Menores en la Red, familias “enredadas”

Lejos de ser una metáfora, la navegación, aunque sea online, necesita de patrón. Seamos los padres los patrones del barco en el que nuestros hijos menores navegan.

Francisco Sánchez

21 DE SEPTIEMBRE DE 2015 · 14:39

Internet, al alcance de la mano.,
Internet, al alcance de la mano.

El fiscal de menores, Javier Huete, ha alertado sobre los riesgos que conlleva un mal uso de internet por parte de los menores. En este sentido, cada vez son mas las familias que se enfrentan al ciberacoso, la influencia de comunidades online peligrosas y las tecnoadicciones.

El ciberbullying o ciberacoso se presenta de varias maneras. Dos de las más conocidas son el grooming y el sexting.

El primero puede definirse como el “conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganar la confianza de un menor a través de internet con el fin último de obtener concesiones de índole sexual”. El popular Coby Persin publicó un vídeo llamado “los peligros de las redes sociales”, que ha alcanzado ya mas de 38 millones de visitas desde el 10 de agosto de 2015. En él muestra cómo los menores corren riesgos innecesarios contactando con personas que no conocen. Los padres quedan abrumados cuando ven cómo sus hijas caen en “la trampa”. El video concluye con la asombrosa declaración de que en Estados Unidos hay registrados mas de 750.000 pederastas.

Respecto al sexting, se puede definir como “la difusión de imágenes o vídeos de tipo sexual, producidos por el propio remitente”. La diferencia respecto al grooming es que la persona que practica sexting se supone que envía las imágenes íntimas porque quiere y no porque es coaccionado. Además, no tiene que ser, necesariamente, un adulto, puede ser un menor el que envía sus propias imágenes o vídeos. En el caso del grooming es un adulto el que intenta obtener, mediante la coacción, imágenes íntimas de un menor. Hace unos días leí un artículo de Juan García, @blogoff, titulado “¿Hay que ser mas permisivos con el sexting entre adolescentes?”. Comparto con él la valoración negativa sobre la Guía de sexting positivo que el Conseyu de la Mocedá propone para el alumnado de 3º y 4º de ESO. Aunque entiendo que el fin de la guía es dar solución a un problema social entre los menores, creo que no es acertado. Entre otros motivos por la reforma del Código Penal, que presenta la Ley Orgánica 1/ 2015 de 30 de marzo, en la que se tipifica como nuevo delito “la divulgación no autorizada de grabaciones o imágenes íntimas obtenidas con el consentimiento de la víctima, pero luego divulgadas sin que ésta lo sepa, cuando afecten gravemente a su intimidad (sexting”).

La guía de #sextingpositivo comenta en la introducción: “nuestra propuesta está basada en la promoción de una gestión responsable y personal de la propia vivencia sexual sin prohibiciones ni “educación del miedo”.

Coincido en que la educación no debe partir del temor o del miedo, hasta ahí de acuerdo; pero, no sé exactamente a qué se refiere con “vivencia sexual sin prohibiciones”. Aunque es un parámetro muy popular en nuestros días, creo que no es acertado ni práctico a la hora de advertir y concienciar a los menores sobre los verdaderos peligros que existen en internet.

¿Qué pueden hacer los padres de una víctima de grooming o sexting? Identificar estos acosos no es fácil. Podemos detectarlo a través de los cambios bruscos de comportamiento en el menor, los problemas de identidad, el deseo de llamar la atención o también la pérdida del rendimiento escolar, llegando incluso al absentismo.

Aunque existen medidas de prevención, educar y concienciar a los hijos sobre un uso responsable de las redes sociales lleva esfuerzo y trabajo. La clave sigue siendo la comunicación diaria y el diálogo con ellos. Es una pena que algunos padres comiencen a interesarse por el uso que sus hijos hacen de las redes sociales cuando ya hay un serio problema en casa. En cualquier caso, si un menor es víctima de ciberacoso, la familia debe denunciarlo ante la Fiscalía de menores.

En cuanto a las comunidades peligrosas online, se estima que existen más de 10000 webs de este tipo en nuestro país. Entre ellas encontramos las llamadas “Pro-Ana y Pro-Mía” , también comunidades en las que se incita al odio, a la autolesión e, incluso, al suicidio. Aquellas que se dedican a los juegos parecen, en principio, menos peligrosas, pero también pueden ocasionar serios problemas, entre ellos, el de la adicción o el gasto descontrolado de dinero a través de juegos y apuestas. Otro grave problema que ocasionan los juegos online es la cantidad de información privada que el menor ofrece en la red. Debemos ser precavidos y comprobar no solo si los juegos son acordes a la edad del menor sino también cuál es la información que le requieren y con quién la comparte mientras juega.

¿Conocemos cuáles son los hábitos internautas que tienen nuestros hijos? El 40% de los adolescentes españoles pasan dos horas diarias en las redes sociales. Este uso se considera un trastorno de la conducta. En este sentido, numerosos estudios revelan que cada vez es mas frecuente la tecnoadicción. Se considera tecnoadicción cualquier uso desmedido de la tecnología. Las fases por las que se pasa son la tolerancia, la abstinencia, la dependencia y la pérdida o descuido de actividades habituales que degenera en un descontrol progresivo de la conducta y negación del problema. Podemos encontrar información al respecto en Eu kids online, EU NET ADB y la Fundación Telefónica.

¿Qué pueden hacer las familias al respecto? En España la Fundación Belén, el Hospital 12 de Octubre y el Hospital Ramón y Cajal son centros de referencia, así como también la Fundación Gaudim.

La mayoría del cable de fibra óptica por la que circulan nuestros datos se extiende por el fondo del mar. Allí, en las profundidades, la longitud de dichos cables puede dar 22 vueltas a la tierra. Conscientes o no, la Red de redes, internet, se erige como el mayor medio de comunicación en la historia de la humanidad. Permitir a los menores el uso indiscriminado del mismo, sin haberles instruido primero, viene a ser como darles una bombona de oxígeno y soltarles en lo profundo del mar sin ningún tipo de aviso ni formación. ¿Sabrán los menores cuánto tiempo les dura la bombona? ¿Cuáles son los recovecos por dónde pueden bucear y cuáles no? ¿Sabrán cómo reaccionar ante el posible ataque de un depredador? ¿Podrán regresar a la superficie o se quedarán atrapados en algún punto de esta extensa y profunda red? Lejos de ser una metáfora, la navegación, aunque sea online, necesita de patrón y, donde hay patrón, no manda marinero. Seamos los padres los patrones del barco en el que nuestros hijos menores navegan y expliquémosles, milla a milla, que ningún mar en calma hizo bueno a un internauta.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Sociedad - Menores en la Red, familias “enredadas”