Anatomía del pecado

El pecado se produce de forma larvada en nuestro corazón carnal y sinuosamente va seduciéndonos hasta quedar atrapados.

29 DE OCTUBRE DE 2016 · 21:38

,

Filósofos como Sorën Kierkegard y David Hume en sus diferentes tratados sobre la naturaleza humana, al igual que profetas de antaño y personajes tan ilustres como el apóstol Pablo entre otros han intentado describirnos el origen del mal en el corazón humano y su corrosiva influencia moral y también el conflicto que produce el pecado en cualquiera de nosotros desestructurando la tan anhelada armonía entre nuestro espíritu, alma y cuerpo, quebrantando de esa manera nuestra relación personal con Dios nuestro Creador.

Creo que Santiago el hermano carnal del Señor Jesús es quien mejor describe de forma inspirada la etiología del pecado “…cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado da a luz la muerte” Santiago 1:14-15. Esta es una radiografía perfecta de la secuencia del pecado, que se produce de forma larvada en nuestro corazón carnal y sinuosamente va seduciéndonos hasta quedar atrapados en pensamientos que concluyen en pecados de facto que acaban cortocircuitando nuestra preciosa comunión con Dios cuando pecamos. No debemos atribuirle al diablo, el tentador por excelencia, todos nuestros devaneos mentales con el pecado en sus más sofisticadas formas, si bien el pecado y Satanás son cómplices totales no solo contra el creyente sino contra toda la humanidad en sus muchas inducciones a toda forma sutil y agresiva de pecado. De lo contrario anularíamos el necesario sentido de responsabilidad que el creyente debe tener ante los múltiples desafíos que nos deparan el mundo, la carne y Satanás.

El apóstol Pablo nos presenta un autentico tratado teológico sobre el pecado en los capítulos 6 y 7 de la carta a los Romanos de forma magistral y lo concluye con el capítulo 8 describiéndonos divinamente inspirado la victoria sobre el poder del pecado que mora en nosotros.

Gracias a Dios estamos dotados del gran recurso divino que es la bendita presencia del Espíritu Santo en nosotros que nos ayuda en nuestras debilidades y también nos da esperanza el mismo Señor a través del apóstol Juan “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros sino también por los de todo el mundo” 1ª Juan 2: 1-2 de tal manera “que si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1ª Juan 1:9

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Anatomía del pecado