Las maneras del agua: La poesía neo-mística de Minerva Margarita Villarreal

Leer a Minerva Margarita Villarreal es crear un puente desde su centro hasta el del lector quien se conecta intensamente con cada una sus estrofas.

15 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 19:50

Minerva Margarita Villarreal,
Minerva Margarita Villarreal

Tersa Teresa de las metamorfosis

blanca es rosa su piel roza casi su rostro.

Detrás del respaldo que no hay

ella misma es respaldo…

1 M. M. V.

El Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, la mayor distinción poética que se otorga en México, recayó este año en Las maneras del agua, de Minerva Margarita Villarreal, nacida en 1957 en el norteño estado de Nuevo León.

El jurado, integrado por Francisco Hernández, Armando González Torres y Christian Peña consideró este volumen como “una obra con unidad de tono e intensidad sostenida que, a través de la figura de Teresa de Ávila, hace una amplia y original exploración poética”.1 Hernández, además, comentó: “En otros libros encontramos una búsqueda muy obvia de originalidad. Esto provocó un alejamiento de la poesía, al menos como nosotros la entendemos o la disfrutamos, algo que tiene que ver más con el lirismo que con lo abstracto, con la poesía visual, que tanto está filtrándose. En este trabajo encontramos esa concordancia de título y lo que está diciéndose, sin que se pierda intensidad, y algo muy íntimo de quien lo escribió”.2

 

Portada del libro Las maneras del agua.

La referencia literaria alude al personaje que ha acompañado a la autora durante el último año: “Santa Teresa de Jesús escribió esa frase en el libro de la vida, que fue confiscado por la Inquisición y estuvo a punto de perderse. Una de sus monjas lo rescató de la hoguera”, señaló.3 Pero en el volumen no sólo aparece la voz de Teresa como escritora, “sino que también aparecen las exclamaciones de alcohólicos, haciendo una correlación entre la mística y la necesidad de un adicto”.

Villarreal es profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Nuevo León y directora de la Capilla Alfonsina de la misma institución, donde dirige la colección de poesía El Oro de los Tigres. Es autora de varios libros, con títulos como Dama infiel al sueño (1991), Pérdida (1992), Epigramísticos (1995), El corazón más secreto (1996), Adamar (1998), La condición del cielo (2003) y Tálamo (Hiperión, 2011).

Ha realizado las antologías Nuevo León. Brújula solar. Poesía (1876-1992) (1994), Herida luminosa (2008) y Elogio de la fugacidad. Antología poética 1958-2009 (2010), de José Emilio Pacheco, entre otras. Ha obtenido los premios Nuevo Reino de León, Alfonso Reyes Jaime Sabines y el de honor Naji Naaman.

Perteneciente a la generación de poetas de los 50, como Coral Bracho, Kyra Galván y Silvia Tomasa Rivera (quien como ella se ha acercado a la inspiración mística), comparte con algunas de ellas la afición por la reelaboración de mitos y personajes. La hermosa coedición del Fondo de Cultura Económica, el Instituto de Cultura de Aguascalientes y el Instituto Nacional de Bellas Artes hace plena justicia en esta ocasión a un gran trabajo lírico Xánath Caraza describe así su poesía:

Leer a Minerva Margarita Villarreal es crear un puente desde su centro hasta el del lector quien se conecta intensamente con cada una sus estrofas. A través de repeticiones líquidas, de imágenes e intensidad lírica Minerva Margarita nos arrastra entre corrientes lingüísticas que hacen de la lectura de sus poemas un deleite.

 

Actp de entrega del Premio Aguascalientes de Poesía 2016.

En sus poemas convergen marejadas de texturas sensoriales con oleajes sinestéticos. La lluvia nos empapa, la naturaleza nos atrapa, tropezamos con piedras y, con obsesión, releemos, una y otra vez, las páginas. Evocamos un sentido y de pronto otro responde al estímulo de la lectura.

Sus poemas también entrelazan lo místico con lo erótico. Lo descubrimos entre las sílabas de sus versos acompañados siempre de un fluir constante que hace que el lector busque con interés no solo la siguiente página sino el siguiente poemario.4

En entrevista, resume la visión de su labor escritural:

Quisiera que el lector entrara en el espacio de mis poemas con el mismo silencio e intimidad con los que se establece un vínculo personal. […] Jamás suelto un poema que nadie antes haya visto o escuchado. […] La aventura y el riesgo son mis aliados a la hora de emprender un propósito. Sin ellos qué sentido tendría atreverse a escribir. Pero escribir, ya lo dijo Marguerite Duras, también es una contradicción y un sinsentido, yo diría que además de callarse y aullar sin ruido, como ella dice, también es dejar hablar al silencio, y el silencio habla en la medida en que callamos y logra desplazar su lenguaje en la escritura. […] No es la luz de la razón la que nos lleva al desborde de la imaginación, a encontrarle diques y cauces: es la luz del corazón, y esa habita en los sueños y en la vigilia, en la duermevela y en la pérdida del trámite rutinario. Hay que buscar el paraíso todos los días, encontrarle espacios a lo sublime, acceder a un minuto de gracia, por lo menos.5

En esta ocasión, ha tomado a Teresa de Ávila como motivo alrededor del cual giran los poemas que, como en una espiral, se regodean en reconstruir la experiencia mística original y en traerla hasta un presente rodeado de violencia y nuevas formas de vida. Así, cada poema se ve acompañado por un Laude, una composición escueta, pero celebratoria, en la que el tono místico levanta cada texto y lo proyecta por senderos impensados mediante la fusión (y fricción) de experiencias que moldean la expresión para dotar a los versos de una fresca inmediatez que reúne el momentum religioso del personaje aludido con la mirada actual de la hablante poética.

Esto se repite 24 veces como en una especie de mantra que va y viene sobre el mismo motivo experimental para frotar el lenguaje con la realidad aludida. El resultado es conmovedor y revelador, pues la suma persistente de esos dos horizontes tan separados en el tiempo produce un conjunto de sensaciones nuevas dominadas por el espíritu de la mística antigua, puesto que la voz poética, sin compartir necesariamente la fe de aquélla, la traslada hasta el poema y la actualiza con una fuerza singular. Al colocar el vocabulario religioso en un “soporte” presente, lo entrecortado de los versos dice más sin decir, en la más genuina veta de la tradición mística. Teresa de Ávila se despliega como lo que es: un nombre y una experiencia recuperables en las que la divinidad serpentea todo el tiempo.

He aquí una muestra de ello: los cuatro poemas con que abre el libro.

 

Aparece

Antes del alba sus manos traen el cielo hasta el muro de piedra
y en lecho de madera abro los ojos que no abro
Su hábito solar su descalzo venir
estando aún dormida con otros ojos vi
Tersa Teresa de las metamorfosis
blanca es rosa su piel roza casi su rostro
Detrás del respaldo que no hay
ella misma es respaldo:
Cara brazos torso manos sobre mi cabeza
Inclinada está:
Cúmulo de luz Teresa bajo el velo negro en la tiniebla rémora
sus pies desde otro plano
la vigilia previa de atravesar
el curso de los astros
e irrumpir
Tersa de las meditaciones
En la tierra el espanto:
Más que asombro
mantequilla líquida penetrando
por no sé qué resumidero
el cuerpo:
Seré una alcantarilla en manos de Teresa
una fiebre de oro de las llagas de Cristo
un cielo desprendido del siglo dieciséis
una viuda oscilante un dominico en ascuas
una familia perseguida
y de cuatro maneras germinará lo plantado:
Agua del pozo
Agua de noria sin anegar el huerto
Agua de río o del arroyo
Lluvia del cielo:
La humanidad de Cristo desnuda tus pupilas
su tórax alanceado aún gotea
Bañémonos Teresa en esta rojedad
En la tierra el espanto
Bañémonos Teresa
El espanto Teresa
Bañémonos Teresa en esta rojedad

 

Laude

Estoy tocada por Dios

la violencia de su cuerpo

por mi sangre fluye

tocada por

la violencia

es

el cuerpo

de la sangre que fluye

tocada

por tu cuerpo

la violencia fluye

Dios

por mi cuerpo

dentro

de mi cuerpo

como

un canto

y

por

Él

estoy sangrando

 

Madera de Ávila

Hace días nació Teresa

lloviendo bajo algún techo de oscuridad

Su ráfaga de fuego

su luz dormida

su cascabel de abril despertando el mañana

se enlaza

Cantan

se contestan dos pájaros

Una paloma surge en el hueco de un árbol

Es una aparecida que ha decidido afincarse en la madera

Los pájaros cantan la paloma zurea

dicen muchas cosas en la conversación

La madera es añosa

y cruje cuando los dominicos debaten

nuevas formas de castigo

 

Laude

Dios por mis labios

dentro de mis labios

Dios por mi boca

dentro de mi lengua

Dios por mi sangre

como un pez

circula

entre los pájaros

en oleadas de vientos

amarillos

con tus ojos

Teresa

 

1 Minerva Margarita Villarreal, Las maneras del agua. México, Fondo de Cultura Económica, 2016, p. 15.

1 Hilda Hermosillo Hernández, “Minerva Villarreal recibe Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016”, en La Jornada Aguascalientes, 7 de mayo de 2016, p. 12, https://issuu.com/jornadags/docs/lja07052016.

2 Niza Rivera, “Minerva Margarita Villarreal, Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016”, en Proceso, 9 de febrero de 2016, www.proceso.com.mx/429417/minerva-margarita-villarreal-premio-bellas-artes-de-poesia-aguascalientes-2016.

3 Gustavo Mendoza Lemus, “’El premio es de Teresa de Jesús’: Minerva Villarreal”, en Milenio Monterrey, 9 de febrero de 2016, www.milenio.com/cultura/premio_teresa_capilla_alfonsina-premio_bellas_artes_0_680332382.html.

4 X. Caraza, “Entrevista con Minerva Margarita Villarreal”, en Periódico de Poesía, núm. 88, abril de 2016, www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php/1624-entrevistas/4180-088-entrevistas-entrevista-minerva-margarita-villareal.

5 Ídem.

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