Bethany Hamilton vence a la seis veces campeona del mundo

Bethany Hamilton: Surf, fe y una historia de cine. Para esta profesional sin brazo izquierdo tras un ataque de tiburón “Cristo lo significa todo”.

Agencias · EE.UU. · 31 DE MAYO DE 2016 · 21:00

Bethany Hamilton tras una participación en el concurso,Bethany Hamilton , surf
Bethany Hamilton tras una participación en el concurso

Bethany Hamilton ha hecho lo más difícil: ganar a la seis veces campeona del mundo. La hawaiana, famosa porque un tiburón le arrancó un brazo de una dentellada a los 13 años y cuya historia fue llevada al cine no hace mucho (Soul Surfer).

Ahora ha eliminado a la líder del mundial de surf en el Fiji Pro, en el que participaba como invitada.

Pero no sólo eso, sino que en tercera ronda, después de atender a su bebé que cumple un año, ha ganado a la seis veces campeona del mundo Stephanie Gilmore, por lo que se clasificó para cuartos de final y luego a seminfinales.

Durante esta madrugada ha finalizado la competición. Hamilton ha llegado hasta semifinales, donde ha quedado en tercer lugar tras caer ante Johanne Defay, a la postre ganadora de la prueba.

La surfista se ha mostrado feliz por su actuación: «Competir en este campeonato es un sueño hecho realidad. Agradezco el apoyo recibido estos días y también el respaldo de mi marido».

 

FE Y SUPERACIÓN

La historia de superación de Bethany Hamilton arranca cuando tenía 13 años, en 2003, cuando un tiburón tigre de cuatro metros y medio le arrancó de cuajo el brazo izquierdo. Su mordisco dejó un agujero de tres palmos en la tabla y el 60% de la sangre de Bethany entre el agua y la arena de la playa de Kauai. Rozó el final. Estuvo al borde de morir desangrada, pero llegó viva al hospital y salió adelante. La vida aún le reservaba varias olas ingobernables. Cayó en una profunda depresión.

Su familia era cristiana evangélica, y apoyándose en su fe reiniciaron una vida nueva a través de un difícil camino.

Bethany manipuló su tabla para hacerla algo más gruesa y menos inestable, aunque con ello empeorara su manejabilidad. Y a las tres semanas de dejar el hospital ya estaba surfeando de nuevo.

Un año después del accidente ganó un campeonato nacional. En 2009 fue la número dos del mundo en categoría junior. Y ahora ha demostrado que con solo un brazo puede codearse con las mejores del mundo.

UN TESTIMONIO CLARO E IMPACTANTE

Hamilton explica en una página web personal cómo vive su fe. “Creo en Dios, nadie me ha obligado a ello y creo que nadie puede ni debería intentar forzar a alguien a creer. Poner tu fe en Dios es algo a lo que cada persona tiene que llegar por sí misma”.

De su experiencia y conversaciones con mucha gente a lo largo de los últimos años, Hamilton saca la conclusión de que “mucha gente no piensa en este tipo de cosas hasta que les pasa algo realmente terrible, o como en el caso de mis padres, hasta que se hacen mayores. Pero recuerdo haber puesto mi confianza en Jesús cuando era un niña”.

“Cuando la gente me pregunta sobre lo que mi fe en Cristo significa, respondo: ‘Todo’. Y esto era una realidad tanto antes del ataque del tiburón como después. Creo realmente que esta fe es una gran parte de lo que me ha conseguido superarlo”.

“Es un tremendo alivio”, explica, “el poder poner tu confianza en Dios y quitarte las cargas de encima”.

Simple y directa en su forma de ver su vida espiritual, Hamilton es sincera: “Mis planes de ser una surfista profesional recibieron un duro golpe esa mañana de Halloween. Fue como mi tsunami personal”. Pero añade que ha “trabajado duro desde entonces y ahora estoy compitiendo con las mejores surfistas del mundo”.

“Para mí, saber que Dios me ama y que tiene un plan para mi vida que ningún tiburón puede quitarme ni ningún resultado deportivo puede cambiar, es como tener una roca sólida debajo de mí”.

Y añade: "Situaciones difíciles pueden sucederle a cualquier persona. Esto es la vida. Y este es mi consejo: no pongas todas tus esperanzas y tu fe en algo que fácilmente podría desaparecer de golpe. Sinceramente, esto puede ser casi cualquier cosa”.

Concluye asegurando que “lo único que no te fallará nunca es Dios y tu fe en Él. Sólo puedo decir que Él me da una base realmente fuerte para todo lo que hago en mi vida”.

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