No habrá mas confusión

Sí, el Señor se acerca, cada vez más, cada día más... y su manifestación de gloria será impresionante.

19 DE ENERO DE 2015 · 16:50

Kee-Chung Son,Deportista
Kee-Chung Son

Cuando KEE-CHUNG SON escuchó el himno nacional de Japón pocos segundos después de recibir la medalla de oro como triunfador en la carrera de maratón de los juegos olímpicos de Berlín (1936), lo hizo con la cabeza gacha y sin demasiada alegría. Era normal: lo que sonaba no era su himno nacional porque él era coreano y había sido obligado a correr por un país que había invadido el suyo.

Treinta años después el comité olímpico internacional le dio la medalla a Corea, y se hizo justicia. Se había deshecho una “confusión” obligada.

Llegará un día en la historia en el que no habrá confusión en cuanto a lo que va a ocurrir. No sonará el himno nacional de ningún país, sino que se escuchara el sonido de la trompeta de Dios. Se escucharán cantos majestuosos para anunciar que viene en las nubes del cielo el Hijo de Dios, el Señor Jesús.

El Señor no vendrá como siervo humilde dispuesto a morir por la humanidad, ése era el cometido de su primera venida, y la historia atestigua que fue así. Esta vez vendrá con gran poder y gloria, ¡volverá para reinar! Nunca se habrá visto otra demostración de majestad como esa. La Biblia dice que toda rodilla tendrá que doblarse delante de Él: ya no habrá tiempo para prepararse o para reconciliarse con Dios, todos tendrán que reconocer a Jesús como Señor. Algunos tendrán que hacerlo, obligados... aunque ese hecho no servirá de nada para ellos.

¿Sabes una cosa? Los últimos acontecimientos mundiales nos enseñan que el día de la venida del Señor está muy cerca. Muchas de las señales que debían cumplirse, lo han estado haciendo en los últimos años. Ninguno de nosotros podría asegurar ni siquiera que vamos a terminar el año que estamos viviendo. Sí, el Señor se acerca, cada vez más, cada día más... y su manifestación de gloria será impresionante.     

Imagínate millones de seres cantando su grandeza, las estrellas brillando para Él, la naturaleza entera proclamando su poder, los ejércitos celestiales resplandecientes de luz como nunca se ha visto en la historia de la humanidad... y el Señor Jesús descendiendo del cielo. Los ojos de todos estarán puestos en Él, no habrá nada que pueda compararse a semejante belleza, nadie podrá apartar su mirada del Rey que viene.

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