La moda ¿destruye la salud mental de sus ídolos?

En las últimas semanas, dos noticias desconectadas han provocado la misma pregunta: ¿está la industria de la moda poblada por gente mala? Columnistas como India Knight, afirman que la moda tiene el corazón podrido. Primero fue la muerte de Isabella Blow. Hija de la clásica familia de dilapidadores británicos, descubrió a talentos como la modelo Sophie Dahl o los diseñadores Philip Treacy o Alexander McQueen, fue "mano izquierda" de Anna Wintour en Vogue y en los últimos años supervisaba la aristocrática Tatler. Se suicidó a la edad de 48 con un sorbo de matarratas. Murió arruinada y no demasiado arropada por los triunfadores a los que ayudó a saltar a la fama. También saltó a los titulares otro caso, el de Peter Braunstein, periodista del Women´s Wear Daily, la biblia de la industria, fue despedido porque tuvo un brote esquizoide y se presentó en la fiesta de una ex compañera de trabajo, a la que vejó sexualmente. En el juicio, que se celebró en Nueva York, Braunstein alegó que la moda le llevó a hacerlo.