Semblanza de don Ernesto Trenchard

Trenchard dejó una profunda huella en la vida de las personas a su alrededor.

02 DE MARZO DE 2015 · 10:15

Ernesto Trenchard con su esposa Gertrudis y hermanos evangélicos.,
Ernesto Trenchard con su esposa Gertrudis y hermanos evangélicos.

Me gustaría comenzar estas notas biográficas acerca de Ernesto Trenchard con algún apunte personal. Apenas conocí directamente a D. Ernesto, como le solíamos llamar.

Llegué a Madrid en enero de 1972, y Trenchard falleció en abril del mismo año, así que mis posibilidades de profundizar en una relación personal con él quedaron muy reducidas. Sin embargo aquellas cortos meses resultaron ser muy intensos. Vivíamos en la misma calle, y pasé mucho tiempo en su casa. Sus fuerzas físicas se habían reducido mucho, pero tengo buenos recuerdos de los momentos de charla, y de los consejos recibidos acerca del proceso de adaptación a un nuevo país y una nueva cultura. Pude escuchar en un cursillo de formación exposiciones bíblicas suyas, realizadas con una evidente maestría, aunque mis conocimientos muy limitados del castellano me impedían sacar mucho jugo de aquello. Lo que más me impactó era su empeño en abrir su casa todos los fines de semana a distintos jóvenes de las iglesias evangélicas de Madrid. Siendo ya muy mayores tanto él como su esposa, Doña Gertrudis, no tuvieron ningún reparo a la hora de llenar su casa cada domingo al mediodía con un grupo nutrido de jóvenes para comer y charlar. ¡Cuán provechosos resultaron aquellos momentos para tanta gente de mi edad! Fue una manera más en que Trenchard dejó una profunda huella en la vida de las personas a su alrededor.

Ernesto Trenchard nació en Inglaterra el 10 de abril de 1902. Se convirtió a Cristo a los diez años de edad, y fue bautizado a los quince años. Como anécdota, decir que la iglesia donde se bautizó estaba ubicado en un pueblo inglés que llevaba el nombre de Beer, la misma palabra con la que los ingleses denominan la cerveza, de manera que le gustaba bromear diciendo que había sido bautizado en cerveza.

Durante su infancia Trenchard sufrió un accidente grave, una caída que dañó seriamente una pierna y que supuso un período de convalecencia de dos años. Pasó mucho de este tiempo encamado, y en este tiempo surgió su pasión por los libros y el estudio.

Hizo sus estudios universitarios en la Universidad de Bristol, donde se licenció en ciencias, y fue en este período, en el año 1922, cuando conoció a Tomás Rhodes, un misionero británico ubicado en Madrid. Este contacto despertó en Trenchard un vivo interés por España y por la obra evangélica en este país, de manera que dos años más tarde se trasladó a España en calidad de misionero para trabajar en la evangelización. Se ubicó inicialmente en Málaga, luego en Arenas de San Pedro, y a continuación en Toledo. Su primer libro, publicado en inglés, y recién traducido al castellano, contiene relatos de sus experiencias durante aquellos años. Allí le pilló el inicio de la Guerra Civil.

Con su esposa Gertrudis y sus hijos fue evacuado a Gran Bretaña, y pasó la siguiente década en su país natal. La condición de su pierna accidentada fue empeorando progresivamente, y en 1944 sufrió su amputación. Los años en España le habían marcado profundamente, llevándole a una identificación estrecha con esta nación, hasta el punto de que hablaba con frecuencia de “Nosotros los españoles”, de manera que la pérdida de su pierna supuso un gran golpe, al creer que le sería imposible volver a vivir y trabajar en este país.

Sin embargo el crecimiento del número de creyentes evangélicos en España en la posguerra había creado la necesidad urgente de maestros de la Biblia que pudieran enseñar y formar a los recién convertidos. Líderes de la obra evangélica escribieron a Trenchard pidiéndole que considerara la posibilidad de volver a España para aportar sus grandes dones de maestro a esta tarea. Sintiendo que, a pesar de los considerables problemas físicos que tenía, aquella carta constituía una llamada de parte de Dios, juntamente con su esposa decidió responder a la invitación, y en el año 1947 volvieron a España, estableciendo su residencia en Barcelona.

Aquel paso supuso el inicio de una labor gigante de enseñanza de la Biblia, no sólo presencial sino a través de una serie de excelentes cursos por correspondencia que introdujeron a muchos miembros de las iglesias evangélicas en toda España al estudio serio y concienzudo de la palabra de Dios. Esta empresa tomó el nombre de Cursos de Estudio Bíblico. Tal fue la aceptación generalizada de aquellos cursos que en una etapa posterior se creó un editorial, denominado Literatura Bíblica, a través del cual se publicó estas materias en forma de libros. Recuerdo que nada más llegar un servidor a España, Doña Gertrudis me puso a trabajar en los cursos básicos, primero del Evangelio de Marcos y luego el de Bosquejos de Doctrina Fundamental, actividad que fue muy positiva no sólo para mi progreso en el castellano sino también para mis conocimientos bíblicos.

Entregado a esta labor, que continuó a partir de su traslado a Madrid en el año 1964, Trenchard llegó a publicar en vida una veintena de libros que tuvieron una gran difusión no sólo en España sino también en otros países de habla castellana. La mayoría de estos libros tenían que ver directamente con el estudio de la Biblia en dos niveles: los cursos básicos ya mencionados del Evangelio de Marcos, Bosquejos de Doctrina Fundamental, juntamente con Normas de Interpretación Bíblica y Consejos para Jóvenes Predicadores, y los más avanzados como la Introducción a los Cuatro Evangelios y los comentarios sobre el libro de Hechos de los Apóstoles, y las cartas a los Romanos, la Primera a los Corintios, Gálatas y Hebreos, además de libros de introducción al Antiguo Testamento y otros con un temario más específico: La Familia Cristiana, El Niño y la Escuela Dominical, y La Iglesia, las Iglesias y la Obra Misionera.

Además de su labor literaria, Trenchard participó muy activamente en otros aspectos de la vida de las iglesias evangélicas en España. Fue presidente de la Alianza Evangélica Española desde 1953 hasta 1968, y de la Unión Bíblica en España desde 1953 hasta 1969. Participó en la formación de la Comisión de Defensa Evangélica en los tiempos de la dictadura, y fue miembro de la Asociación Tyndale de Investigación Bíblica en el Reino Unido. Contribuía artículos a revistas nacionales y extranjeras con gran frecuencia.

 

Timoteo Glassccok durante su intervención. / J. Alencar.

 Como dijo en su día un íntimo amigo argentino, Alejandro Clifford, el sonido característico del hogar de los Trenchard era el traqueteo constante de su máquina de escribir, siempre volcado su dueño en producir más materiales para ayudar a otros a comprender mejor la Palabra de Dios. Y esto no fue una labor de llanero solitario, sino que Trenchard supo trabajar en equipo, y formó a su alrededor un equipo de maestros de la Palabra, tanto misioneros como nacionales, que pudieron continuar su labor después de su partida con el Señor, el 12 de abril de 1972.

Quizá lo que mejor resume su visión del ministerio cristiano son dos textos de la segunda carta del Apóstol Pablo a su joven colaborador Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad”, y “Lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.

¡Gracias a Dios por D. Ernesto, y por su fidelidad en llevar a cabo esta comisión!

 

(*) Texto leído el pasado sábado 28 de febrero de 2015, durante el acto de presentación del ‘Comentario Expositivo del Nuevo Testamento’, obra de Trenchard y colaboradores. El acto, celebrado en el Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca, fue organizado por el Centro Evangélico de Formación Bíblica (CEFB) y la salmantina Asociación Cultural Evangélica Jorge Borrow, de la cual Glasscock es vicepresidente.

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