Evangelio de la Solidaridad: ¿futuro de la Misión Católico Romana?

El Espíritu Santo no está presente ni activo en una misión en la cual el pecado y la cruz de Cristo están ausentes.

  · Traducido por Rosa Gubianas

07 DE MAYO DE 2017 · 06:00

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Nota de Leonardo de Chirico: Doy las gracias a mi amigo y colega Reid Karr por su contribución, con su sutil artículo, a las series de Archivos del Vaticano. Reid es co-pastor de la iglesia Breccia de Roma, director asociado de la Reformanda Initiative (www.reformandainitiative.org) y candidato a doctor en Filosofía, que trabaja en la teología de la evangelización en el catolicismo romano del post-Vaticano II.

He aquí una pregunta cargada: ¿Cuál es el estado de la misionología hoy en día? Naturalmente, la respuesta a esta pregunta depende de unas cuantas variables, tales como la geografía, la cultura y la religión.

No hay duda de que es una pregunta difícil y complicada de contestar y acometer esta tarea requiere coraje y determinación. Charles E. Van Engen ha aceptado este reto e intenta responder a esta cuestión con su obra adecuadamente titulada “The State of Missiology Today: Global Innovations in Christian Witness” [El estado de la misionología hoy: Innovaciones globales en el testimonio cristiano].

El libro representa una colección de artículos, presentado en el Seminario Teológico Fuller en conmemoración del 50º aniversario de la Escuela de Estudios Interculturales. Las contribuciones se centran en los cincuenta años de la escuela de innovación en la misión y miran hacia los próximos cincuenta años, presentando así un estado general de la misionología hoy en día.

Una de las presentaciones pronunciadas en la celebración del aniversario es el eje de nuestra atención en este comentario. Se trata de una contribución de Mary Motte, que es una hermana de la Misión Franciscana de María y directora del Centro de Recursos de la Misión en North Providence, Rhode Island. Su artículo se titula “Emergence of New Paths: The future of Mission in Roman Catholicism” [La aparición de Nuevos Caminos: El futuro de la Misión en el Catolicismo Romano].

Sus pensamientos los examinamos aquí porque desde un punto de vista evangélico centrado en el evangelio son alarmantes y desconcertantes. Si bien es verdad que Motte es únicamente una voz entre muchas, capta con precisión un enfoque de la misión muy franciscano (en referencia al Papa) y de teología católico romana post Vaticano II.

La suya es una voz que ha sido moldeada por el Papa actual y es una clara indicación de la dirección que la Iglesia Católica está tomando. Dicho esto, ahora podemos preguntarnos, “¿Entonces, cuál es exactamente el futuro de la misión en el catolicismo romano?” Lo que sigue es una respuesta franciscana a esta importante pregunta.

 

Vocabulario Ausente

Al considerar una comprensión bíblica de la misión, hay ciertas palabras que vienen a la mente como esenciales si se espera permanecer fiel a las Escrituras.

Por ejemplo, sería imposible hablar sobre la misión y el propósito del pueblo de Dios en el mundo -pasado, presente y futuro- sin considerar el pecado y sus efectos devastadores en la humanidad.

Si evitamos el pecado, entonces también podemos evitar la cruz, puesto que fue en la cruz donde Cristo pagó el precio de nuestro pecado. En su artículo Mary Motte evita a ambos. La palabra “pecado” no se encuentra ni una sola vez.

El vocablo más cercano que incorpora es “culpabilidad” y es una referencia a la conciencia del Papa Francisco de que él es un pecador. La palabra “cruz” está completamente ausente y también lo están las “buenas nuevas” de lo que Cristo realizó allí a nuestro favor. No es sorprendente entonces que la palabra “salvación” también esté totalmente omitida.

Y, ¿qué hay del “perdón”? La utiliza sólo una vez, y de nuevo es una referencia de pasada a la conciencia del Papa Francisco que necesita el perdón. La muerte y la resurrección de Cristo son centrales en el evangelio y por consiguiente en la misión de la iglesia.

Este evangelio esencial, sin embargo, está ausente del escrito de Motte y el término “resurrección” no aparece nunca. Además, no hay ningún concepto de la redención bíblica en absoluto y la palabra “redención” tampoco se encuentra en ninguna parte.

La expresión “gracia” es utilizada tres veces por Motte. No obstante, cada vez que la usa no hay ningún intento para enumerar de que forma la gracia está destinada a contribuir al futuro de la misión en el catolicismo romano, ni siquiera menciona el papel que juega o como debe entenderse.

El lector encuentra la palabra “evangelio” varias veces, pero nunca la especifica. A pesar de la falta de definición cuando se lee se puede determinar fácilmente lo que Motte tiene en mente cuando se refiere al evangelio y quizás es por eso que nunca lo expone claramente.

Mientras que una tentativa bíblica para definir el evangelio ciertamente incluiría las palabras mencionadas arriba, no lo entiende así Motte, por lo que esto plantea esta pregunta: ¿Qué es exactamente el evangelio según Motte y cómo contribuye al futuro del catolicismo romano?

 

¿Una Solidaridad Integral?

En vez de saturar su articulación de la misión y el evangelio con términos tales como el pecado, el perdón, la cruz, la gracia, la salvación, la resurrección, la redención, etc. Motte emplea frecuentemente la expresión “solidaridad” para caracterizar su concepto franciscano del evangelio y el camino a seguir por la misión católico romana.

En resumen, el futuro de la misión en el catolicismo romano se halla en la búsqueda de la solidaridad. La solidaridad es el “nuevo camino” que ha surgido y representa la ruta que debe seguirse si la misión de la Iglesia quiere tener éxito.

Mientras las palabras indicadas arriba (el pecado, el perdón, etc.) están virtualmente ausentes de la obra de Motte, la expresión “solidaridad” aparece siete veces. La cita siguiente da una idea del evangelio de la solidaridad de Motte y como lo relaciona con la misión del catolicismo romano.

“La Misión”, apunta, “ha sido gradualmente transformada en fidelidad a la gente e implica andar con ellos en solidaridad dando testimonio del evangelio de Jesús” (versión Kindle, ubicación 4016).

La misión, por lo tanto, es la fidelidad a la gente (gente en general) y caminar con ellos en solidaridad. Entonces, ¿cómo anda uno con otro en solidaridad? Esto se cumple afanándose todos en nombre de la justicia, la paz y la integridad de la creación.

También se realiza estando con los pobres y los marginados, junto a los refugiados y orando y trabajando junto con los demás (ver ubicación 3933). Sin embargo, debe tenerse en cuenta, que al orar y trabajar juntos Motte manifiesta ¡que debe evitarse el proselitismo! En sus propias palabras, “la enorme significación de orar y trabajar juntos y evitar el proselitismo continúan siendo las fuentes de la energía inspirada por el Espíritu Santo” (ubicaciones 3933-3943). Motte sugiere, por consiguiente, que intentar convertir a otra persona a la fe propia o conjunto de creencias debe evitarse y que este enfoque está inspirado y aleccionado por el Espíritu Santo.

Para Motte, el sinónimo de caminar en solidaridad es abogar por una “comunidad espiritual global”. Citando a Ewert Cousins, Motte indica que, “las fuerzas que han estado laborando durante siglos han alcanzado en nuestros días un crescendo que tiene el poder de atraer a la raza humana a una red global y a las religiones del mundo a una comunidad espiritual global” (ubicaciones 3824-3834).

De nuevo, esto se cumple enfrentándose al “terrible sufrimiento y pérdidas de niños, mujeres y hombres y en sus insoportables experiencias de la migración, los desastres naturales, el hambre, la enfermedad y la muerte” (ubicación 3834). Al hacerlo, una “conciencia aguda de lo global nos conduce, más allá de los límites, a una concienciación creciente sobre el sufrimiento humano” (ubicación 3834).

Esto representa el evangelio de la solidaridad de Motte. Es el futuro de la misión en el catolicismo romano. Esto es el evangelio y es, en las palabras de Motte, “una revolución de misericordia” (ubicación 4085). Lo que es un epíteto apropiado para el Papa Francisco y su papado.

Motte, por supuesto, hace lo correcto cuando defiende a los pobres y a los marginados. Tiene razón cuando dice que la iglesia debe afrontar el terrible sufrimiento injustamente soportado por muchas personas.

La justicia y la paz definen el Dios de la Biblia, por lo tanto, también deben definir a su iglesia. Caminar en solidaridad con otros, incluso con aquellos que tienen creencias religiosas diferentes, debe ser alentado y buscado para promover la justicia y la paz, aliviar el sufrimiento de los pobres y ayudar a los innumerables refugiados y migrantes que se han visto desplazados de sus países de origen.

Estas son unas labores muy importantes que requieren solidaridad y colaboración. Sin embargo, todo esto no define en última instancia la misión de la iglesia bíblica.

 

El Corazón de la Misión

La misión de la iglesia consiste en predicar a Cristo crucificado. La misión de la iglesia es proclamar las buenas noticias que Cristo derrotó a la muerte y resucitó de la tumba, asegurando así la salvación y el perdón de los pecados para aquellos que ponen su fe en su sacrificio expiatorio.

La misión de la iglesia es difundir las buenas noticias que a causa de la inmensa gracia de Dios podemos recibir esta salvación como un don. La misión de la iglesia es proclamar las buenas noticias que todos estamos muertos en nuestros pecados, pero debido a lo que Dios ha hecho por nosotros mediante su hijo Jesucristo, y a través de sólo él, podemos vivir de nuevo y podemos tener vida eterna.

La misión de la iglesia es predicar este mensaje a todos y en todas partes, buscando comunicar el evangelio de una manera culturalmente relevante y efectiva que hable directamente al corazón de la persona que lo recibe.

Para esta misión la solidaridad es esencial, pero es una solidaridad que se define por la siguiente confesión: “¡Cristo es el Señor!” Porque sólo en Cristo encontramos nuestra salvación, el proselitismo (o sea, predicar el evangelio al mismo tiempo que se es respetuoso con los demás puntos de vista religiosos, pero esperando que la gente se vuelva a Cristo sin coerción) nunca debe ser evitado.

¿Cómo puede ser si no hay en ningún otro salvación, porque Dios no nos ha dado a conocer el nombre de ningún otro en el mundo por el cual podamos ser salvos (Hechos 4:12)? Si el evangelio de la solidaridad de Motte representa el futuro de la misión en el catolicismo romano, contrariamente a lo que ella cree ésta es una misión a la que le falta la energía del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo no está presente ni activo en una misión en la cual el pecado y la cruz de Cristo están ausentes. El evangelio es sobre el perdón y la salvación, es sobre la muerte y la vida, es sobre la gracia y la redención. Proclamar estas buenas noticias es la misión de la iglesia. Siempre lo ha sido y siempre lo será.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde Roma - Evangelio de la Solidaridad: ¿futuro de la Misión Católico Romana?