Altares falsos y verdaderos

El altar puede construirse en cualquier instante y lugar, sin que haga falta material físico para levantarlo, ya que en realidad donde se erige el altar es en el corazón de cada uno.

09 DE JUNIO DE 2016 · 09:00

Sergio Ramos, en la celebración de la undécima. / Antonio Villalba, RealMadrid.com,sergio ramos
Sergio Ramos, en la celebración de la undécima. / Antonio Villalba, RealMadrid.com

Con motivo de la conquista de la undécima copa de Europa por parte del Real Madrid, hubo una escena en la fiesta de celebración que no pasó desapercibida, al postrarse ante el trofeo el capitán del equipo, Sergio Ramos, y adorarlo.

Allí, en medio del estadio, y ante miles de personas que lo veían en ese lugar y muchas más a través de la pantalla, este hombre improvisó un altar y rindió culto a un objeto al que consideraba divino. Y es que el altar, lejos de ser algo asociado únicamente con lo eclesiástico, puede construirse en cualquier instante y lugar, sin que haga falta material físico para levantarlo, ya que en realidad donde se erige el altar es en el corazón de cada uno. Es por eso que nuestra época, que ha renegado de los altares religiosos, por ser oscurantistas, ha multiplicado los altares seculares, torpes en grado extremo, porque el ser humano, incluso el secular, necesita algo a lo que adorar.

Hay infinidad de altares falsos, tantos como el hombre es capaz de idear, pero hay unos pocos altares verdaderos, en los que es preciso adorar. ¿Cómo saber cuáles son? En la vida de Abraham, prototipo del creyente, hay cinco. Antes de nada es preciso aclarar que en la primera parte de su vida él adoró en muchos altares falsos, ya que en su tierra de nacimiento compartió las mismas disparatadas creencias que el resto de sus compatriotas. Hasta el día en que recibió una palabra de llamamiento de parte de Dios para dejar esa tierra y también esas creencias. Y entonces comenzó un itinerario que está jalonado por la presencia de cinco altares verdaderos en su vida.

1. El altar de la obedienciai. Es el primero y fundamento de todos los demás. Ese altar significa que para Abraham la palabra recibida es ahora la directriz que determina su vida. Una palabra que está compuesta de dos elementos: Mandato (vete de tu tierra) y promesa (serás bendición). Esos dos elementos demandan por parte suya una respuesta manifestada en dos actitudes: Obediencia y confianza. La obediencia requiere una renuncia expresa a todo lo que hasta ese momento ha sido vital para Abraham. La confianza supone creer en una promesa cuyo cumplimiento está en el futuro y de la cual no tiene garantía por anticipado. Pero allí, en More, Abraham edificó el altar a Dios, autor de esa palabra.

2. El altar de la confirmaciónii. Está ligado al anterior, pero hay una diferencia entre ambos. Porque si el primero supone la toma de una decisión inicial por su parte, el segundo es la reafirmación de la misma. En otras palabras, que no se trató de un mero fogonazo emocional en un momento dado, que luego se desvaneció con el paso del tiempo, sino que fue la confirmación del paso dado. El altar de la confirmación es la expresión de la perseverancia en el camino comenzado. De que no hay vuelta atrás. Hay muchos que comienzan con el altar de la obediencia para cansarse pronto, por inconstancia, ante las pruebas y por la falta de disciplina. Pero Abraham invocó a Dios en este segundo altar y con ello estaba subrayando lo ya realizado en el primero.

3. El altar de la re-dedicacióniii. No es lo mismo este altar que el anterior. El altar de la re-dedicación supone que ha habido una caída en el itinerario de Abraham, caída que consistió en su bajada a Egipto, en vista de las circunstancias difíciles por las que estaba pasando en la tierra prometida. En lugar de fiarse de Dios y su suficiencia, Abraham se fio por lo que vio para sobrevivir, teniendo que echar mano de una simulación y recibiendo la reprimenda de un pagano por su falta de ética. ¡Qué vergüenza para un creyente! De ahí que regresara al lugar del altar anterior, para continuar de nuevo después del fracaso experimentado. Lo grandioso en todo esto es que Dios acepta ese altar de la re-dedicación de Abraham, porque a pesar de nuestras flaquezas él sigue siendo fiel a su propósito.

4. El altar de la cesióniv. Es el que surge a consecuencia de una disyuntiva entre dos posibilidades, que habían brotado a consecuencia de las continuadas disputas entre los pastores de Abraham y los de su sobrino Lot por la tierra. Una alternativa era quedarse con la mejor parte, lo cual podría haber hecho legítimamente al ser Abraham el recipiente de la promesa de Dios y jefe del clan; la otra era ceder sus derechos de elección a su sobrino y que él escogiera primero. Y aquí tenemos al heredero de las promesas quedándose con la peor parte para evitar un conflicto con su prójimo. La ventaja se la concede al que no tiene titularidad en la herencia, asumiendo él las desventajas. Pero es más importante para Abraham el Dador de la tierra que la tierra misma. Y son más importantes las personas que las posesiones. De ahí que levanta este altar que testifica de ello.

5. El altar de la consagraciónv. Este es el último altar de todos y sólo puede ser edificado cuando los anteriores han sido puestos. Es el altar de la entrega total, en el que se ponen las promesas mismas. Porque pudiera suceder que las promesas de Dios desplacen a Dios. Pudiera suceder que Isaac, la promesa, haya sustituido a Dios en el corazón de Abraham. Es muy fácil que algo así ocurra, teniendo en cuenta que se trata de la promesa largo tiempo anhelada y que daba plenitud a la existencia de Abraham. Pero ese altar en Moriah muestra de manera fehaciente que Abraham sigue teniendo claras las prioridades y que Dios continúa siendo el número uno en su vida.

No te fabriques altares falsos, sean religiosos o seculares, sino fíjate en la clase de altares que edificó este hombre al que Dios le dijo: ‘Serán benditas en ti todas las familias de la tierravi.’

 

i Génesis 12:7

ii Génesis 12:8

iii Génesis 13:3-4

iv Génesis 13:8

v Génesis 22:9

vi Génesis 12:3

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - Altares falsos y verdaderos