Compartiendo la fe cristiana con los musulmanes (III)

Avanzamos otros tres conceptos: predicar con el ejemplo, utilizar sabiamente los medios de comunicación, y preparar a la iglesia para recibirlos.

03 DE FEBRERO DE 2016 · 09:02

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Predicar con el ejemplo
Ya lo hemos dicho. Islam y Cristianismo han estado militarmente enfrentados durante siglos. Esas heridas hay que borrarlas. Por otro lado, durante los años de ocupación europea de numerosos países islámicos los musulmanes han sido saturados de palabras por parte de los cristianos. Han tenido, como diría Shakespeare, “palabras, palabras, palabras”.

No es justo ver en cada musulmán “un guerrero de Alah”, animado de una fe ardiente, pero simplista. El acercamiento al mundo musulmán ha de hacerse con nobleza, demostrando buenas intenciones, con un corazón abierto, con más obras que palabras.

Los medios de comunicación
El mundo musulmán se extiende por los cinco continentes. Jamás tendremos misioneros suficientes, ni suficientes cristianos deseosos de testificar de su fe, para alcanzar a una población tan vasta.

Hoy disponemos de poderosos medios de comunicación . La prensa escrita, la radio, la televisión. Especialmente los dos últimos derriban todas las fronteras y penetran en las grandes ciudades y en los pueblos pequeños.

Casi la totalidad de los musulmanes sólo conocen el Cristianismo a través del Korán. Buenos programas de radio y de televisión, preparados por personas que conozcan bien los temas, pueden instruirles en el conocimiento del Cristianismo de Cristo. La radio y la televisión, que se están utilizando para tantas cosas inútiles, deberían ser utilizadas para cristianizar a los musulmanes.

Iglesias acogedoras
Por último, y para no prolongar más este trabajo, las iglesias cristianas han de estar preparadas para acoger a los musulmanes interesados o convertidos. Es preciso tener en cuenta que un musulmán realiza un esfuerzo sobrehumano para entrar a una iglesia cristiana. Una vez dentro, el musulmán se siente en un universo totalmente distinto y al que ha sido enseñado a considerar como enemigo.

Por lo tanto, ha de crearse en torno a él una atmósfera de comprensión, cariño y respeto. Ir ganando su confianza poco a poco hasta lograr que se interese por el estudio de la Biblia. Y lograr que llegue a comprender, por sí mismo, que la Iglesia le acoge como a uno más de sus miembros y se interesa por su vida espiritual.

Como conclusión de este trabajo quiero destacar las ideas que siguen.

El Islam es hoy día una religión que se está extendiendo rápidamente por numerosos países de la tierra, contando a Europa y a Estados Unidos.

Los cristianos ignoran todo o casi todo acerca del Islam. Si queremos llegar a los pueblos islámicos con el Evangelio de Cristo es preciso poseer una buena documentación.

Cerca de nosotros viven musulmanes a los que no prestamos atención alguna. O los despreciamos o nos son indiferentes. Como cristianos, hemos de utilizar todas las oportunidades de acercamiento que tengamos para compartir con ellos nuestra fe.

La Biblia nos enseña que el Espíritu de Dios es una fuerza poderosa que obra con libertad de acción. Dios mismo atraerá a Él a toda la humanidad, a todas las civilizaciones, a todas las culturas. ¿Cómo lo hará? Sólo Él lo sabe. Pero a nosotros se nos manda que anunciemos el Evangelio a todo el mundo; también a los musulmanes.

 

Artículos anteriores de la serie:

Vida de Mahoma

El islam hoy

El Corán, libro sagrado del islam

Los cinco profetas del islam

Los cinco pilares del islam

Cristo en el islam

Compartiendo la fe cristiana con los musulmanes (I)

Compartiendo la fe cristiana con los musulmanes (II)

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