Los cristianos no somos homófobos

Los DDHH del colectivo LGTBI, como cualquier otra persona, derivan de su condición de seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios.

08 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 16:00

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Los cristianos no podemos ser homófobos, pues la homofobia es contraria al espíritu del evangelio.

El término “homofobia” en su sentido estricto, implica “miedo, odio, desprecio, o violencia contra las personas de condición u orientación homosexual”.

Bajo este punto de vista, la homofobia es tan negativa como la xenofobia o la propia misantropía, y lleva a ignorar derechos humanos fundamentales como la libertad, la dignidad y el respeto.

Derechos que el colectivo LGTBI posee como cualquier otra persona, no por el hecho de ser homosexuales, ni que se desprenda de su condición homosexual, sino que derivan de su condición de seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios.

La iglesia cristiana asume esto y se opone abiertamente a la homofobia y la condena, lamentando igualmente que aquellos que también la condenan, nos acusen de homófobos, por desgracia participando ellos mismos de la misma actitud intransigente.

Sin embargo, el hecho de que no se deba odiar o maltratar al colectivo homosexual, no presupone que uno deba compartir como moralmente aceptable su conducta.

Oponerse al activismo gay no es homofobia, es simple y llanamente ejercer nuestro derecho constitucional y de relaciones humanas básicas, a no estar de acuerdo con su ideario y práctica de vida homosexual.

La opinión de cualquier persona en el ámbito de la moral individual o social, religiosa o filosófica, debe ser respetada como parte fundamental del derecho a la libertad de expresión.

Y en este ámbito la inmensa mayoría de las confesiones cristianas no estamos de acuerdo con el estilo de vida homosexual ni con su equiparación legal en el mismo status que el del matrimonio heterosexual.

Por tanto los cristianos no imponemos nuestro criterio ni mucho menos pretendemos que aquellos que no lo compartan, sufran nuestro rechazo. Pero si bien no lo imponemos, sí lo defendemos y por ello exigimos con humildad pero con firmeza, que se respete nuestro posicionamiento a pensar diferente.

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