Pentecostés y Misión Integral

Es muy importante recordar que el Espíritu de Pentecostés es el mismo Espíritu de los profetas de tiempos antiguos. Ni hay otro Espíritu, ni se ha cambiado el Espíritu de Dios.

14 DE FEBRERO DE 2016 · 21:00

,paloma

La misionología contemporánea ha redescubierto la importancia central del Espíritu Santo y del Pentecostés para nuestra comprensión de misión integral.

Teólogos como Roland Allen, Leslie Newbigen y Harry Boer han estudiado a profundidad la relación entre Pentecostés y misión. Sin recibir el poder del Espíritu Santo, mejor los discípulos se hubieran quedado sentados en Jerusalén (Lc 24.49); sólo revestidos de poder de lo alto podremos ser testigos del Señor (Hch 1.8).

Por supuesto el movimiento pentecostal nos ha hecho a todos reconocer la importancia central del significado del Pentecostés.

Es muy importante recordar que el Espíritu de Pentecostés es el mismo Espíritu de los profetas de tiempos antiguos. Ni hay otro Espíritu, ni se ha cambiado el Espíritu de Dios.

Pero la más ligera lectura de los escritos proféticos nos impresionará inmediatamente con la gama casi ilimitada de su programa de acción. Se preocupaban por la adoración de Dios y la fe del pueblo, pero también se preocupaban por el abandono de las viudas y los huérfanos (Isa 1.23), la servidumbre humana (Amós 2.6,9), la violencia (Isa 1.15), el robo (Amós 1.11), la acumulación de latifundios (Isa 5.8) y los abusos de los derechos humanos (Amós 1.13; 2.1).

En el Apocalipsis el Vidente de Patmós primero contempla el cielo y escucha cantar a los ángeles (Ap 4,5), pero en seguida protesta contra los precios exorbitantes de la canasta básica (6.6). En toda la Biblia, la misión profética es misión integral.

El día de Pentecostés nos da el mejor ejemplo de misión integral en el Espíritu. El capítulo dos de los Hechos nos presenta un modelo insuperable de misión integral. Todos saben que el Pentecostés comienza con experiencias carismáticas (2.1-13), pero pocos observan que el capítulo no termina ahí. Sigue un sermón sólidamente bíblico y teológico (2.14-36), después del cual unas tres mil personas se convirtieron. (¡Cuán importante y poderosa la predicación expositiva, como este sermón de Pedro, y cuán necesario que nuestros sermones evangelísticos sean realmente bíblicos!).

Y después de tan hermosa "campaña evangelística", por decirlo así, sigue la formación sólida de una comunidad comprometida: doctrina, comunión y oración (4.42,46), maravillas y señales (4.43), comunidad de bienes materiales y un extenso proyecto social de "comedores populares" (4.44s; 4.32-5.11; 6.1).

En conjunto, constituía "misión integral". ¡Eso sí significa ser pentecostal, pero en obediencia a todo el capítulo dos de los Hechos!

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