arte para pocos valientes.

22 DE JULIO DE 2017 · 20:00

,papiro

Hasta ahora, algunos lectores de estos modestos artículos los definen como faltos de escuela, osados y sin estilo, entre otros comentarios. Son los gajes de este oficio al que quizás nunca llegue a practicar como se merece.

Criticar y no mostrar la alternativa que se cree correcta es propio de personas sin el arte de la exhortación o de la enseñanza. Siempre acepto las críticas constructivas; sin ellas nunca hubiese podido dedicarme a mi profesión ni aventurarme en otros menesteres. Sin embargo, saber por qué hay gente que solo crítica por criticar me ayuda a perfeccionarme.

El apóstol Pablo tenía muy claro que, para escribir, es necesario leer; y leer bien. Eso es lo que le aconseja a su hijo espiritual Timoteo. Pero, con leer no basta. Quien lee tiene la obligación moral de compartir lo que ha aprendido; de no enfrascar para sí los conocimientos adquiridos.

Por esa razón aconseja: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. ” (01)

Criticado por ‘no citar fuentes griegas o latinas’, Varetto es blanco de francotiradores. Pionero en resumir y divulgar la historia del cristianismo, sus libros ayudan a quienes se inician en el estudio de la fe cristiana.

El artículo de hoy resume una lista de escritores orientales que nos presenta en su libro ‘La Marcha del Cristianismo’ (02) bajo el título:

 

PRINCIPALES ESCRITORES CRISTIANOS DE ORIENTE

“El evangelio no sólo se propagó por medio del testimonio personal, sino por medio de la literatura, facilitando así el intercambio de pensamientos, entre los que vivían en regiones separadas, y haciendo más fácil y duradera la enseñanza.  Vamos a ocuparnos ahora de algunos de los escritores más notables:

Eusebio de Cesarea

Nació en el año 263 y murió en el año 339. Es generalmente llamado el padre de la Historia Eclesiástica, por haber sido el primero que se ocupó en escribir detalladamente sobre los acontecimientos relacionados con el cristianismo, desde los días del Señor hasta la época en la cual vivió.

Era oriundo de Palestina, probablemente de Cesárea, donde conoció a Panfilio, quien más tarde sufrió el martirio, y en memoria de quien añadió su nombre al suyo. En el año 315 fue elegido obispo de Cesárea; y cuando se reunió el Concilio de Nicea, tuvo a su cargo el discurso de bienvenida al emperador Constantino con quien desde entonces aparece siempre en muy íntima relación.

Su Historia Eclesiástica es una obra de mucho mérito a causa de los valiosos documentos que ha conservado, los cuales son una guía segura al estudiante de la materia, y casi la única fuente de información a que se puede recurrir. Otra de sus obras populares es la Vida de Constantino, en la cual pinta a su héroe en forma de panegírico, exagerando muchas veces sus buenas obras y encubriendo sus notables defectos.

Escribió también un libro titulado Preparación para el Evangelio, que consta de una colección de extractos de antiguos autores, destinados a preparar al lector para recibir inteligentemente el evangelio. La obra de Eusebio en el campo de la Historia fue continuada por Sócrates, un retórico de Constantinopla, que a principios del siglo quinto se consagró a continuar los trabajos tan felizmente iniciados por Eusebio. Su obra tiene el alto mérito de darnos a conocer las opiniones predominantes en aquel tiempo.

Los nombres de Sozómeno, de Teodoreto y Evagrio, son también dignos de ser recordados entre los de aquellos que han contribuido a dejar el recuerdo del desarrollo de la causa cristiana en aquellos días.

Cirilo De Alejandría

Después del de Atanasio es el de Cirilo el nombre de más figuración en la iglesia de Alejandría, ciudad donde nació en 378 y ocupó el episcopado desde el año 413 al 444, año de su muerte.

Su lucha fue contra las doctrinas nestorianas que se hicieron fuertes en sus días. Sus principales obras comprenden homilías, diálogos y diferentes tratados sobre la Trinidad y la Encarnación. Sus escritos están llenos de alegorías e interpretaciones simbólicas, a veces de poco valor.

Efrén el Sirio

Este fecundo escritor nació en el 306 y murió en el 373. Era natural de Nisibis, ciudad de Mesopotamia. Actuaba como diácono de la iglesia de Edesa, y nunca quiso ocupar un puesto de mayor importancia a fin de poder consagrarse mejor a los trabajos literarios.

 Escribía en siríaco, idioma en que aún existen algunas de sus obras y otras se han conservado en sus traducciones al griego y árabe. Su obra principal fue un Comentario del Antiguo Testamento, pero además escribió numerosas homilías y sermones.

Cirilo de Jerusalén

Nació en el año 315 y murió en el 386. Sus principales obras fueron de carácter catequístico.

Revisten un estilo sencillo, pero dan una idea correcta del pensamiento cristiano, con más fidelidad que otras obras de más fama y mejor escritas.

Teodoro de Mopsuestia

 (350 – 428)La antigüedad no conoció teólogo tan aventajado como Teodoro de Mopsuestia, conocido en las iglesias de Siria bajo el nombre de "el intérprete'' a causa de sus muchos trabajos exegéticos.

Tuvo el mérito de pronunciarse en contra del sistema alegorista, tan en boga en sus días, y volver al método racional, interpretando las Escrituras históricas y gramaticalmente.

Sus conocimientos críticos y filológicos eran vastos. Uno de sus adversarios dijo: "Trata a las Escrituras como a los demás escritos humanos". No pudo haber sido hecho mayor elogio de sus escritos. Los intérpretes de su tiempo habían dejado de interpretar para entretenerse en vanas y huecas especulaciones, haciendo de las Escrituras un libro de adivinanzas y no un libro en el cual Dios habla a los hombres por medio de hombres y en lenguaje de hombres.

Sus exposiciones fueron condenadas por el Concilio de Constantinopla 'en el año 553, como cien años después de su muerte, pero su nombre figura hoy entre los de los buenos y juiciosos intérpretes de la Palabra de Dios.

El Trío De Capadocia

Basilio el grande, su hermano Gregorio de Niza y Gregorio el nacianceno, compone el trío de Capadocia, nombre que recibieron de la provincia donde actuaron. 

Los dos primeros eran hijos de piadosos cristianos y tuvieron el privilegio de ser enseñados en las Escrituras desde la infancia. Al mismo tiempo recibieron una esmerada educación literaria, en su ciudad natal, y más tarde en Antioquia, Constantinopla y Atenas. En esta última ciudad entablaron relación con otro joven de nobles aspiraciones llamado Gregorio.

Desde Atenas escribían a su padre: "Conocemos sólo dos calles de la ciudad, la primera y mejor lleva a las iglesias y a los ministros del altar; la otra, que no apreciamos tanto, conduce a las escuelas y a los maestros de la ciencia. Las calles de los teatros, juegos y lugares de mundanos entretenimientos, las dejamos libres para otros".

Vuelto a su ciudad natal Basilio empezó su carrera de abogado, la cual pronto dejó por sentirse llamado al ministerio cristiano. Desde entonces se ocupó en despertar espiritualmente a su hermano quien había caído en la indiferencia. Fue llamado a Cesárea para actuar como asistente del obispo de aquella ciudad y cuando éste falleció fue elegido para ocupar el lugar que dejaba vacante.

 Gregorio nacianceno también desempeñó el cargo de obispo en la ciudad de Sasima y alcanzó gran fama por su elocuencia que sólo ha sido sobrepasada por la de Crisóstomo.”

Ojalá quienes ya hayan leído a estos escritores se animasen a instruirnos sobre lo que hayan aprendido de ellos, algunos de los cuales dieron su vida en defensa de su fe en Jesucristo. Estarían obrando en el mismo espíritu que el autor de este artículo: el de prestar un servicio para la sola gloria de Dios.

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Notas

Ilustración: trozo de escrito original de principios de esta era. El autor comenzó esta serie con este artículo: “Ocúpate en la Lectura, la Exhortación y la Enseñanza: LEE”.

01. 1ª Timoteo4:12-16.

02. Op. Citada, páginas 169 a 172.

03. Negritas usadas para dar énfasis.

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