Aesvida

Colaborador (AESVIDA)

MADRID · 07 DE MARZO DE 2015 · 19:12

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Muchos dicen que manifestarse no vale para nada. Que “salir a la calle” es una pérdida de tiempo porque, al final, nada se consigue; que luego las manifestaciones se vuelven violentas, que los que van, al saber qué intenciones llevan, etc., etc.         
Sí, podemos  encontrar muchos argumentos para no hacer nada, para no salir a la vía pública, para seguir en nuestra comodidad. Podemos preferir quedarnos en nuestra casa viendo en la televisión lo que otros hacen, a la vez que los criticamos.

 

Para manifestarse puede haber muchos motivos, (los hay y los habrá).  Este solo es un pequeño medio, un símbolo de expresión, donde ciudadanos, hoy libres, se unen para reivindicar, apoyar o protestar por una causa. Es una reunión pública, generalmente al aire libre donde se puede declarar y dar a conocer el objetivo del manifiesto. Un derecho en países donde la Democracia es un privilegio.

 

Si somos cristianos, podemos orar;  debemos orar, es indiscutible pedir a Dios que obre y mueva los corazones de los gobiernos para que las leyes sean más justas. Como creyentes y como Iglesia debemos pedir al único Señor de la historia que él intervenga para su gloria y para nuestro bien. Que por su misericordia toque los corazones y las mentes de los legisladores para que sean más cercanos a los verdaderos principios cristianos, que tanto bien, desarrollo y crecimiento traen a una sociedad.

 

Ahora pues, creo firmemente, como la Biblia nos muestra desde Génesis hasta Apocalipsis que Dios sigue usando a hombres y mujeres para llevar a cabo su voluntad. Por tanto después de buscar la dirección de Dios, se hace pues coherente dejarnos usar por Él mismo; poner por práctica la petición de querer ser usados por Dios.

 

Como creyentes, somos llamados a comprometernos con el mundo donde Dios nos ha puesto, a preocuparnos (ocupándonos) de las realidades que nos rodean siendo responsables del buen hacer aunque este nos pudiera parecer un granito de arena en la inmensidad del mar ante la fuerza de su marea.

 

Por ello, como cristiano, lo seas tú o no, te animo a sumarte a la Marcha en la que por primera vez en España participa en su organización una entidad evangélica (AESVIDA).    

 

El día 22 de Noviembre a las 12.00 horas, desde la Glorieta de Ruiz Jiménez hasta la Plaza de Colón.  Una marcha que defiende la VIDA, la dignidad del no-nato y su derecho a la misma vida.         


Muchas son las crecientes manifestaciones en pro de los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo, pero menos son las que defienden el derecho de los que aún no pueden expresarse: de los  más débiles.

Cada vida humana cuenta. Para Dios sí cuenta. Por tanto: ¿Quiénes somos para negar tal realidad poniendo nuestros propios derechos por encima de la vida de nuestros semejantes aun estando estos por nacer?           
¿Tenemos algo de responsabilidad?

El 22 de Noviembre tenemos la oportunidad de unirnos a una voz, de expresar nuestra posición ante la importancia y verdad de que la vida es digna, y merecedora de protección en cualquier momento de su desarrollo.

Salgamos de nuestras iglesias; salgamos de nuestro círculo de confort y crítica pasiva.  Actuemos responsablemente, unámonos para declarar con nuestra presencia que valoramos lo que Dios nos ha dado: el regalo de la vida, una vida para poder vivir sin que nadie nos impida nacer a ella.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Magacin - Aesvida