Lutero en San Marcos de Lima

Por presión de la Iglesia Católica, la película “Martín Lutero” no pudo exhibirse en los cines de Perú. Inventamos el slogan “Venga a ver la película prohibida”.

03 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 22:45

,Martín Lutero

El excelente artículo de José de Segovia sobre películas acerca de Martín Lutero me ha traído a la memoria un evento de mi juventud como universitario evangélico en la Universidad de San Marcos de Lima.

Hacia 1955 formamos un grupo de estudiantes evangélicos al cual llamamos Círculo Bíblico Universitario (CBU). Nuestra principal actividad eran los círculos de estudio bíblico en diferentes facultades usando el método inductivo que por su carácter participativo atraía a una gran variedad de estudiantes. Varios de ellos llegaron a tener una experiencia personal de fe en Cristo durante aquellos estudios.

Fue en octubre de 1957 que el CBU ensayó un impacto masivo en San Marcos con la película “Martín Lutero”. Yo invité a un colega de la Federación Universitaria (FUSM) a ver esa película en mi iglesia, y él me respondió que si la llevaba a la universidad él me ayudaría a conseguir el Salón General, un auditorio amplio y clásico, situado junto a la Biblioteca. Aunque con cierto temor interior acepté el desafío. Cuando se consiguió el local, pusimos manos a la obra en el grupo y empezamos a hacer propaganda en pizarrones y por medio de volantes y afiches.

Por la presión de la Iglesia Católica, que dominaba la comisión de censura de las películas que se exhibían en público,  la copia de 35 mm de la película “Martín Lutero” no pudo exhibirse en los cines del país. Así que inventamos el slogan “Venga a ver la película prohibida”. Pese a nuestro trabajo intenso no creímos que muchas personas viniesen.

Cual no sería nuestra sorpresa cuando la noche de la presentación, quienes llegamos algo atrasados con el equipo de proyección, el telón y la película, encontramos el Salón General lleno de tope a tope.

Una salva de aplausos nos recibió cuando entramos en el salón. Luego de la proyección de la película nos quedamos más de dos horas en un debate apasionado. Los estudiantes marxistas aprovecharon para atacar a la Iglesia de Roma y al Fascismo, y los pocos estudiantes católicos que hablaron trataron de referirse a los excesos de Lutero, según las versiones totalmente arbitrarias que en esa época todavía ciertos textos escolares de historia ofrecían, sin  ningún respeto por la verdad histórica.

Los del CBU tuvimos oportunidad de hablar con toda claridad sobre lo que significa la conversión personal, la justificación por la fe y las consecuencias sociales del Evangelio por el impacto de la Reforma. Lo que nos impactó y fortaleció nuestra fe y vocación fue ver el interés de la masa estudiantil en estos temas.

A pedido de los propios estudiantes y la Federación la película se presentó tres o cuatro veces más en el Salón General y luego fue a dar a otras escuelas y centros superiores. Así se generó en el CBU la convicción de que por lo menos una vez por año debíamos realizar una actividad masiva en la propia universidad, además de los grupos de estudio bíblico y la obra de evangelización personal.

Aquella película sobre Lutero estaba basada en una excelente biografía del reformador alemán que había escrito Roland H. Bainton, un historiador que era profesor en la Universidad de Yale. Su título en inglés era Here I stand es decir “Aquí estoy”[1] frase famosa con la cual Lutero se negó a retractarse como se lo pedían en la Dieta de Worms ante el Emperador Carlos V. Es todavía una de las mejores biografías del reformador en nuestra lengua.  La obra Lutero: un destino del historiador francés Lucien Febvre[2] pasa revista a las controversias históricas acerca de Lutero en la Iglesia Católica, y a la renovación de las investigaciones que se dieron en el ámbito protestante. Resulta sorprendente que escritores católicos reconocidos como progresistas, como es el caso de José Luis L. Aranguren, hayan mantenido sin embargo una línea hostil y pobremente informada en su tratamiento de Lutero.[3]

Sin duda Lutero tenía una personalidad vigorosa y apasionada que se puede ver aún en sus obras que no son de controversia.

Al acercarse la celebración de los 500 años de la Reforma Protestante en 2017 será deseable que los estudiosos evangélicos españoles vuelvan a evaluar la figura histórica de Lutero para entender mejor el genio,  espíritu y mensaje de la Reforma.

Sin embargo, como nos lo recuerda José de Segovia, los evangélicos tenemos la convicción de que la Reforma fue obra del Dios que actúa en la historia  y no simplemente un logro de la audacia de un hombre genial.  

 

[1] La versión en castellano es, Roland H. Bainton, Lutero, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1955.

[2] Lucien Febvre, Lutero: un destino, Fondo de Cultura Económica, México, 5ta. Reimpresión, 1983

[3] José Luis L. Aranguren, Catolicismo y Protestantismo como formas de existencia, Revista de Occidente, Madrid,  2da. ed., Madrid, 1957. 

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