Admirando al creador

Los dedos de Dios y del hombre se tocan cuando cada persona reconoce que su capacidad para crear es un regalo de su propio Creador.

12 DE JUNIO DE 2017 · 10:50

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La alemana Anne-Sophie Mutter, es reconocida como una de las mejores violinistas del mundo. Recientemente declaraba al periódico El País en una entrevista con motivo de la presentación de uno de sus últimos discos: “En el techo de la Capilla Sixtina, los dedos de Dios y el hombre se tocan; es lo mismo que sucede entre nosotros y el arte”.

Una de las cosas que más me impresiona de la Biblia es que ya en la primera frase, Dios se presenta a sí mismo como Creador. Esa es su primera característica, y de su creación no solamente surgimos nosotros, sino que vivimos, nos movemos, somos… y creamos. Los dedos de Dios y del hombre se tocan cuando cada persona reconoce que su capacidad para crear es un regalo de su propio Creador.

Lo entendió perfectamente el compositor en la antigüedad cuando escribió:

“Una cosa he pedido, (…) contemplar la belleza de Dios”*. (Salmo 27:4)

Cuando contemplamos esa belleza aprendemos a crear. Componemos, escribimos, trabajamos, admiramos, disfrutamos, ¡vivimos! Nuestra creatividad nace de la trascendencia de admirar la belleza en las cosas que nos rodean. Lo que creamos es siempre, lo sepamos o no, nuestra respuesta a la belleza de Dios.

Eso es lo realmente importante y lo que hace la diferencia en todo: disfrutar de Dios. Una persona tiene el corazón artista si ha aprendido a disfrutar de su Creador, a ver las cosas cómo Él las ve, a comprometerse a hacer la realidad mejor. Tenemos dentro de nosotros la necesidad de apreciar y adorar la belleza, que es lo mismo que la necesidad de apreciar y adorar a Dios, porque Él es la fuente de la belleza.

El problema en el mundo hoy es que mucha gente ha perdido la belleza del Salvador, y la buscan en muchas otras cosas que no satisfacen su alma, porque sólo Dios puede satisfacer plenamente esa necesidad de belleza. Respondemos a la belleza de Dios creando belleza, y seguimos recibiendo más de Él, y es un proceso sin fin.

Dios utiliza la belleza y la imaginación para expresar su carácter. Nosotros tenemos el privilegio de utilizar la ilusión y la imaginación para mostrar las verdades de Dios. Nuestro Creador es cualquier cosa menos aburrido, no lo olvides nunca. Nuestro mundo es una de las obras de arte de Dios, Él lo hizo y dijo que era bueno en gran manera. Nosotros debemos vivir amando las cosas que Dios hizo, tratándolas como Él las trata.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Admirando al creador