Cruyff: la alegría de la creatividad

Si nos volvemos al Creador encontramos la razón por la que fuimos creados.

24 DE MARZO DE 2016 · 18:52

Johann Cruyff. / FB oficial,
Johann Cruyff. / FB oficial

Conocí a Johan en el año 1993 cuando el holandés era el entrenador del FC. Barcelona. Era una persona amable y abierta, así que tuve la oportunidad de regalarle un ejemplar del libro “Cambia de ritmo” tanto a él como a todos los jugadores del equipo. En aquel momento ya nos impresionaba la manera que tenía de dirigir el equipo y su decisión de querer el balón siempre y combinar una y otra vez hasta encontrar la jugada perfecta.

Carles Rexach, su segundo entrenador, reconocía en una entrevista a El País: “Antes de Rinus Michels y Cruyff existía un fútbol, triste, físico. Sin imaginación alguna, era correr y correr, y si no corrías no jugabas. Yo me cansé de oír eso de sudar la camiseta, pelear… “Hay que morir por la camiseta”, nos decían. Y yo pensaba: “Oiga, yo lo que quiero es jugar y pasármelo bien, ¡no me quiero morir, que tengo veinte años, hombre!”

La imaginación y la creación son la clave en el mundo del fútbol, y en la vida, porque ambas son un regalo de Dios. Es curioso que lo primero que la Biblia nos dice de Dios es que él es Creador ¿Recuerdas como comienza?: “En el principio creó Dios…”. Dios crea para disfrutar y para que sus criaturas disfruten con él.

Dios expresó parte de su imaginación en un mundo absolutamente impresionante y lo llenó todo de cosas buenas y bellas. Dios actúa para expresar amor, gracia y belleza. En la descripción de la Creación (en el primer capítulo de Génesis) Dios va mostrando cómo fue formando todo lo que vemos; e incluso en el versículo catorce, como si fuera un pequeño añadido sin importancia, dice que también creó las estrellas.

Los millones de galaxias y cuerpos estelares que el hombre aún no ha podido ni siquiera calibrar, Dios los hizo en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. Dios dejó escrito que el sol es para alumbrar de día, la luna de noche… ¿pero las estrellas? Simplemente para expresar belleza, para enamorarnos, para iluminar y guiar caminos. Ese es el carácter de nuestro Padre.

Porque él nos hizo a nosotros también: miles de millones de personas completamente diferentes por dentro y por fuera. ¡Cada uno de nosotros somos únicos! Ante ese derroche de creatividad, podemos reaccionar de dos maneras: algunos lo niegan y defienden que somos producto del azar. La consecuencia es la soledad y la tristeza. Si rechazamos a Dios, podemos ser lo que queramos, pero siempre viviremos sabiendo que un día vamos a morir y ahí se acaba todo.

Pero si nos volvemos al Creador encontramos la razón por la que fuimos creados: vivimos en nuestro estado natural; el amor, el placer, la alegría, el entusiasmo, la gracia… ¡Comenzamos a disfrutar de la vida! Nos entusiasmamos con nuestra familia, con los amigos, con la comida, el deporte, el juego, ¡con cientos de cosas más! ¡No hay que morirse, hombre! Hay que vivir una vida abundante y creativa. Una vida como la de nuestro Padre.

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