Israel adopta la dieta de langostas y miel de Juan el Bautista

Los restaurantes israelíes convierten la plaga de langostas en una aventura del paladar para exquisitos ¡si Juan el Bautista levantara la cabeza!

JERUSALÉN · 28 DE MARZO DE 2013 · 23:00

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	Moshe Basson, cocinero de referencia en Israel / &#39;The Eucalyptus Restaurant&#39;, Jerusal&eacute;n</p>
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Moshe Basson, cocinero de referencia en Israel / 'The Eucalyptus Restaurant', Jerusalén

Desde principios de marzo, Israel está sometido a la llegada incesante de langostas que, en cinco oleadas diferentes, ha llenado sus cielos con más de 30 millones de insectos. Procedentes de Egipto y justo antes de la Pascua que celebran esta semana (como en las plagas bíblicas que liberaron al pueblo judío del yugo del faraón), las langostas se han convertido en un problema serio para el campo, sobre todo para la patata y el maíz, donde encuentran alimento. Las pérdidas se cuentan por millones de euros, según el Ministerio de Agricultura, pero los israelíes han sabido encontrar la cara buena de esta crisis: la gastronómica. Familias enteras se han echado al desierto del Negev, la zona más afectada, para recolectar esta especie de saltamontes y echarlos a la cazuela, rescatando viejas recetas de Yemen o Marruecos, los países donde con más naturalidad se comen estos bichos. Chefs de referencia como Moshe Basson, del restaurante The Eucalyptus (Jerusalén), han pagado cifras inconfesables por lograr unos cuantos kilos y cocinarlas en cenas privadas, para algunos ricos privilegiados. Empanadas, fritas o caramelizadas, son la sensación culinaria del momento. La langosta dulce, al estilo de la que tomaba con miel el profeta Juan el Bautista en el desierto, es ahora sin embargo una receta mucho más sofisticada: se rocían de caramelo, o se ponen cubiertas de chocolate negro, dulce de leche, merengue o crema batida de coco y hojas de remolacha, generalmente para servir de entrante. Claro que Basson tampoco viste con piel de camello. CERRADO POR PESAJ El chef Basson, que tiene su restaurante frente a la muralla jerosolimitana, junto a la ciudad vieja, reconoce que ha tenido un "golpe de suerte", aunque se siente "triste" por lo mal que lo están pasando los agricultores "y los hermanos de Sudán o Eritrea, donde también están llegando los insectos, y donde ya apenas hay nada que comer". Aunque por ahora la plaga ha dejado en paz a la región, algo que no afecta al Eucalyptus, porque ha cerrado estos días. El cierre no es por las vacaciones, sino por la prohibición kosher de cocinar con harina y levadura en estos días de pascua. Por eso al Pesaj (en judío, o Passover en inglés) se le conoce también como "la fiesta del pan ácimo". Ni una miga de pan puede haber en las cocinas particulares y profesionales. Se recuerda a los israelitas que se marcharon a toda prisa de Egipto y, siguiendo las órdenes de Dios a través de Moisés, la masa de pan la hornearon en forma de matzah, pan ácimo. Con la Pascua festejan el fin a 400 años de esclavitud. ¿COMÍA “KOSHER” JUAN EL BAUTISTA? "No saben a nada, en realidad, pero la textura es una mezcla suave y crujiente que engancha", explica Nimrod Azulay, un vendedor del mercado de Mahane Yehuda, nacido en Argelia. Mientras ha tenido provisiones, ha vendido el medio kilo a unos 100 euros. No ha expuesto las langostas, por temor a tener problemas con los rabinos centroeuropeos, que no tienen muy claro que sean kosher, es decir, un alimento conforme a las reglas del kashrut, la ley alimentaria judía. Los rabinos de las comunidades árabes insisten en que son puras, que la Torá reconoce expresamente que se pueden comer cuatro tipos de ellas, las rojas, amarillas, grises moteadas y blancas, pero aquellos de zonas más frías, donde estas plagas son menos comunes, nunca han tenido la oportunidad de cocinarlas y por eso tienen dudas. Para el chef Basson mantener su etiqueta de kosher en el Eucalyptus es vital, basando como basa su carta en la cocina bíblica, que retoma alimentos y procesos tradicionales muy apreciados por la comunidad judía más observante.

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