Desfacedor de alegrías (o Quijote de tristezas)

Llenósele la fantasía de todo lo que leía por internet, así encantamientos, como pendencias, batallas, desafíos, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles.

05 DE SEPTIEMBRE DE 2012 · 22:00

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En una dirección de facebook de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía y aún vive un hidalgo caballero. Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a buscar las noticias más catastróficas y más faltas de agrado que podían conocerse en todo el lugar cercano y más allá de cualquier linde conocida. En efecto, rematado ya su juicio, fue a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y de necesidad, así para el aumento de su honra, como para el servicio de su causa, facerse caballero facebookiano e irse por la red a 100 Mb con la encomienda de buscar las reacciones de sus lectores en aquello que él había leído y calcado de otras cuentas. Su intención era clara, tal y como los otros caballeros se ejercitaban en facer todo género de bromas y alegrías, él se fijó como meta ponerse en ocasiones y peligros donde queriendo acabar con éxito, cobrase eterno nombre y la mejor fama en lo que anunciar desgracias, congojas y calamidades se refería. Antes de que algún falto de sesos le quitase el don, dióse priesa en poner a su cuenta un nombre singular: "Desfacedor de alegrías", conque a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y propósito. Púdose haberse elegido otro mote al que diera vueltas y pensamientos, terminando por desecharlo más tarde pues se le convertía extenso, fue este: "Don Quijote de las tristezas varias". A continuación mandó facer en miniatura una copia de su mejor retrato al óleo y lo enmarcó en su perfil con un fondo de molinos más la figura añadida de un gordo desaliñado montado en burro al que no pudo etiquetar. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía yéndose por internet, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo que las que acarreaba el pesimismo. Imaginábase el pobre ya coronado y aplaudido por el valor de su ingenio como buscador de angustias y desolaciones por todo el imperio de Facebook, pues confundía esto con música celestial que llegaba a sus oídos. Y ansí, con estos tan desagradables pensamientos, llevado del extraño gusto por lo amargo que en ellos sentía, se daba priesa a poner en efecto lo que deseaba y confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una y otra tristeza de la que ir a enamorarse y en hallándolas, continuar con su búsqueda sin desmayo. Tuvo muchas veces la alegría de los que decíanse amigos y marcábanle "me gusta" en sus averiguaciones. Los más sombríos atrevíanse pulsando "compartir" con el fin de facerle la competencia a él. Y a la alegría. Todo esto le complacía los ánimos al caballero y no cejaba en su esfuerzo e investigación de todo lo que tuviese que ver con la negatividad y el vicio, ensartando además algunos barruntos que llegaban a su conocimiento. Reconocía que se topaba con otros buenos caballeros atrevidos, pero que ninguno era tan fiel como él a su designio. Descubriéronle por las artes del encantamiento las más apartadas mozas y andaban con el horror en los ojos buscando asombradas la información en el perfil dél. De este modo tranquilizábase el desfacedor de alegrías o Don Quijote de las tristezas varias la conciencia de manera imaginaria sin tener que soltar una sola moneda en ayudar a los designados como prójimos, pues bastábale exponer los casos, advertir, amenazar, sin tener que complicarse en buscar remedios o soluciones positivas, que para eso ya estaban los otros, sus seguidores. De tiempo en tiempo, llamaba la atención y deleitaba su gusto en limpiar de viejos amigos su cuenta, rogando a quien quisiera continuar con el martirio pidiese con humildad nuevamente la amistad. Mas consiguiendo más su locura que otra razón alguna, y no pudiendo menear el cuerpo ya de su asiento colocado ante el aparato mágico, se enfrascó tanto en la búsqueda de este tipo de noticias robadoras del buen ánimo, que se le pasaban las noches investigando de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y ansí, del poco dormir y del mucho averiguar, se le secó el cerebro, de manera que, por mor del facebook, vino a perder el juicio y cualquier otra cosa que tuviera, ya fuera almacenada o expuesta.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Desfacedor de alegrías (o Quijote de tristezas)