Pura poesía bíblica

Más de la mitad de la Biblia está escrita en poesía y además, en ella están representadas todas las formas de poesía que existen.

02 DE ABRIL DE 2017 · 06:40

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Foto: Unsplash.

El libro de Cantar de los Cantares es poesía aunque por la traducción no nos lo parezca.

Y no es el único libro de la Biblia escrito en lenguaje poético: la mayor parte de los libros proféticos están escritos en poesía, aunque a nosotros, cuando los leemos nos parezcan prosa, si bien es cierto que alguna vez nos encontramos con un versículo o alguna perícopa que nos orientan hacia un estilo más poético.

Esto suele ocurrir cuando la traducción se acerca más al sentido original.

Más de la mitad de la Biblia está escrita en poesía y además, en ella están representadas todas las formas de poesía que existen.

Una de ellas es la poesía lírica, que se utiliza en la mayor parte de los Salmos.

En la poesía lírica, el autor intenta expresar sus sentimientos y vivencias mas sentidas. Pero también existe la poesía dramática, en el libro de Job y en Cantar de los Cantares, dos obras que tienen más en común de lo que se cree.

Recordemos que en el libro de Job se descubre el sentido de la enfermedad y recordemos también lo que decíamos, a este respecto, en función del texto del capítulo 2 de Cantares “Estoy enferma de amor”.

Encontramos también la poesía rapsódica que aparece en el libro de Amós, Isaías, los oráculos de Balaán y en algunos otros lugares.

También nos encontramos con la poesía didáctica, a modo de enseñanza, en el libro de Proverbios y en algunos Salmos.

Por último, tenemos la poesía épica, que es aquella que narra hechos y hazañas específicas.

Toda la poesía de la Biblia tiene una característica especial muy importante, referente a la estructuración de los versos y las estrofas en función de la lengua hebrea.

La poesía de la Biblia se estructura de una manera completamente diferente a cómo se hace en la poesía escrita en el resto de idiomas y lenguas.

Por ejemplo, en el idioma castellano tenemos en cuenta la rima y el metro del poema; es decir, tenemos en cuenta cómo riman los versos entre si y el número de sílabas de cada verso, pero en el hebreo la poesía no se atiene ni a la rima ni al metro. La Poesía hebrea tiene que ver con la simetría de las cláusulas: cada verso contiene un sentido relacionado con el sentido que tiene otro verso u otra línea.

Es lo que conocemos como paralelismo: el sentido de un verso y otro es paralelo. Pueden ser versos sinónimos; ambos tienen el mismo sentido pero se escriben con vocablos diferentes. También puede ocurrir lo contrario, que el sentido de los versos sea antónimo. Entonces el verso significa lo contrario del siguiente.

En el hebreo existen versos de dos líneas que se llaman copla y versos de tres líneas que se llaman tercetos.

Ejemplos de paralelismo sinónimo en una copla: Salmo 47:6.

El Señor de los ejércitos está con nosotros

Nuestro refugio es el Dios de Jacob.

Ejemplo de paralelismo antónimo: Proverbios 27:6

Fieles son las heridas del que ama

Pero inoportunos los besos del que aborrece.

Lo más importante del paralelismo es que permite conservar el sentido de las realidades vivenciadas, la visión emocional y la profundidad sentimental, poética y espiritual en toda su esencia.

Nos preguntamos: ¿Y porqué –si creemos que la Biblia es la Palabra de Dios revelada– se escogió este género literario para expresar mas de la mitad de su contenido?

Pienso que no es una casualidad que la Biblia esté escrita en hebreo (salvo algunas partes del Antiguo Testamento escritas en arameo). Dios tenía un propósito: que la Biblia pudiese ser traducida al resto de idiomas, conservando toda la pureza de su contenido.

Al ser escrita en hebreo, el sentido está en el contenido de las cláusulas y no en la rima, ni en el metro.

Hay más formas importantes en la poesía hebrea: el estribillo, que aparece mucho en el Cantar de los Cantares; en este caso la utilización del estribillo es fundamental, no solo para realizar una división hipotética del libro sino también para una interpretación hermenéutica del mismo; no solo teniendo en cuenta el lenguaje que se utiliza para hablarnos, sino también el significado de lo que dice.

Si nos fijamos, el Cantar de los Cantares parece compendiar, a priori, una ensalada de contenidos deslavazados que no sugieren tener relación alguna entre si.

Por ejemplo se nos describe a una mujer morena, qué podría ser hija de un rey, para más adelante presentarla como una pastora.

Igual sucede con el esposo. En cuanto al entorno, tan pronto se nos sitúa en el campo, como en el desierto o un huerto. Parecen imágenes superpuestas de difícil comprensión. Sin embargo, si lo analizamos desde el sentido del lenguaje simbólico, todo puede tener un sentido argumental y coherente.

Si buscamos los orígenes de la poesía, tenemos que retroceder en el tiempo histórico a la poesía bucólica o pastoril, que comenzó siendo una poesía oral: después pasó a escribirse para ser cantada y recitada.

En la historia de la literatura, la poesía bucólica pasó por dos momentos importantes que se corresponden con dos autores: uno griego y otro romano. El primero de ellos fue Teócrito, que vivió tres siglos a. C. y al que se le considera el padre de la poesía bucólica.

Posteriormente Virgilio, entre los romanos, fue el gran continuador de este género. El libro de Cantar de los Cantares tiene una relación directa con esta clase de poesía y fue escrito unos nueve siglos antes de Jesucristo por el Rey Salomón. Por consiguiente, se trata del primer libro de poesía bucólica en la historia de la literatura universal.

Volviendo al tema del estribillo, hay que tener en cuenta que en la poesía hebrea el estribillo indica el final de una estrofa, algo similar a lo que ocurre en la lengua española.

Veamos un ejemplo: El Salmo 80 tiene un estribillo:

¡Oh Dios de los ejércitos! Haznos tornar y haz resplandecer tu rostro y seremos salvos.

Este estribillo se repite en el versículo 3, 7 y quizás en el 14 y el 19.

Una de las mejores traducciones que existen para el estudio de Cantar de los Cantares es la Versión Moderna de la Biblia, escrita en castellano. Se la ha tachado de árida porque pierde riqueza literaria, pero no se tiene en cuenta que esta versión está al servicio del estudio exegético y no es la más adecuada para la lectura devocional.

No obstante, en mi criterio, se trata de una versión más literal de las Escrituras, sobre todo en lo que se refiere al Antiguo Testamento, y tiene la ventaja de acercarnos al sentido más puro y original de los textos hebreos.

Es interesante leer el estribillo de Cantar de los Cantares en esta versión. La versión de Reina Valera del 60 le da un sentido más afectivo y emocional al texto, pero nos aleja del significado del original.

Pongamos un ejemplo con el sentido del estribillo en ambas versiones:

El capítulo 2 y verso 7 de Reina Valera dice:

“Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo,

Que no despertéis, ni hagáis velar al amor hasta que quiera”

El estribillo se repite en el capítulo 3 y verso 5 y en el capítulo 8 y verso 4.

Otros estribillos que no permanecen tan manifiestos, están incluidos en el capítulo 2 y verso 17:

“Hasta que apunte el día, y huyan las sombras,

Vuélvete, amado Mío, se

Semejante al corzo o al cervatillo

sobre los montes de Betel”.

Y en el último verso del capítulo 8 dice:

“Apresúrate, amado Mío, se

Semejante al corzo, o al cervatillo sobre las montañas de los aromas”.

Analicemos el primer estribillo en la Versión Moderna de la Biblia:

Yo os conjuro, Oh hijas de

Jerusalén, por las gacelas y por las

ciervas del campo, que no despertéis, y que no quitéis  

el sueño a mi amada, hasta que ella quiera”

He trabajado muchísimo sobre esta traducción y la considero clave para entender el libro. La diferencia con Reina Valera es obvia. Considero que esta traducción es la mejor traducción que se puede hacer del idioma original.

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