Cobardía, pereza, soberbia y humanidad

A ninguno de nosotros nos gustaría estar en esas tres categorías, pero déjame decirte que caemos en ellas a menudo.

14 DE JULIO DE 2017 · 15:11

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George Gershwin, era uno de los músicos más conocidos en todo el mundo, pero fue a hablar con Stravinsky, porque quería saber más sobre la música clásica y extender sus límites, componiendo piezas mucho más importantes que las que él había hecho en la música ligera.

George había sido siempre un autodidacta y quería aprender. Con el paso del tiempo, y después de haberse visto varias veces, Stravinsky le preguntó a George cuánto ganaba con la música que componía, y éste le contestó: “Más de 100.000 dólares al año”. Stravinsky le dijo: “Entonces es mejor que Ud. me dé clases a mí”. Stravinsky demostró una gran humildad, y también la sabiduría de quien sabe que siempre puede aprender algo nuevo.

Hace unos meses una amiga que vive en Kenia me envió una oración que muchas personas elevan allí: “Dios y Señor, líbrame de los cobardes que no se atreven a enfrentar la verdad, de los perezosos que se conforman con medias verdades y de los soberbios que creen que lo saben todo”.

1. Cobardes
2. Perezosos
3. Soberbios

A ninguno de nosotros nos gustaría estar en esas tres categorías, pero déjame decirte que caemos en ellas a menudo. ¿No me crees? ¿Qué somos entonces…?

¿Qué somos cuando preferimos cualquier mentira para no tener que enfrentar lasconsecuencias de un cambio?

¿Qué somos cuando no trabajamos para encontrar lo que realmente merece la pena y descubrir las cosas buenas de la vida?

¿Qué somos cuando preferimos vivir con nuestro rostro arrogante y el corazón lleno de dolor, en lugar de dar el pequeño paso de reconocer que estamos equivocados, que quizás lo que pensábamos no era lo mejor, y que debemos pedir perdón a alguien?

Por mucho que nos empeñemos en demostrar lo contrario, si no somos capaces de enfrentar la verdad, sólo somos cobardes. Si no luchamos para proclamar y hacer justicia, es como si estuviésemos muertos en vida. Si por no cansarnos, o no perder parte de lo que creemos que tenemos, aceptamos que nos engañen o nosotros mismos engañamos a otros, sólo somos perezosos. Y si siempre creemos que la razón está con nosotros, estamos llenos de soberbia, porque nos empeñamos en pasar por encima de los demás y luchar contra ellos, caiga quien caiga. Nuestra soberbia es tal, que no nos importa lo que le suceda a otros con tal de que nosotros estemos bien.

¡Dios nos libre de nosotros mismos!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Cobardía, pereza, soberbia y humanidad