Badalona precinta local de la comunidad evangélica rumana

El Ayuntamiento difunde ampliamente a los medios la operación. Alcalde alega quejas de los vecinos.

BADALONA · 27 DE ENERO DE 2014 · 23:00

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	Momento en el que proceden al precinto del oratorio. / Ayto de Badalona</p>
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Momento en el que proceden al precinto del oratorio. / Ayto de Badalona

El Ayuntamiento de Badalona precintó este domingo el local que usaba desde hace 6 meses una comunidad de evangélicos de origen rumano de la ciudad. La acción se llevó a cabo en medio de una celebración dominical, cuando 80 personas participan en su culto en el barrio de La Salut. Agentes de la Guardia Urbana con equipación de antidisturbios escoltaron el domingo a técnicos de disciplina urbanística cuando hicieron su intervención en el local situado en los bajos del número 83 de la calle Pau Piferrer. Las personas que se encontraban en el interior tuvieron que abandonar el espacio y se les comunicaba a los responsables de la congregación que se ponía en marcha la ejecución del "expediente de legalidad urbanística", que comportaba el cierre del local. Según difundía después el Ayuntamiento de Badalona, el local tenía 130 metros cuadrados y no contaba con una licencia para usos religiosos. Las autoridades habrían recibido quejas por ruido e incivismo del grupo, que sólo había usado el espacio durante el último medio año. CONSELL EVANGÈLIC Y ANTERIOR IGLESIA DAN MÁS DETALLES A raíz de la noticia, aparecida en medios nacionales como ABC, 20 Minutos o La Vanguardia, Protestante Digital se ha puesto en contacto con el Consell Evangèlic de Catalunya (CEC), que ha explicado que no tenía constancia del grupo. Según datos del CEC, sí se había reunido en la misma direcciónpreviamente otra comunidad evangélica, perteneciente a Asambleas de Dios (FADE) y esta sí registrada en Ferede. Liderada por su pastor Moisés Segura, la comunidad anterior había tenido en alquiler el mismo espacio.También a preguntas de este diario, Segura ha explicado que entraron “hace unos 6-7 años” y en su caso, "los vecinos nunca se habían quejado”. Cuando decidieron cambiar de lugar de reunión, algunos de los vecinos incluso expresaron su aprecio por la congregación y pena por su salida. En los meses previos al cambio, la comunidad rumana había entrado en contacto con la iglesia liderada por Segura y ambas congregaciones compartieron el local durante algunos domingos, en celebraciones separadas. Tras un acuerdo con el propietario del local, los nuevos inquilinos habían entrado a alquilar definitivamente los bajos del 83 de la calle Pau Piferrer. En relación a los motivos del precinto del espacio, tanto Segura como el CEC han reconocido que no conocían de primera mano las actividades que la comunidad rumana llevaba a cabo en el local en estos últimos meses. Ambos, también, han coincidido en destacar la importancia del “buen testimonio” de cada iglesia con su comunidad vecinos, y la necesidad de que cada comunidad evangélica respete los límites de espacio de los locales y garantice un buen uso de la vía pública. ALCALDÍA SIGUE CON SU 'LÍNEA DURA' El propio alcalde de la ciudad, Xavier García Albiol, ha informado de la intervención insistiendo en que "este espacio se estaba utilizando de manera ilegal como local de culto religioso evangélico desde hacía unos 6 meses". García Albiol ha justificado la decisión refiriéndose por “la alarma creada entre los vecinos, los cuales de manera reiterada nos han hecho llegar sus quejas por los ruidos que generaba la actividad y los comportamientos incívicos de los usuarios del servicio en la vía pública”. El precinto y su amplia difusión en los medios de comunicación va en la anunciada línea de dureza contra comunidades étnicas sobre las que se habían generado quejas vecinales en los últimos años. García Albiol es alcalde desde 2011, tras una campaña electoral polémica en la que insinuó que la comunidad gitana rumana era causante de buena parte de la inseguridad ciudadana. El caso, que cobró trascendencia nacional en los medios, acabó en los juzgados con la acusación de un presunto delito de provocación al odio, un proceso del que el alcalde de Badalona finalmente quedó absuelto. En una de las fotos del momento del cierre se ve a varios agentes de la policía junto a miembros de la congregación. Las imágenes fueron divulgadas a los medios por el propio Ayuntamiento. En ellas se reconocen perfectamente las caras (y por tanto, la identidad) de algunas de las personas que forman la comunidad evangélica rumana de Badalona.

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