Dios y la locura

La importancia que la Biblia da al tema de la salud mental y de la enfermedades mentales es sobresaliente.

26 DE JUNIO DE 2016 · 06:40

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La investigación científica y la Revelación bíblica, sobre este tema, tienen muchos puntos en común.

Podríamos enumerar varios ejemplos:

1) La Biblia es uno de los primeros libros, en la Historia de la Humanidad, que trata el problema de la actividad inconsciente de la esfera de la intimidad del ser humano.

Resulta muy interesante, y enriquecedor, el comprobar cómo una parte, muy importante, de la Revelación que Dios hace en su Palabra, la realiza encontrándose el hombre (varón/mujer) en un estado de conciencia onírica; es decir cuando la persona está dormida o en un estadio intermedio entre la vigilia y el sueño.

Se escoge ese estado de modificación de la conciencia vigil por razones que hoy son comprensibles, tanto desde el punto de vista de la investigación científica de la psique humana, como desde el conocimiento bíblico que nos aporta el tener consciencia de los contenidos del corazón (Mr 7: 20-23- alma-espíritu) que informan nuestra conducta.

En este sentido es la escuela psicoanalítica la que más ha aportado a esta correspondencia de conocimientos, extraordinarios, compartidos por la investigación científica más rigurosa y el estudio teológico, exegético y hermenéutico, libre de prejuicios predeterminados por tantas doctrinas especulativas de los hombres.

2) En la Biblia encontramos las primeras interpretaciones de la actividad onírica de los seres humanos (el mismo Sigmund Freud, no habría hecho una interpretación más acertada del sueño de Jacob, en Betel, cuando huía de la amenaza de muerte de su hermano Esaú, que la realizada por la propia Escritura: dicho de otra manera, por el propio inconsciente de Jacob, hecho consciente al despertar de su sueño.

En ninguna interpretación psico-analítica, seria, se hubiera superado la interpretación que Jacob hace de los sueños de su hijo José (Génesis 28:10-17 y Génesis 37:5-11).

3) Por otro lado, el Antiguo Testamento nos presenta cuadros psicopatológicos de naturaleza endotímica (en algunos casos con componentes genético-hereditarios) y reactiva.

Se trata de las famosas depresiones fasotímicas del rey Saúl y las depresiones reactivas, tal como las sufrió el monarca David. Hoy estos cuadros psicopatológicos serían denominados, en el primer caso trastornos bipolares y en el segundo trastornos reactivos o endorreactivos. Como referencias bíblicas tenemos: 1ª Samuel 16:14-23 y 2ª Samuel: 11-1 a 12:1-25.

4) La importancia que la Biblia da al tema de la salud mental y de la enfermedades mentales es sobresaliente.

Llama la atención que uno de los hombres más sabios que vivió en esta tierra, el rey Salomón, ya se interesaba, en estudios rigurosos y profundos, por la etiopatogenia (las causas que producen un trastorno mental, endógenas y/o exógenas) de las mismas.

Así en su busca de la realización inmanente y trascendente del ser, se adentra en el campo de la psicología y de la psicopatología y, así mismo, de la simbología onírica, según encontramos reflejado en su libro de Eclesiastés: “Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también las locuras y los desvaríos (enfermedades mentales y trastornos de la personalidad)”… Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría y gozarás de bienes… A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿de qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida” (Ecle 1:17-2:3 y 2:23).

Haciendo exégesis de Ecle 2:3, encontramos que la frase “propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino”, en el heb-literal, la traducción más fiel reza así: propuse en mi corazón arrastrar mi carne (cuerpo) al vino. Esta traducción resulta extraordinaria porque supone el descu-brimiento científico, que por primera vez desvela la verdadera causa por la que un ser humano establece una dependencia bioquímica, a una sustancia tóxica, a nivel cerebral. (Semejanza similar a la dependencia que se establece para los opiáceos).

Pasarían miles de años hasta que la ciencia moderna confirmara a nivel de laboratorio, por el método científico-natural, esta realidad incontrovertible. Quizá el rey Salomón no llegase solo a descubrir la verdad científica, sino que también pudiera tener una experiencia empírica personal sobre este tipo de dependencia. Prov 20:1, dice: El vino (heb-yayin-bebida alcohólica) es escarnecedor (el sentido en el original es “sin freno, que quita el freno” en un sentido ético, moral y que también se manifiesta en una desinhibición de los instintos más bajos que todos mantenemos reprimidos a nivel de nuestro inconsciente individual y colectivo) y la sidra (heb-sekar- tiene el sentido de bebida fuerte de una muy alta graduación) alborotadora (heb-lit-violenta y tiene el sentido de ¿doña locura?). La descripción más completa de los trastornos clínicos y psicopatológicos del Alcoholismo crónico, la tenemos magistralmente descrita en el capítulo 23 del libro de proverbios.

Hoy en día, la ciencia corrobora todo lo que este capítulo afirma sobre los diversos trastornos que se dan en una persona alcoholizada. Dado que Salomón no era médico especializado en psicosis tóxicas, hay que pensar que toda la patología que describe sobre el Alcoholismo, debía devernirse de su propia y idiosincrásica experiencia. En este pasaje de Prov 23:29-35 se describen los diversos trastornos somáticos (físicos) que padece una persona con una toxicomanía alcohólica (vr 29); las alteraciones cerebrales que suponen la infraestructura de la dependencia física y psíquica (vrs 30-32), los trastornos de la percepción y las alteraciones delirantes de los pacientes que surgen de la esfera de su intimidad, del corazón, de donde Jesús de Nazaret dice que, entre otras perversidades, surge la insensatez; es decir los trastornos mentales. La necesidad compulsiva del consumo de bebidas alcohólicas por el síndrome de abstinencia que se desencadena cuando a las estructuras cerebrales (receptores) no les llega el tóxico que necesitan. (vrs 35b).

 

5) En la Escritura hay una serie de pasajes en los que se relaciona a Dios con la Locura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento:

  • Deuteronomio 28:28- Jehová te herirá con locura.
  • Eclesiastés 1:17- Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría y también a entender las locuras
  • Lamentaciones 2:14-Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no des-cubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos.
  • Salmo 14 y Salmo 53- Dice el necio (traducía muy acertadamente Juan Valdés el término hebreo nābāl por loco.)
  • Marcos 3:21- “Cuando lo oyeron los suyos (lit- los de junto a él – sus familiares), vinieron para prenderle (lit- echarle mano); porque decían: ¡Está fuera de si! Esto ocurría, sin duda alguna porque Jesús criticaba el Sistema dominante.

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