Escrito en el recuerdo

“La victoria queda escrita en los libros, pero la manera de jugar permanece en la mente y el recuerdo”, decía Sacchi.

21 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 10:34

Arrigo Sacchi entrenó al Milan AC en los 90.,Pluma
Arrigo Sacchi entrenó al Milan AC en los 90.

Sacchi fue el entrenador que hizo del AC Milan un equipo de ensueño. No solo ganaron la liga y la copa italianas, sino también la Champions League, enamorando a muchos por su manera de jugar. Uno de sus jugadores clave fue el delantero holandés Van Basten, que un día le preguntó la razón por la que además de ganar había que jugar bien. Arrigo Sacchi le contestó: “La victoria queda escrita en los libros, pero la manera de jugar permanece en la mente y el recuerdo”.

“Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23). ¿Recuerdas? Fíjate en un detalle: habla de todo lo que hacemos. No se trata solamente de lo espiritual, o de lo que ganamos o tenemos. Se trata de cada situación en la que estamos, de cada decisión que tomamos.

Muchas personas solo se conforman con ganar, y en ese proceso pierden toda la belleza del juego. No les importa lo que tengan que hacer ni a quién dejar en el camino, ni si tienen que mentir o herir a otros. Lo único que importa es vencer a cualquier precio. Y el fin sigue sin justificar los medios.

Puede que la victoria esté escrita en tu vida, pero si has perdido la esperanza, la capacidad de asombrarte y admirar, el agradecimiento, o el cariño de los que tienes al lado, el precio que has pagado es demasiado alto para lo que has conseguido. Tarde o temprano vas a vivir en un completo desencanto con respecto al futuro y en la frustración continua de no saber disfrutar con lo que tienes, porque siempre estarás tratando de conseguir algo más.

Si solo pensamos en nuestros objetivos y en nuestras metas, perdemos la belleza de las circunstancias que aparecen en nuestro camino. Dejamos de disfrutar de la sorpresa de lo inesperado y el privilegio de parar cuando algo merece la pena. Vivimos acelerados siempre porque solo pensamos en llegar al siguiente objetivo y a nuestra próxima meta. Si todo en la vida es tener más, conseguir más, alcanzar más... Somos incapaces de descansar un solo momento.

Corremos para que la vida no se nos escape, y en esa carrera entregamos todas nuestras fuerzas; y con el paso del tiempo todas las ilusiones que teníamos van tornándose en amargura por lo que no hemos podido conseguir y en desencanto por lo que sí hemos conseguido, pero que nos ha decepcionado por completo.

Las vidas que realmente influyen en la sociedad son las de las personas que disfrutan de lo que están haciendo. Los que trabajan no solo para sí mismos, sino también para los demás. Que tienen objetivos, sí, pero no pierden sus vidas por ellos. Las personas valiosas no son las que tienen mucho, los campeones o los poderosos. ¡De esos nadie se acuerda, aunque sus nombres hayan quedado en la historia! Dios quiere que disfrutemos de cada momento de nuestra vida.

No todo es ganar.

Tampoco se trata de perder siempre, ¡ya me entiendes! De lo que estamos hablando es de la manera en la que vivimos. ¿Corremos de un lado a otro sin ningún sentido para conseguir logros que jamás nos satisfacen?

Te recomiendo que decidas vivir de corazón. Disfrutarás mucho más de lo que piensas y tu vida quedará en el recuerdo de todos. Y lo que es aún más importante: también quedará en el corazón eterno de Dios.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Escrito en el recuerdo