Kurt Cobain, un mito medio siglo después

La estrella del grunge nació el 20 de febrero de 1967. Este 5 abril de 2018 se cumplen veinticuatro años del trágico suicidio del vocalista y compositor del famoso grupo Nirvana. 

Redacción PD

Protestante Digital · MADRID · 05 DE ABRIL DE 2018 · 15:00

,Kurt Cobain, Nirvana

Kurt Cobain (1967-1994) se convirtió en un mito, el día en que se pegó un tiro en la cabeza. Su cadáver, encontrado por un electricista el 5 de abril de 1994, escribió el epitafio de toda una generación, los “grunge” –era “su John Lennon”, como dice Rolling Stone–. Un documental desmitifica su figura, “Montage Of Heck”, mostrando su lado más íntimo y solitario. 

En su artículo "Kurt Cobain: el peso de la vida" el periodista José de Segovia, analiza la figura mítica del cantante.a raíz de la divulgación de un documental que revela la tragedia que se escondía en su vida privada, “Montage Of Heck”, mostrando su lado más íntimo y solitario:

"Nirvana era la perfecta banda sonora para el apocalipsis final de un milenio que había traído la ruptura de una generación, cuyos hijos iban de un padre a otro, sin la seguridad de ser aceptados por ninguno de los dos. Esta carga de dolor y desamparo, hizo que el riff de la guitarra de “Smells Like Teen Spirit” provocara una catarsis emocional, que hizo de Cobain el portavoz de toda una generación. La llamada generación X, en vez de dar articulación literaria a su alienación, encontró en esta época de bombardeo visual, una explicación sonora que sirvió de confesión colectiva a su búsqueda de un exorcismo, que le diera consuelo ante una infancia rota por la destrucción familiar". 

A continuación extractamos el resto del artículo de José de Segovia.

 

"KURT COBAIN: EL PESO DE LA VIDA"

“Montage Of Heck” se interna en su infancia difícil, sus continuos dolores de estomago y la tormentosa historia de amor que tuvo con Courtney Love. Su frágil personalidad y carácter depresivo, le acabaron haciendo insoportable la existencia. La historia de Nirvana fue increíblemente corta. A pesar de su brevedad, es una gran ilustración dramática de la vanidad de vanidades, que describe el Eclesiastés. Ya que Cobain, como el Predicador, descubre que en esta vida, todo es vanidad…"

 

INFANCIA ROTA

Cobain parece haber sido un chico normal hasta la separación de sus padres. Nació en un pueblo perdido del estado de Washington, aunque se haría conocido en Seattle, la capital del pop de los años noventa, donde murió. Sufría ya de problemas en el estomago, pero fue la ruptura del hogar la que “simplemente destruyó su vida”, dice su madre.

En su nota de suicidio, Cobain escribe: “Desde los siete años he llegado a odiar a la humanidad, en general”. Se desliza así por una pendiente, que le lleva a un “mundo de abuso de la heroína, completa paranoia, deseo de autodestrucción y un nihilismo que se encoge de hombros, en busca de un amor infantil”, tal y como le describe Phil Sutcliffe en un encuentro que tuvo con él para la revista Q, en un artículo llamado “Rey del dolor”, publicado seis meses antes de su muerte. 

Sus diarios, publicados ocho años después de su muerte, nos hablan de su lucha con la adicción. En una nota escrita en un papel en un hotel de Madrid, sólo unas semanas antes de su suicidio, dice que al principio se reía de la idea de que alguien pudiera engancharse por tomar una sola vez heroína: “Ahora sé que era verdad”... 

Su vida es una historia triste y desesperante, que ha quedado reflejada en esa foto que le hizo Ian Tilton, para el desaparecido periódico musical británico Sounds.

Kurt Cobain

En ella le vemos sentado en el suelo, con la mano en la frente en un gesto de dolor. Esta imagen ha sido seleccionada por la revista Q como una de las cien mejores fotos de la historia del rock. En ella Tilton cuenta cómo la hizo durante una gira en Seattle, antes de que se hicieran famosos: “Estaba sentado y llorando; sabía que estaba allí, pero no le importó que le hiciera una foto; el grupo también aceptaba su llanto, así que no era probablemente la primera vez que lo hacía”.

 

UN MAR DE CONTRADICCIONES

Charles Cross dice en su biografía, “Heavier Than Heaven” que las causas de su muerte, pudieron ser: 1) la desesperación de su adicción; 2) su constante dolor en el estomago; 3) su sufrimiento emocional; y 4) los efectos alucinatorios de la combinación de drogas que tomaba.

Pero también añade un comentario muy interesante: “Aunque finalmente es una cuestión espiritual”. En la introducción de su libro, habla de hecho sobre sus “preguntas sobre la espiritualidad”.  Y desde luego que la fama no ayudó a su bienestar espiritual. De hecho exacerbó sus problemas. Le dio dinero para la droga y acentuó sus contradicciones.

En su video, “Live Tonight Sold Out”, Cobain deja claro que no le gustan los macroconciertos. De hecho, el éxito parece que no era su deseo, ya que el grupo era más bien amante del underground. Su vocación era claramente marginal, pero se convirtieron en la banda más famosa del planeta.

La fragilidad de Cobain hacía difícil sin embargo que pudieran sobrevivir en ese ascenso meteórico. Su canción “Very Ape”, es una clara confesión de cómo se encuentra “enterrado” en sus mentiras y contradicciones. Otro biógrafo suyo, Christopher Sandford, se muestra más cínico sobre su aversión a la fama. En su opinión: “Toda su forma de actuar era una llamada de atención”.

Lo que está claro para él es que “Kurt Cobain nunca estuvo contento”. Lo que nos lleva de nuevo a Eclesiastés. Ser famoso no es la solución para nuestros problemas: “No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después” (Ec. 1:11). La lista de éxitos del pop es la mejor prueba para saber para lo que sirven los “quince minutos de fama” de los que hablaba Andy Warhol.  

Sin raíces en el pasado, ni dirección para el futuro, Cobain se quedó sin historia. Desde la línea que repite en su canción “Ven como eres”, “No, no tengo una pistola” (primer sencillo de su disco Nevermind) al tema que abre su siguiente disco “En el útero”, “Me odio y quiero morir”, todo parece señalar una muerte anunciada. Hay una declaración, más que una profecía, en esa foto con una pistola en la boca, o esa película que titula a los quince años: “Kurt Cobain comete un suicidio sangriento”. Su dolor se convierte así en icono de una generación, que simpatiza con su desesperación y debilidad, confusión y falta de propósito.

 

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