Evangelismo y unidad en la “Confra”

En la Jornada de confraternidad de jóvenes en Sabadell se celebraron talleres y reuniones, además de salir a las calles para compartir el evangelio.

Joaquim Campistrón · SABADELL · 19 DE OCTUBRE DE 2015 · 11:16

Vista general de buena parte de los asistentes al culto. / Joaquin Campistron,
Vista general de buena parte de los asistentes al culto. / Joaquin Campistron

Atendiendo a la repercusión mediática inmediata podría decirse que el objetivo no llegó a alcanzarse, ya que las ondas sonoras de la calle no se vieron afectadas sobremanera, pero poniendo atención a las palabras pronunciadas por Eric Rey en la predicación de la tarde, lo bueno -y con ello el objetivo- está por venir. “Estoy contento con la asistencia -dijo-, pero más aún si se recibe el mensaje para ponerlo en práctica”. Se trataba de dejar que lo implantado en cada uno no quedara en eso, sino que se desee con fruición que se desarrolle hasta dar el fruto esperado.

Nada más llegar al local de la iglesia evangélica Manantial de Vida en Sabadell, los doscientos jóvenes de ambos sexos que acudieron por la mañana tenían su desayuno a punto. Además de tratarse de una simple estrategia para no llegar tarde a los talleres programados, era una buena manera de empezar el día confraternizando. Por algo se le llama “Confraternidad” a este tipo de encuentros que se celebran con periodicidad semestral. Y es que esta es una de las bases sobre los que se asienta, además de potenciar el conocimiento de la Palabra de Dios, la actividad evangelística y la celebración cúltica a Dios.

El evangelismo fue lo que motivó a la mencionada iglesia en Sabadell a ofrecerse para organizar la “Confra” del pasado 10 de octubre, ya que en dicha comunidad, de un tiempo a esta parte, se está viviendo una notable motivación en este sentido, teniendo una actividad evangelística cada segundo sábado de mes en uno de los lugares más concurridos de la ciudad. Se trataba por tanto de compartir y remarcar aún más, si cabe, dicha motivación al resto de iglesias de Asambleas de Dios de Catalunya.

 

Anunciando el Evangelio a un transeúnte.

Hubo tres talleres simultáneos dirigidos por Guillermo, Jonatán, e Ismael y Miriam. Versaron sobre tres temas sugerentes: los dones espirituales, el sexo, y los ninis. Respecto del primero, se trataba de ver la diferencia entre talento y don espiritual, así como su uso efectivo a través de la guía y el poder del Espíritu Santo a fin de dar continuidad al proceso vital en Cristo. En cuanto al segundo, tratado con delicadeza, pero llamando a las cosas por su nombre, se hizo incapié en poner en tela de juicio los conceptos que al respecto propaga la sociedad actual, para sujetarse a lo que la Palabra de Dios indica y que es garantía de no sufrir frustración. En cuanto al tercero, se apeló a la necesidad de tener una actitud inconformista, y a través de los ejemplos de Daniel y Ester, buscar en Dios la excelencia en nuestras actitudes y acciones en todos los aspectos y ámbitos de la vida. En definitiva, puesto que un hijo de Dios puede ser lo que Él quiere que sea, no conformarse con menos.

Después de un breve descanso se dio paso al taller de evangelismo para todos los presentes, por parte de Òscar Oliveras. En un ambiente distendido, con soltura y provocando la interacción, después de dar unas sencillas estadísticas para provocar la máxima atención, afirmó que “el corazón de Dios palpita salvación”; y si, -como debe ser-, vivimos el Evangelio, una buena actitud y obediencia a Cristo hará que propaguemos dicho mensaje que, por otra parte, Dios no lo hizo nada complicado. A nosotros toca prepararnos para lanzar bien el dardo, y al Espíritu Santo dirigirlo para que haga diana. Al final, hizo que cada uno devolviera la piedra que había dado a cada oyente al inicio de la sesión, y que quedó olvidada dormitando tranquilamente en el bolsillo de todos mientras duró la exposición, advirtiendo que “no debíamos permitir que Dios tuviera que usarla”.

 

Orando a favor de la gente.

Después de comer, el punto de encuentro fue en el Parc Catalunya de la ciudad. Se dieron las últimas instrucciones y se hizo una oración grupal con acción simbólica: todos agachados tocando el suelo con la mano mientras se pedía a Dios bendición y salvación para la gente de la misma. Luego, los diversos grupos se distribuyeron por la zona acercándose a las personas que encontraban a su paso para presentarles el Evangelio. A una hora determinada, concentración en la zona comercial por excelencia del lugar para presentar el Evangelio en voz alta y al estilo “caja roja”, no dejando de aproximarse a las personas que se acercaban a escuchar para anunciares el mensaje de salvación.

Terminada ésta, la última actividad del día se desarrolló en el local de la iglesia para celebrar un culto a Dios, momento en el que se añadieron jóvenes que no habían podido estar por la mañana, llegando a sobrepasarse los 350 asistentes. Un buen rato de alabanza y adoración, en el que se exaltó la grandeza de Dios, dio paso a la exposición de la Palabra. Eric Rey, después de exponer como su comodidad de vida religiosa de iglesia se vio felizmente truncada después de un viaje a Madrid en el que vivió de cerca la “caja roja”, hizo un breve repaso estadístico para mostrar la deplorable situación de la sociedad actual. Ello sirvió de introducción para pasar a recordar la historia relatada en Hechos 3 y 4, y centrándose en Pedro y Juan, remarcar como estaban pendientes de las necesidades de la gente, y que no se amedrentaban ante nadie con tal de obedecer a Dios aprovechando cualquier situación y lugar para predicar el Evangelio, puesto que “no podían dejar de decir lo que habían visto y oído”.

 

Anunciando el Evangelio con la caja roja.

Todo, en el encuentro, estuvo cargado de un llamamiento destinado a darnos cuenta que nuestro trabajo principal está fuera de los lugares de culto para levantar la voz sin complejos a fin de anunciar el Evangelio de Salvación en Jesucristo. En definitiva, que el sentido de la existencia de la Iglesia reside en la misión para la que ha sido fundada por Cristo.

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