Evangélicos ante la ola de refugiados en Europa

El “Foro Stott-Bediako” 2016 tuvo como tema “La crisis de los refugiados: una condición humana compartida”.

15 DE AGOSTO DE 2016 · 12:00

Los pastores Refik y Demokan con su equipo distribuyen ayuda de primera necesidad a los refugiados,pastores turcos, Refik Demokan
Los pastores Refik y Demokan con su equipo distribuyen ayuda de primera necesidad a los refugiados

Los pastores Refik y Demokan dirigen congregaciones evangélicas en Turquía, donde una ola de dos millones de refugiados, mayormente sirios e iraquíes, huyen de la guerra civil en sus países o buscan establecerse en Europa, y por el momento se apiñan en campamentos improvisados por el gobierno turco.

Luego de una visita a uno de esos campamentos, las condiciones infrahumanas en que viven muchos de los refugiados se convirtieron en un desafío a la acción de servicio y testimonio para los pastores Refik y Demokan, cuyas iglesias son parte de la pequeña minoría cristiana de su país.  

Lo más urgente es la falta de alimentos para la sobrevivencia   y la necesidad de atención a las condiciones de vida cotidiana, como agua potable y letrinas.

Los evangélicos turcos han respondido movilizándose para llevar alimentos y creando una fundación para atender a necesidades a más largo plazo.  Como varios otros pastores evangélicos, los pastores Refik y Demokan no sólo se ocupan en las tareas pastorales en sus iglesias sino que tienen trabajos seculares para sostenerse.

La noticia de esta respuesta de los evangélicos turcos la debo a los misioneros Laura y Rich Freeman, vinculados al esfuerzo misionero de los Bautistas Americanos, del Norte, a los cuales estuve asociado por más de veinte años.

La historia de los pastores Refik y Demokan es una muestra de la forma en que algunos evangélicos europeos están respondiendo a la crisis de los refugiados.

Sin embargo en el mundo evangélico, junto a la práctica misionera se está dando también la reflexión teológica, como pude comprobar hace algunas semanas en un foro realizado en la ciudad de Oxford en Inglaterra.

La misionera y teóloga Ruth Padilla de Borst, de Costa Rica, fue quien me invitó a presentar una ponencia en este encuentro, en nombre de la comunidad internacional de teólogos de la misión transformadora, conocida como INFEMIT por sus siglas en inglés.

El evento se llevó a cabo los días 14 y 15 de junio en el Centro de Estudios Misioneros de Oxford (OCMS), en el cual varios colegas latinoamericanos, asiáticos y africanos han hecho sus estudios de Maestría o Doctorado.

Estas dos organizaciones, fruto de la iniciativa de evangélicos de todo el mundo ocupados en la misión integral, realizan cada año un encuentro conocido como el “Foro Stott-Bediako”, en recuerdo del predicador John Stott y el teólogo africano, Kwame Bediako.

El foro de este año 2016 tuvo como tema “La crisis de los refugiados: una condición humana compartida”.

En la parte bíblico-teológica el biblista Chris Wright, cuyos libros son ya conocidos en castellano, presentó una ponencia sobre el tema de los refugiados en el Antiguo Testamento, y este servidor fue invitado a desarrollar el tema de los refugiados en el Nuevo Testamento.

De esa manera tratamos de ofrecer un marco bíblico y teológico para la reflexión misional en la cual luego se consideraron varios estudios de caso. Tanto en la historia de Israel como en la de la iglesia del Nuevo Testamento, la migración es un contexto determinante de la historia del pueblo de Dios y de su identidad. El exilio forzado o voluntario, la llamada diáspora,  viene a ser el paso desde una  experiencia traumática hacia un paradigma eclesiológico, como dice bien el título de un libro del biblista argentino René Kruger.[1]

Entre las varias ponencias presentadas en el foro aprecié tres en forma especial, todas ellas presentadas por mujeres comprometidas en diversas formas de servicio a refugiados. Nadia Kouri Accad, quien sirve a refugiados sirios en Líbano, presentó su ponencia “Una reflexión crítica sobre nuestras respuestas a la crisis siria: actitudes, etiquetas y una parábola”.

Con gran capacidad narrativa y analítica Nadia nos llevó a examinar la vivencia traumática de los refugiados, examinando el enfoque reduccionista de la identidad, la patologización de los que sufren la experiencia, y el papel de la iglesia como comunidad llamada a dar testimonio en medio del quebranto actual.

La teóloga griega Myrto Theocharous, profesora de Hebreo y Antiguo Testamento en el Instituto Bíblico Griego de Atenas, presentó su ponencia “Asilo para refugiados: la ley ‘desobediente’ de Deuteronomio”.

Nos llevó de manera creativa a examinar un desafiante pasaje de Deuteronomio: “Si un esclavo huye de su amo y te pide refugio, concédeselo. Permítele que viva en medio de ti, en el lugar que escoja dentro de una de tus ciudades donde se encuentre más a gusto; no lo oprimirás.” (Dt 23: 16 La Palabra). Myrto expuso el pasaje examinando su rica y fecunda enseñanza desde tres ángulos: ético, teológico y político.

Finalmente la estudiosa ecuatoriana María Alejandra Andrade Vinuez, quien trabaja entre niños de refugiados con la organización Visión Mundial en Londres compartió su ponencia “La espiritualidad y la resiliencia de los niños refugiados”.

Resiliencia es la capacidad que tienen las personas para superar circunstancias traumáticas y que en el caso de los niños es siempre admirable. María Alejandra nos describió la difícil condición de los niños refugiados y el importante papel que juega la atención a la dimensión espiritual de sus vidas en todo esfuerzo por ayudarlos.

En su experiencia las narrativas bíblicas como parte de un cuidado pastoral engendran esperanza en los niños y así los protegen de la adversidad. Pero las iglesias deben también ocuparse en la difícil tarea de llamar a la atención a las causas sociales y políticas que producen las crisis de refugiados.

Mientras escribo esta nota me viene a la memoria la experiencia de mi familia en Canadá entre 1972 y 1975. La Iglesia Bautista de la cual nos hicimos miembros estaba atendiendo a unas treinta familias indias y pakistaníes que habían sido expulsadas de Uganda por el dictador Idi Amín. Muchas otras iglesias se embarcaron también en esa tarea.

He recordado también mi tiempo de estudiante en Madrid (1966-1967) y cómo evangélicos españoles se esforzaron en ayudar a refugiados cubanos que escapaban del régimen castrista de Cuba. En el apartamento que la familia Trenchard nos permitió usar por varios meses, mi esposa Lilly y yo pudimos atender a los hijos del pastor Luis Manuel Agüero, preso por haber criticado al régimen de Fidel.

La ola de refugiados que hay en el mundo actual es, sin duda, un desafío a la práctica cristiana y a la reflexión teológica consiguiente.

 

[1] René Kruger, La diáspora: de experiencia traumática a paradigma eclesiológico, ISEDET, Buenos Aires, 2008.

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