Sublime gracia

Amazing Grace es la autobiografía espiritual de John Newton convertida en himno.

31 DE MARZO DE 2017 · 06:20

John Newton.,
John Newton.

Que nadie se alarme, no pretendemos enmendar la plana a Cristóbal Morales; ni siquiera a David Vater, sino que nos sumamos al último para aportar la traducción de la estrofa que faltaba y así poder cantar completo en castellano el himno que compuso John Newton y que fue publicado por primera vez en 1779 en Olney Hymns, precedido por 1 Crónicas 17:16-17.

Según el Dictionary of North American Hymnology, Amazing Grace es la autobiografía espiritual de John Newton convertida en himno. Solo un año antes de la publicación del himno, escribió lo siguiente:

"Qué industriosamente es servido Satán. Yo era entonces uno de sus activos tentadores y si mi influencia hubiera sido igual a mis deseos me habría llevado a toda la raza humana conmigo. Un borracho común o un despilfarrador es un débil pecador comparado con lo que yo era."

Unámonos a su confesión y entonemos junto a los redimidos este sublime himno.

Luego el rey David se presentó ante el Señor y le dijo: Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar tan lejos? Como si esto fuera poco, has hecho promesas a este tu siervo en cuanto al futuro de su dinastía. ¡Me has tratado como si fuera yo un hombre muy importante, Señor y Dios! 1 Crónicas 17:16-17 (NVI).

 

SUBLIME GRACIA

Letra: John Newton, 1779. Traducción: Cristóbal E. Morales, 1898-1981, estrofas 1ª-3ª y 6ª; Santiago Míguez de la Rosa, 4ª estrofa, 2013; David Vater, 5ª estrofa. Música: Melodía americana, 1831. Armonización: Edwin O. Excell, 1900.

 

Re Re7 Sol Re/fa#m

Sublime gracia del Señor,

Sim Mi4 Mi7 La4 La7

que a un infeliz salvó,

Re Re7 Sol Fa#m7

fui ciego mas hoy veo yo,

Sim7 Mim La7 Re La4 La7

perdido y él me halló.

 

Su gracia me enseñó a temer;

mis dudas ahuyentó.

¡Oh, cuán precioso fue a mi ser,

cuando él me transformó!

 

En los peligros o aflicción

que yo he tenido aquí,

su gracia siempre me libró

y me guiará feliz.

 

Mi bien promete el Salvador,

me da seguridad.

Será mi escudo y mi porción

lo que haya de durar.

 

Y cuando falle el corazón

y mi vida mortal,

yo poseeré con él allí

reposo eternal.

 

Y cuando en Sion por siglos mil,

brillando esté cual sol,

yo cantaré por siempre allí

su amor que me salvó.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Salmos, himnos y cánticos espirituales - Sublime gracia