La grandeza adopta lo insignificante

Cuando Jesús adoptó lo insignificante, abiertamente expuso la relativa insignificancia de aquellos que buscaban presentarse como grandes. 

15 DE ENERO DE 2017 · 12:25

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 Una vez escuché una historia acerca del Dr. Harry Ironside cuando era el pastor de la Iglesia Memorial Moody en Chicago. Una familia había sido grandemente influenciada por las enseñanzas del Dr. Ironside. Como resultado de ello, ahorraron durante meses para llevar a sus hijos en un viaje especial a Chicago para escuchar a este famoso predicador. 

Cuando finalmente visitaron la iglesia, los padres quedaron entusiasmados con la experiencia de la alabanza, y se emocionaron por haber escuchado al Pastor Ironside en persona. Mientras salían del servicio religioso, pensaron que sus hijos también se habrían regocijado con la experiencia, así que les pidieron que compartieran sus pensamientos. Después de reflexionar un rato, uno de los niños dijo: “Siempre he escuchado lo grandioso que se suponía que era el Pastor Ironside. Pero no fue tan grandioso. Entendí todo lo que dijo”.

En un sentido, así fue con Jesús. Los “grandes” líderes religiosos de su tiempo no estuvieron inclinados -o ni siquiera fueron capaces- de relacionarse bien con las personas aparentemente insignificantes del mundo. Jesús, no obstante, mostró cómo la verdadera grandeza es capaz de salvar esa brecha de una manera que parecía natural y sin esfuerzo alguno.

En el Israel del primer siglo, muy pocas cosas eran consideradas más insignificantes que los niños. Y, sin embargo, Jesús amaba a los niños y ellos se sentían cómodos con Él. Jesús incluso usó a un niño como ilustración de la verdadera grandeza:

Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí, y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande (Lucas 9:47-48).

Incluso hoy tendemos a pensar que a los niños “se les debe ver pero no escuchar”. Tenemos la tendencia a compartir el mismo sentimiento de W. C. Fields cuando dijo: “Vete, niño. Me molestas”. Pero los niños no eran insignificantes para Jesús.

De hecho, desde el pajarillo más pequeño (Mateo 10:29) hasta los lirios del campo están aquí hoy, pero ya no mañana (Mateo 6:28-30), Jesús constantemente colocaba el valor de la grandeza en las cosas que el mundo veía como insignificantes.

Irónicamente, cuando Jesús adoptó lo insignificante, expuso abiertamente la relativa insignificancia de aquellos que buscaban presentarse como grandes. En Mateo 20:25-26, Jesús trató ese problema de frente, tal y como leemos a continuación:

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor. 

Jesús, cuando trató con el joven rico, buscó traer una perspectiva celestial a nuestros paradigmas terrenales recordándonos el peligro de ser consumidos por las grandes riquezas (Marcos 10:22). Él también advirtió que no se debe medir la grandeza por logros que no pueden perdurar al exponer la naturaleza temporal del templo (Marcos 13:1-2). Incluso advirtió contra la tendencia de las personas presumidas a hacer alarde de su religión como si fuera el emblema y la insignia de su grandeza (Mateo 6:1-5). 

Jesús sorprendió a las personas de su tiempo redefiniendo los términos y las normas de lo que era verdaderamente grande y lo que en realidad era insignificante. Y, debido a que Él mismo era -y es- verdaderamente grande, era inquietante su disposición a darle valor a lo que el mundo veía como carente de importancia. Incomodó a las personas de su tiempo al desdeñar constantemente lo “grande” para adoptar lo “insignificante”.

Irónicamente, cuando Jesús adoptó lo insignificante, abiertamente expuso la relativa insignificancia de aquellos que buscaban presentarse como grandes. 

 

 

(Continuaremos en próximos artículos.)

(Artículos extraídos y adaptados del librito El lado sorprendente de Dios, escrito por Bill Crowder y publicado por Ministerios Nuestro Pan Diario en su serie Tiempo de Buscar. Puedes encontrar este y otros libritos sobre diferentes temas en: http://nuestropandiario.org/2009/09/serie-tiempo-de-buscar/

El link para la descarga de este librito en concreto es: http://d254u7jd4zosxo.cloudfront.net/files/2011/01/G2254_Surprising_ESP.pdf?7489a8

Si deseas más información, puedes escribirnos a [email protected].

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Intimidad con Dios - La grandeza adopta lo insignificante