“Lo mejor que tiene un creador son sus valores, desde ellos puede entender el mundo”

Curro Royo, guionista de series de éxito, cree que los evangélicos en España siguen teniendo “un enorme problema de comunicación”.

MADRID · 16 DE FEBRERO DE 2014 · 23:00

<p>
	Curro Royo, a la izquierda, durante la grabaci&oacute;n de &#39;Oniric&#39;.</p>
,

Curro Royo, a la izquierda, durante la grabación de 'Oniric'.

Con la resaca de la entrega de los Premios Goya y en medio de un largo debate sobre el futuro del sector audiovisual en España, hablamos con un guionista de Cine y Televisión que cuenta ya con una trayectoria notable. Curro Royo nos explica cómo vive su fe en el mundo en el que lleva trabajando durante dos décadas. Mientras en Televisión Española arranca la nueva temporada de‘Cuéntame’, Curro Royo ya está metido de pleno en la creación de la siguiente, “la decimosexta”. Escribir para una serie de éxito no es una experiencia nueva para él, también en ‘Médico de Familia’ o ‘Periodistas’ firmó capítulos. El cine también le apasiona, siendo parte de proyectos como ‘El arte de morir’ (2000), ‘Trece campanadas’ (2002), ‘El Club de los Suicidas’ (2007) u ‘Oniric’ (2012). Su último gran trabajo como guionista es la esperada adaptación de la obra de Pérez-Reverte: ‘Las Aventuras del Capitán Alatriste’ (2014). La serie emitirá su primera temporada en Telecinco y Royo lo espera ilusionado. Buen conocedor de lo que se cuece en el mundo cultural y especialmente en la Industria Audiovisual, le hemos pedido que nos explique su día a día como escritor y el papel que su fe juega en todo ello. P. ¿Qué significa ser guionista y ser cristiano en el día a día de tu trabajo? R. Creo que lo mismo que significaría si en lugar de “guionista” pusiéramos “profesor”, “cocinero” o “fontanero”. Mi vida no es mi trabajo. Mi trabajo es mi trabajo, y por apasionante que sea, ocupa una parte acotada de mi tiempo y mi cabeza. Ser guionista no es lo mejor que me ha ocurrido en la vida y mirealización personal no pasa por el éxito o el reconocimiento que tenga del medio. Tiene su lugar... y al mismo tiempo, eso no significa que sea un compartimiento estanco. Paso muchas horas al día escribiendo, o reuniéndome con gente para hablar de lo que escribo. Al teclado, o en esas reuniones, soy... o lucho por ser el mismo que los domingos por la mañana va a la iglesia. P. ¿Puedes hablar con naturalidad de la fe en tus historias? ¿O sientes algún tipo de presión del público o incluso de compañeros de trabajo a la hora de crear? R. Yo diría que me resulta muy sencillo y muy natural hablar de mi fe con mis compañeros... cuando sale de una forma sencilla y natural en la conversación. Quiero decir que muchos, muchos de ellos saben que soy creyente, porque llevamos años de trabajo en común o porque además de compañeros somos amigos. Sin embargo, con muchos otros, la conversación no ha surgido, ni creo que surja ni tenga por qué surgir. Respecto a la presión... no tengo otra presión en el trabajo que escribir lo mejor posible mis capítulos o mis películas. Si estuviera en una serie en la que sintiera ésa presión, la dejaría en cuanto me fuera posible. P. El hecho de tener unos valores concretos, ¿es un hándicap a la hora de trabajar en guiones en los que no eres el guionista principal o el director? R. En absoluto. Creo que lo mejor que tiene un creador son sus valores. Es desde ellos que uno toma una postura y puede entender el mundo. Ahora bien... una postura, no es una trinchera. Yo tengo muy claro que mis valores no tienen por qué ser los valores de mis personajes. Es más, he escrito, escribo y escribiré escenas e historias que responden a valores con los que no me identifico. Realmente es lo más divertido y a la vez lo más difícil de ser un contador de historias. Te levantas, te tomas un café, te pones al teclado... y de repente eres un asesino en serie, un espadachín del Siglo de Oro, un policía fascista en la Transición... Si juzgas a tus personajes, si no les dejas ser coherentes con sus valores, los conviertes en marionetas, y terminas escribiendo clichés y lugares comunes. P. ¿Cuánto de tu fe reflejas en tu guión en la práctica? ¿Es menos de lo que quisieras, o al revés, crees que hay peligro de sobreexponerla? R. Hace tiempo que descubrí que todo contenido impuesto a la fuerza a una historia, venga o no venga a cuento, es propaganda... y la propaganda mata la ficción. No me interesa hacer propaganda, ni de mi fe, ni de nada. Si es inherente a la historia, surgirá de una forma natural. Tomemos por ejemplo ‘Shadowlands’ (en español, ‘Tierra de Penumbra’), la historia de amor entre C. S. Lewis y Joy Gresham. El guionista, William Nicholson, no es creyente. Relatando su deriva hacia el ateísmo en la época universitaria, Nicholson afirma: “Por mucho que quería creer, tenía claro que somos los hombres quienes, en nuestra inmensa necesidad, nos inventamos a Dios”. Sin embargo, es un buen guionista, y compartiera o no compartiera la fe de C. S. Lewis, se dio cuenta de que era imposible escribir esa historia sin abordar la crisis de fe que sufrió Lewis al perder a su mujer. Lo mismo puede decirse del director que hizo la versión más famosa, Richard Attenborough. Sin ser creyente, supo respetar el espíritu del guión y el resultado es magnífico. Yo lo que de verdad llevo esperando toda la vida es que me suceda lo que le ocurrió a C. S. Lewis, el día que en su imaginación, vio un fauno salir de la nieve junto a un farol. Lewis siguió al personaje, y descubrió que se llamaba Sr. Tumnus, y que habitaba en un mundo llamado Narnia. Como el propio Lewis afirmó, “todo empezó con imágenes, un fauno que lleva un paraguas, una reina en un trineo, un magnífico león. Al principio ni siquiera tenían nada cristiano. Ése elemento se infiltró por propia voluntad”. De todas las imágenes que me han llevado a historias en estos veinte años que llevo escribiendo guiones, ninguna me ha llevado a Narnia. Tal vez ninguna lo haga. P. ¿Qué etiquetas o prejuicios se asociarían a ser evangélicos, en el ambiente de la producción de cultura en España? R. Los evangélicos tenemos un enorme problema de comunicación en todos los ámbitos de este país. Una y otra vez escuchas lo de “evangelistas”, cuando a nadie le sonaría bien “catolicista”, por poner un caso. No se sabe quiénes somos ni qué creemos. La inmensa mayoría de los españoles ni siquiera equipara “evangélico” a “protestante”. Entre esos españoles, desgraciadamente, también hay unos cuantos evangélicos. Si en el pasado éramos “herejes”, ahora somos “sectarios”. Nunca se nos ha dejado ser lo que somos, cristianos. P. En los casos que tú has conocido de cerca, sea cine o series de televisión españolas, ¿se ha presentado alguna vez a un personaje que se presente como “evangélico”? R. En los casos que yo he conocido de cerca, no. P. ¿Qué les recomendarías a los cristianos, a la hora de acercarse al entretenimiento en España? R. Examinadlo todo y retened lo bueno. Realmente, hoy en día hay tanto y tanto que ver que no merece la pena perder el tiempo viendo algo que no merezca la pena. De entre todos los dones que Dios nos ha dado, hay uno que raramente apreciamos. Es una capacidad innata para detectar algo que no es para ti: se llama aburrimiento. Los tiempos de sentarse frente al televisor a ver “qué hay”, han pasado y es el momento de asomarse a una oferta global. P. Por último, ¿qué le aconsejarías, de cara al futuro, a los universitarios que están estudiando Cine ahora? R. Que emigren.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cultura - &ldquo;Lo mejor que tiene un creador son sus valores, desde ellos puede entender el mundo&rdquo;