El Papa une ética, teología y ecología en “Laudato Si”

La encíclica critica con dureza el sistema económico impulsado por el capitalismo feroz que daña la naturaleza, y por tanto, a los seres humanos más débiles.

Redacción PD

ROMA · 19 DE JUNIO DE 2015 · 16:59

Laudato Si, la nueva encíclica de Francisco. / Reuters,francisco
Laudato Si, la nueva encíclica de Francisco. / Reuters

El papa Francisco ha hecho pública su esperada encíclica, la segunda que lanza desde que es Obispo de Roma. En “Laudato si” (Alabado Seas) Francisco realiza una condena del sistema económico dominado por el capitalismo y las políticas que llevan a la sobreexplotación de los recursos del planeta, dañando los ecosistemas y comprometiendo el futuro de las próximas generaciones.

Son más de 160 páginas en las que el Papa, en un lenguaje sencillo y cercano, quiere dirigirse no solo a los fieles católicos, sino “a toda la humanidad” a la que considera copartícipe en la responsabilidad del “cuidado de nuestra casa”.

“La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”, expone el Papa, que alaba el trabajo que desde “variados sectores de la actividad humana están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos”.

Esa voluntad unificadora recorre todo el documento, en el que el Papa propone abrir un diálogo “sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”, una conversación “que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos... nos impacta a todos”.

 

UN “DEPÓSITO DE PORQUERÍA”

La primera parte de la encíclica la dedica el Papa a hacer un diagnóstico del estado del planeta, enumerando los diversos retos y problemas que se plantean a menudo en los diversos foros del clima. Francisco incide en la preocupación por la “contaminación, basura y cultura del descarte” que provoca grandes daños.

 

Basura en el mar.

Critica Francisco el modelo de producción que convierte a la tierra “nuestra casa, en un inmenso depósito de porquería”. El sistema industrial, dice el Papa, “no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos y desechos”.

 

RETOS MEDIOAMBIENTALES

El Papa reconoce el riesgo del cambio climático. Es “un problema global” y uno de “los principales desafíos actuales para la humanidad”.

Dedica luego un capítulo al problema del agua potable y limpia, que está relacionado con la pobreza, pero también con la extracción de recursos minerales. Además advierte el papa del peligro de la tendencia a privatizar este recurso y “convertirlo en mercancía”.

 

El deshielo de los polos, consecuencia del cambio climático.

La encíclica hace énfasis también en la pérdida de la biodiversidad y anima a preservar el ecosistema. “Podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental”.

 

ESCASA RESPUESTA INTERNACIONAL AL PROBLEMA

El Papa también insiste en el problema moral y ético que se desprende del progreso. A pesar de que el progreso ha traído una “abrumadora oferta de productos”, se desarrolla en el ser humano “una profunda y melancólica insatisfacción en las relaciones personales, un dañino aislamiento”.

La relación del maltrato al medio ambiente con los efectos en los más pobres recorre toda la encíclica, donde se incide en que “no suele haber conciencia de los problemas que afectan a los excluidos”, cuando son “la mayor parte del planeta”. Un “planteo ecológico siempre se convierte en un planteo social”, reconoce Francisco, que critica la falta de “reacción política internacional” ante las injusticias.

Avisa el papa que el escenario de injusticias y “el agotamiento de los recursos” creen “un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas de nobles reivindicaciones”. Por eso advierte de la necesidad de afrontar soluciones inmediatas y con carácter mundial.

 

SUSTENTO TEOLÓGICO

En su capítulo dedicado al “evangelio de la creación”, el Papa recuerda la enseñanza de Génesis en cuanto a la creación del universo, el hombre, y la entrada del pecado. “La existencia humana – dice Francisco – se basa en tres relaciones fundamentales conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia las tres relaciones se han roto... esa ruptura es el pecado”.

“Cuando todas estas relaciones son descuidadas, cuando la justicia ya no habita en la tierra, la Biblia nos dice que toda la vida está en peligro”, concluye Francisco. Ante ello, el Papa dice que “la mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses”.

 

DEFENSA DE LA DIGNIDAD

Hay también una defensa de la vida y la dignidad humana, la cual es la misma “en el rico y en el pobre”. Porque el medio ambiente es “un bien colectivo” la administración de los bienes debe ser equilibrada.

 

En Laudato Si, Francisco relaciona la explotación del medio ambiente con la desigualdad social.

“Los países pobres – expresa Francisco - necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, pero también deben analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción”.

 

REACCIONES

En todo el mundo se han producido reacciones ante la publicación de la encíclica. Desde organismos ecologistas se ha agradecido que el Papa reflexione sobre estos temas que no siempre están en la agenda religiosa o social.

“El papa inyecta un poderoso elemento moral en un debate que suele estar estancado en la ciencia, la política, la economía”, opina Elliot Diringer, del instituto estadounidense Center for Climate and Energy Solutions (C2ES).

Yolanda Kakabadse, presidenta de WWF, ha aplaudido este jueves el mensaje del Papa. “Incluye una perspectiva moral muy necesaria para el debate climático”. Por su parte, Greenpeace ha considerado que las palabras del Papa deben “sacar a los jefes de Gobierno de su complacencia” y “animarles a aprobar leyes estrictas en sus propios países para proteger el clima y acordar un potente protocolo climático en París”.

Para el biólogo evangélico Antonio Cruz, “el análisis de la encíclica me parece correcto y creo que se debería haber realizado mucho antes. Aunque, desde luego, nunca es tarde para reflexionar y mejorar nuestros comportamientos”, explica a Protestante Digital en una entrevista.

Aunque la mayoría de las reacciones han sido positivas, desde el Partido Republicano en Estados Unidos se ha mostrado cierto malestar hacia las críticas del Papa al modelo económico.

“No me dejaré dictar la política económica por mis obispos, mis cardenales o mi Papa”, dijo el posible candidato a la Casa Blanca Jeff Bush. El político, junto a otros de su partido, forma parte de una corriente negacionista que no concuerda con las tesis científicas más extendidas acerca del cambio climático y la aceleración del mismo por la acción del hombre.

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