Mi sueño es volver

Su Graciosa Majestad Venganza arrima el ascua a nuestra sardina y descaradamente nos da la razón poniendo a Dios de nuestra parte, que es lo que queremos.

09 DE JUNIO DE 2017 · 15:47

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“Volveré”, son las palabras favoritas que pronuncia en nuestro interior Su Graciosa Majestad Venganza, descendiente directa de La Casa de los Odios Ocultos. Cada vez que nos hacen algo que consideramos malo promete aparecer en el momento oportuno. Su ofrecimiento tranquiliza nuestra ira y nuestro dolor y la esperamos complacientes. Deseamos que su presencia se sitúe entre nosotros y el enemigo, al menos que envíe a alguno de sus muchos vasallos a que nos haga justicia, mientras tanto, escuchamos el tintineo de su campanilla que nos recuerda con insistencia el daño que hemos recibido y aceptamos con gusto que estos sujetos sienten sus reales en nuestra mente en contra del amor, el perdón y la tolerancia. 

Cuando Su Graciosa Majestad Venganza, descendiente directa de la Casa de los Odios Ocultos nos defiende a ultranza, arrima el ascua a nuestra sardina y descaradamente nos da la razón poniendo a Dios de nuestra parte, que es lo que queremos. De este modo nos sentimos emocionalmente vencedores, aunque la dosis de escarmiento para el otro nos resulte siempre escasa.

Si bien como cristianos decidimos no resarcirnos personalmente en el campo de batalla porque estaríamos pecando ante la luz pública, no podemos negar que más de una vez y más de dos nos hemos cruzado de brazos a la espera de ver cómo la protección de Dios desaparece de la vida de quien nos ofendió y deja de recibir sus bendiciones. Hemos de reconocer que ese tiempo se nos hace eterno. 

Somos incapaces de aceptar que podemos recibir, igual que el resto de los mortales, el daño que otros nos ocasionen intencionadamente o no, al mismo tiempo que estamos convencidos de que nosotros lo hacemos todo bien, que nunca hacemos daño.

Por temporadas llevamos a Su Graciosa Majestad Venganza, descendiente directa de la Casa de los Odios Ocultos, cogida de la mano, sabiendo que se ofrece a remediar nuestro dolor con recetas de platos fríos y cuando se sale con la suya o mejor dicho, cuando nos salimos con la nuestra, acabamos con las buenas relaciones humanas y tratamos como bastardos los valores del  amor, el perdón y la tolerancia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Mi sueño es volver