Diálogo con la espiritualidad española del siglo XVI

Samuel Escobar:  “Tanto en los impulsos como en el contenido, Soto Fontánez ve paralelos entre la mística española del siglo 16 y la espiritualidad del Pietismo de Spener, Francke y von Zinzendorf, focos de renovación del protestantismo y de impulso misionero”.

17 DE DICIEMBRE DE 2016 · 20:00

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Concluimos el tercer y último capítulo del libro De la Misión a la Teología de Samuel Escobar (Kairós 1998). En el apartado Espiritualidad española y pastoral evangélica, el autor continúa presentándonos ese diálogo con la espiritualidad española del siglo XVI, esta vez desde la perspectiva de Santiago Soto Fontánez.

Como ya comentó anteriormente Escobar, Soto Fontánez fue fundamentalmente un pastor y maestro, aunque también un estudioso serio de la cultura hispanoamericana. Su acercamiento a los místicos españoles del siglo 16 parte de una intención pastoral y mantiene esa nota a lo largo de la exposición de su mencionado curso. Era consciente de que el lector evangélico promedio desconocía la mística española y además permanecía ignorante del catolicismo. Así decidió proveer a sus alumnos no sólo de una antología sino también de un glosario de términos católicos básicos, porque percibió que se dirigía a alumnos que, aunque iban a ser pastores en el mundo hispano, estaban poco familiarizados con la literatura. En su trabajo introductorio y a lo largo de su exposición, su presentación de Santa Teresa y San Juan de la Cruz va continuamente intercalada con referencias a su práctica pastoral y a la situación de los hispanos en Norteamérica, entre quienes tenían que ministrar sus oyentes.

 

Diálogo con la espiritualidad española del siglo XVI

El conocimiento de la mística española es para Soto Fontánez un recurso cultural muy importante para el predicador evangélico. Afirma que la literatura española tiene más contenido bíblico de lo que generalmente se cree. Hay en ella una vena religiosa cuyo conocimiento puede servirnos para comprendernos a nosotros mismos. Más aún, "es sobre todo en la literatura mística del siglo XVI, Siglo de Oro de la literatura española, donde encontramos nosotros un sentido del verdadero cristianismo rara vez hallado en los autores religiosos modernos".  Los tres autores que explora en su curso son Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Nos recuerda que "Teresa de Jesús, la mística transida del amor divino, es también cristiana práctica que percibe la presencia de Dios aun en la cocina: "entre los pucheros también anda el Señor". Su Camino de Perfección, Las moradas, y Castillo interior, son tratados de la vida cristiana vivida fuera de ritos y ceremonias.

La literatura de la experiencia mística española, según Soto Fontánez, puede caracterizarse por ciertas notas que son de especial interés para el evangélico latinoamericano. Así hay tres notas que nuestro autor escoge para caracterizarla: se trata de una literatura cristocéntrica, bíblica y profundamente castellana. El 'cristocentrismo' es factor de especial interés para el evangélico. Soto Fontánez lo ilustra con el cristocentrismo de Santa Teresa, que se concentra en la contemplación del Cristo resucitado, aunque empiece con el Cristo sufriente de la imaginería española clásica que ha perdurado en América Latina. Ese cristocentrismo es también clave en los escritos de San Juan de la Cruz, como, por ejemplo, en las poesías que utilizan el lenguaje erótico para referirse a la relación entre el alma y su amado, que no es otro que Cristo, el Verbo Hijo de Dios. Soto Fontánez cree que "en San Juan de la Cruz y en Santa Teresa hay doctrina católica que no podemos aceptar, pero descartando eso, estas personas muestran una espiritualidad profunda que confiaba en Cristo para la salvación".

El 'carácter bíblico' lo ilustra también la Santa, en cuyos escritos abundan referencias al texto bíblico. Soto Fontánez afirma acerca del libro 'Camino de perfección' de Santa Teresa: "es el mejor estudio que he encontrado acerca del Padrenuestro, la oración del Señor". Respecto a otros escritos de Santa Teresa, sostiene que aunque parece que a veces ella no tuvo una Biblia a mano para proporcionar referencias exactas, citó de memoria y por ello a veces no sabía si atribuir algunas expresiones a San Pablo o a Jesucristo. Soto Fontánez explica cómo Santa Teresa en su obra 'Las moradas' desarrolla las tres vías clásicas de la mística: la purgativa, la iluminativa y la unitiva. Conforme va exponiéndolas Soto Fontánez señala los momentos de la enseñanza del Apóstol Pablo en que aparecen estos tres aspectos de la experiencia con Dios. Inclusive, Soto Fontánez compara 'El peregrino' de Bunyan —clásico de la espiritualidad protestante— con Santa Teresa. Casi al comienzo del relato de Bunyan el Peregrino descarga al pie de la cruz el peso de su pecado en lo que sería el equivalente de la etapa purgativa, que precede al peregrinaje en unión con Dios.

Soto Fontánez destaca en tercer lugar el 'carácter específicamente castellano' de la literatura mística, que se produce en un momento en que esta lengua romance alcanza su máximo esplendor, sustituyendo al latín en los escritos teológicos. Refiriéndose al hecho de que Fray Luis de León, él mismo poeta y traductor de la Biblia, fuese el editor de las obras de Santa Teresa, afirma: "La literatura mística se produce en el siglo de oro, el momento más alto de la lengua española, escrita en un castellano ejemplar, precisamente en el momento en que se echa a un lado el latín y se adopta el romance...".

La insistencia de Soto Fontánez en cuanto a la calidad literaria de los escritos místicos del siglo 16 busca no sólo interesar a sus oyentes en la lectura sino señalar el valor preceptivo que tienen para el predicador actual, ya que "para predicar es obligatorio conocer la lengua, saber el valor de las palabras, y usar éstas con exactitud y con arte".

 

Diálogo con la espiritualidad española del siglo XVI

Para Soto Fontánez era importante recordar que hay un substrato católico en la cultura latinoamericana al cual no son ajenos los evangélicos, aunque no siempre se hayan dado cuenta. En su práctica pastoral ha encontrado instancias numerosas de lenguaje y actitud que reflejan dicho substrato, empezando por la frase "Ave María", que los evangélicos de la región del Caribe no han dejado de utilizar como expresión de sorpresa o admiración. Hay elementos de ese substrato católico que tocan a lo fundamental de la vida cristiana que un evangélico puede aceptar. Por esa razón, por ejemplo, la 'Imitación de Cristo' de Kempis, tan popular en la España de los siglos 15 y 16, es todavía un instrumento valioso para la pastoral de la espiritualidad. En la introducción de su curso, Soto Fontánez cita a Ganivet y sus afirmaciones sobre el carácter español, y regresa sobre el tema, conectándolo con la espiritualidad evangélica. En el diálogo subsiguiente a su segunda exposición, afirma: "Nosotros llevamos dentro el substrato de la tendencia mística española, que precisamente se une con la tendencia pietista centroeuropea y anglosajona. Vivimos en un mundo espiritual híbrido que une las dos tendencias, y que trata de afirmar y darle normas a la espiritualidad".

Dentro de la dinámica de esta preocupación pastoral Soto Fontánez también realiza una lectura de Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa, cotejando su material conti nuamente con la experiencia del apóstol Pablo, tan familiar para el evangélico hispanoamericano. En la pastoral matrimonial de Fray Luis que se presenta en 'La perfecta casada', Soto Fontánez ve elementos de crítica al monasticismo medieval que recupera la noción paulina del cuerpo como morada del Espíritu y no como enemigo del alma. Asimismo al exponer la dimensión activista de la mística de Santa Teresa, que llega a considerar el servicio al prójimo como forma más elevada de oración, Soto Fontánez afirma que aquí la Santa sale del ascetismo medieval y regresa a la espiritualidad paulina que fue espiritualidad "en el mundo". Esto no sería contradictorio con la disciplina espiritual y la ascética que conlleva la preparación para la misión. En relación con este punto Soto Fontánez hace referencia a movimientos evangélicos notables como el metodismo primitivo y el Ejército de Salvación, cuyos iniciadores fueron practicantes de una espiritualidad disciplinada, enfocada específicamente al servicio de Cristo en momentos cruciales de la vida de las iglesias.

 

Diálogo con la espiritualidad española del siglo XVI

Tanto en los impulsos como en el contenido, Soto Fontánez ve paralelos entre la mística española del siglo 16 y la espiritualidad del Pietismo de Spener, Francke y von Zinzendorf, focos de renovación del protestantismo y de impulso misionero. Señala cómo el pietismo se proyecta en el metodismo hacia las experiencias de profunda espiritualidad de los hermanos Wesley, y que "el metodismo fue ascético y místico en la doctrina y la práctica". Nos recuerda que Carlos Wesley fue poeta como Santa Teresa y San Juan, y que su poesía se hizo himnología, cuya influencia llega hasta nuestros tiempos. También menciona a Juan Wesley, que quería consagrarse a "difundir santidad por el mundo" anunciando un mensaje de gracia que limpia, lleva al arrepentimiento, convierte y santifica, un proceso que nos recuerda las tres vías de la mística clásica. Así es como los propios grandes maestros de la espiritualidad protestante, pueden ser un camino que nos lleva a apreciar la riqueza de la espiritualidad católica del siglo 16 y sus posibilidades para la predicación y pastoral actual en el mundo hispano.

A modo de conclusión, Escobar cita a Justo L. González, quien  ha escrito que "hay un nuevo cristianismo que está naciendo en América Latina y entre los hispanos de los Estados Unidos ... Atraviesa líneas denominacionales hasta el punto que tiende a vencer muchas de las barreras entre protestantes y católicos que surgieron en el siglo 16 y luego fueron fomentadas por la Inquisición católica y el movimiento misionero protestante.

"Si esto es verdad y ese movimiento sigue avanzando", señala Escobar para cerrar este último capítulo de su libro, "el aporte de Mergal y Soto Fontánez, en su diálogo con la espiritualidad española del siglo 16, señala rutas que pueden seguirse con provecho tanto en la autocomprensión de los protestantes hispanos, como en la pastoral para las iglesias hispanas".

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