11 millones por uno

Los evangélicos latinos que decidieron votar por Trump asumieron que un juez pesaba más que los 11 millones y sus familias.

25 DE FEBRERO DE 2017 · 21:30

,

Uno de los argumentos que utilizaron líderes evangélicos latinos al apoyar a Donald Trump era la importancia de que se nombrara un juez conservador a la corte suprema. Según este argumento, una contribución clave de la presidencia Trump será el nuevo juez y otros posibles jueces que podrían ser nombrados a la corte durante su presidencia. La idea detrás de este argumento es que un juez conservador garantizaría la agenda conservadora por toda una generación. Siendo que un juez conservador apoyaría ciertos valores cristianos como el matrimonio bíblico y la protección a los no-nacidos, estas personas nos dijeron que debíamos apoyar a Trump, aunque no estuviéramos de acuerdo con muchas de sus políticas. Estos dos temas debieran pesar más que cualquier otro asunto.

Pero el mismo candidato Trump dijo claramente que uno de sus primeras acciones sería accelerar las deportaciones de los inmigrantes con documentación irregular. Sus órdenes ejecutivas apuntan hacia la intención de cumplir con esa promesa electoral. Ya existe sozobra en muchas partes de la comunidad inmigrante y todo indica que la situación se va a poner peor. El presidente no ha podido conseguir los fondos para las expansiones que busca, pero sí ha autorizado a los agentes de la migra a deportar a cualquiera, sin tomar en cuenta su tiempo en EEUU, su situación familiar, su contribución a la comunidad, etc.

El mismo presidente que prometió un candidato conservador como juez para la corte suprema prometió las deportaciones masivas. Y parece que tiene la intención de cumplir las dos promesas. Para la comunidad inmigrante el “costo” del juez conservador son 11 millones de personas deportadas o amenazadas con deportación.

Es posible que un juez conservador tenga un impacto sobre la dirección legal del país por los siguientes años. Para muchos líderes evangélicos esta posibilidad tiene mucho peso. Sin embargo, como cristiano sé que no debo esperar que las autoridades legales apoyen valores cristianos. También sé que el problema con querer apoyar valores cristianos con sistemas legales es que los valores cristianos cruzan las líneas ideológicas. Un juez que apoye una serie de valores “cristianos” muchas veces no va a apoyar otros valores igualmente cristianos. También se tiene que reconocer que hay valores en cada línea ideológica que van contrarios al evangelio. El hecho de que un juez sea pro-vida no implica que será pro-justicia social para los pobres (o vice-versa). Deseo que las cortes sean justas, pero no debo pretender que sean cristianas.

Lo que sí está claro es el impacto de las deportaciones masivas propuestas por el Presidente Trump. Cada deportación tendrá impacto sobre familias concretas, rompiendo lazos familiares y lastimando a niños. Los familiares que dependen de las remesas perderán la ayuda económica que están recibiendo. Los países que tengan que reincorporar a los deportados sufrirán el impacto de perder remesas y de tener que proveer empleo a los que regresan. También es claro que la política “mano dura” con relación a México y los países del sur está dañando las relaciones con nuestros países vecinos. Por otro lado, múltiples estudios serios han demostrado que la expulsión forzosa de los inmigrantes tendría un efecto muy negativo sobre la economía de este país. Y si se crea una relación más negativa con México el efecto macro-económico lo pagaremos en los Estados Unidos. (También se tiene que reconocer que los inmigrantes son la base de muchas iglesias evangélicas latinas en los Estados Unidos. Su ausencia se hará notar en nuestras iglesias.)

Los evangélicos latinos que decidieron votar por Trump asumieron que un juez pesaba más que los 11 millones y sus familias. Tal vez pensaron que el presidente cumpliría su promesa sobre el juez, pero no cumpliría su promesa sobre los inmigrantes. Pero en este momento parece claro que el presidente tiene la intención de hacerle más difícil la vida a los inmigrantes.

Los que ahora están bajo amenaza de deportación son miembros de nuestras iglesias, son nuestros vecinos, son los que cosechan nuestra comida, los que limpian nuestras casas y cuidan de nuestros niños. También es claro que los 11 millones representan a los “más pequeños” que Jesús constantemente apoyó. Por eso me tengo que preguntar: Como cristiano, ¿será justo el trato? ¿Se justifica el daño concreto a miles y millones de personas para tener un juez conservador? ¿Será que vale más que 11 millones de inmigrantes? ¿Será que 11 millones por uno es matemática divina?

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - 11 millones por uno