Nuestro verdadero valor

A los ojos de Dios no existen las causas sin esperanza o las personas que parecen no tener valor, porque los ojos de Dios brillan al vernos a cada uno de nosotros.

24 DE MARZO DE 2017 · 12:40

Gummo Marx (Fair use  - Wikipedia),
Gummo Marx (Fair use - Wikipedia)

Gummo era el segundo de los hermanos Marx por nacimiento, pero en las películas de los famosos humoristas, siempre ocupaba el quinto lugar. En cierta manera vivió siempre con ese estigma de ser el último y el menos conocido de los hermanos. Tanto es así, que se decía que su propio hijo le contaba a sus amigos que era hijo de Harpo, porque nadie conocía a su padre. Un día, en un arranque de humor ácido, llegó a decir que iba a cambiar su apellido por el de “Gota”, para que cuando alguien le preguntase “¿Qué gota?” él pudiese responder “la que colmó el vaso”. 

Estarás de acuerdo conmigo que no debemos juzgarle demasiado duramente. Todos nos sentimos mal cuando no reconocen nuestro trabajo. Nos hace daño que los demás no sepan lo que estamos haciendo, incluso cuando estamos intentando hacer algo bueno y la gente no es capaz de ver nuestras motivaciones. Perdemos nuestro sentido en la vida cuando nos desprecian, nos dejan de lado o no quieren ni siquiera escuchar nuestras palabras. Nos duele que otros piensen que nuestras ideas no son buenas sin ni siquiera conocerlas. Nos juzgan muchas veces sólo por lo que creen que somos, no por lo que somos en realidad. Entonces pensamos que ya no hay remedio, que esa gota colmó el vaso, que casi nada merece la pena.

Si nuestra vida termina ahí, tengo que darle la razón a Gummo al pensar que la frustración es demasiado grande y nuestro valor demasiado pequeño. Pero no todo es como parece: Dios conoce las intenciones de nuestro corazón. No hay lugar a malas interpretaciones, o a que nos entiendan mal... Él conoce perfectamente nuestro interior. Para Él, nuestras ideas tienen valor, No tenemos que darle explicaciones, no tenemos que fingir. No hay que prepararse mentalmente para saber cómo explicar lo que hay dentro de nosotros: Cuando venimos a Él, ya sabe lo que vamos a decir, nuestro corazón está abierto a sus ojos.

Es bueno que sea así, porque a los ojos del cielo no hay perdedores. A los ojos de Dios no existen las causas sin esperanza o las personas que parecen no tener valor, porque los ojos de Dios brillan al vernos a cada uno de nosotros. Nuestro Creador nos hizo de tal manera que todos tenemos un valor impresionante. Todos: gente como tu y yo, con nuestros propios sentimientos y nuestras limitaciones. Con nuestros problemas y frustraciones. Despreciados e incomprendidos. Personas “al borde de un ataque de nervios” quizás por las circunstancias que nos rodean, pero gente maravillada por el amor que encontramos en los ojos de Dios.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Nuestro verdadero valor