La fe con sonrisa

El cristiano ve su fe desde la sonrisa, la luz y el gozo y sabe crear gozo, luz y sonrisa de su fe.

27 DE NOVIEMBRE DE 2016 · 14:35

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El 13 de noviembre de 1993 mi madre marchó al “Hogar Celestial” y por esta y otras razones, en estos días me surgen recuerdos de la bendición que con ella, nos dio Dios a mi hermana y a mí. Entre tantos, nunca olvidaré cuando me decía, en tiempo de su ya crónica sordera: “hijo porque sé que predicas de Dios, no me preocupan tus gestos, tus movimientos y tus muchas sonrisas,,,”; difícilmente se imaginará nadie lo que significaron aquellas palabras: “predicar y sonreír”, pues “Desde el Corazón” desde aquellas observaciones, consideré que mis predicaciones deberían contener la profundidad bíblica devolviendo al mensaje de Dios el rostro alegre que le estábamos ninguneando y convencer a mis hermanos de que la predicación no es el ‘coco’ sino que el Evangelio es la “buena noticia” que no tiene nada que ver con el aburrimiento ni con las tinieblas.

De aquellos años y madurando en mis lecturas literarias me gustó encontrarme (dentro de un libro cuyo conjunto no me satisfizo en todo, El nombre de la rosa) un párrafo en el que el protagonista grita que “el diablo no es el príncipe de la materia, sino la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa”; que “el diablo es sombrío porque sabe a dónde va y siempre va al sitio de donde procede”, pues “vive en las tinieblas”. Efectivamente, una de las cosas que separa a un cristiano de un demonio, no es simplemente que él tenga fe y el diablo no, sino que el cristiano ve su fe desde la sonrisa, la luz y el gozo y sabe crear gozo, luz y sonrisa de su fe.

No siempre se pregona esto. Precisamente, en estos días, preparando estudios para mi clase de Escuela Dominical de próximas fechas, y centrándome en las diversas Constituciones desde la de la República de 1931 hasta nuestros días, en los articulados sobre la “Libertad Religiosa”, descubro la revista satírica “La Traca” (Almanaque 1932), que parodiando lo que se decía de: El Estado español no tiene religión oficial (Artículo 3) se veía a un tirano expulsando a todos los religiosos de España, colocando en las caras de todos ellos rostros de malas cataduras, amargados, rudos, rufianes y ni una sonrisa; grotesca visión que se tenía de la Iglesia y de los Pastores, visión que empieza a verse en nuestros tiempos.

Repaso esa viñeta y veo que se pinta a los religiosos como los representantes de la muerte. Puede ser que tales dibujantes fueran alumnos de Nietzsche quien decía de los religiosos: “… viven como cadáveres andantes; revestían de negro su cadáver; aún sus palabras trascienden el nauseabundo olor de las cámaras mortuorias…” y uno no sabe si echarse a llorar o a reír, y hago lo último porque tengo buen humor.

Pero claro, he de reconocer también que algunos religiosos son tan lejanos al gozo, a la sonrisa, a la alegría, que darían pie a caricaturas como la revista mencionada, y no pocas viñetas de la irrespetuosa revista “El Jueves”.

Desde el Corazón”, doy gracias a Dios, porque aunque conozco no pocos predicadores del “desconsuelo”, ningún Evangélico ha llegado a la incordura del famoso predicador católico y francés, Jacques B. BOSSUET, quien desde su púlpito en Dijon y París, afirmaba que: “la pasión, sin duda más engañosa de todas, es la alegría aunque sea la más ardientemente deseada: y la sabiduría no ha hablado jamás en otro sentido de ella que no sea el que ofrece Eclesiastés cuando juzga la risa un desatino y la alegría un fraude. Y la razón, si no me equivoco –¡y vaya que se equivocó! , es que después de la desobediencia del Edén, Dios ha querido alejar de él todas las sólidas satisfacciones…” No hay duda que no tenía idea de los centenares de “citas” que la Biblia y Cristo invitan al gozo, a la alegría. Y al famoso clérigo romanista, le recomendaría que leyera por ejemplo a Teresa de Jesús, quien invitaba a sus hijas a la alegría, “porque cuando se empieza el alma a encoger es muy mala cosa para hacer cosas buenas” o a Tomás MORO, cuando en su hermosa oración pide: “dame Señor, Humor… para que pueda sacar a la vida alegría y sepa compartirla con los demás”.

Desde el Corazón” tengo por cierto que en la vida se encuentran no pocas ocasiones de dolor y no faltan circunstancias de llanto. Pero estoy hablando de la alegría como ese fondo que todo lo sostiene, de una manera de entender la existencia y el mundo, de esa aceptación serena y esperanzada de la realidad que parece pensar que vale más un día alegre con medio pan que uno triste con un faisán, y concluye con una de las muchas afirmaciones de Proverbios que: “el corazón alegre constituye un buen remedio, mientras que el espíritu triste seca los huesos”.

A esta fiesta de la alegría invita el Evangelio. Y clarifico que hablo de fiesta no de diversión. Diversión es “apartarse de” huir de la realidad, fabricarse locuras que traten de olvidar el dolor. Por eso hay tantas diversiones tristísimas: confunden risas con carcajadas, sonrisas con bufonadas, alegría de vivir con estallidos de gamberrismo. ¿Cuántas de las diversiones actuales no son sino muecas?

El mundo está lleno de razones diarias para la alegría. Basta verlo con los ojos luminosos. Basta con no ponerse las diabólicas gafas de las tinieblas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - La fe con sonrisa