Crepúsculo: vampiros y mormones

Estas vacaciones tenemos Navidades con vampiros. La película que está arrasando estas fiestas, Crepúsculo, es la adaptación del primer libro de una serie que está causando auténtico furor en el público adolescente. La autora de esta historia romántica de vampiros, Stephenie Meyer, es una joven ama de casa norteamericana, cuya característica más singular es su pertenencia a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (o sea, los mormones). La red se ha llenado estas ú

15 DE DICIEMBRE DE 2008 · 23:00

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A primera vista no parece haber mucha religión en estos libros. Los personajes no hacen oraciones, ni van a la iglesia. Y desde luego no sale Joseph Smith en ninguna página. Es verdad que la primera página tiene una cita bíblica, pero ¡eso lo hace hasta Hemingway!, que aunque se crió como presbiteriano, no es que fuera muy cristiano, qué digamos... La cita, me dice además mi hija (que estudia filología inglesa), que no es la misma que la versión original. Han cambiado el texto de Génesis 2:17 por Daniel 2:12. ¡Misterios de las traducciones! Pero empecemos por el principio, que es como comienzan todas las buenas historias, según Alicia en el País de las Maravillas… Crepúsculo es la historia de una adolescente, Bella Swan, que se muda a una nueva ciudad y se enamora de un vampiro “vegetariano”, que bebe la sangre de pumas y otras presas animales, en vez de seres humanos, porque “no quiere ser un monstruo”. Estos chupasangres no son las criaturas a las que estamos acostumbrados en otras historias de terror. No tienen colmillos. Andan a plena luz, de día, aunque no duermen (o sea como la mayor parte de los adolescentes hoy en día). Van al instituto, lucen un cuerpo perfecto. Y su imagen si que se refleja en el espejo... El vampiro, Edward Cullen, no sabe si está más atraído por Bella o por su sangre. Ella tiene un olor especial, que le hace querer devorarla, pero como está enamorado de ella, intenta ejercer el autocontrol. Ella quiere tocarle, pero él al principio no le deja siquiera acercarse, para que no descubra su fría piel de vampiro y poder así resistir la tentación. Como cualquier joven mormón, soporta una gran tensión sexual, pero intenta mantener la pureza, para poder ser recomendado en el Templo. Esta es una historia que exalta la castidad. Se evita el sexo, para poder disfrutar de un amor tan eterno como el del “matrimonio celestial”… CULTO A LA FAMILIA Quien piensa que nadie se preocupa por la familia como católicos o evangélicos, es que no conoce el mormonismo. No hay creencia religiosa tan
 
centrada en la familia como la propia doctrina mormona. Para los cristianos, la familia es muy importante para comunicar la fe; pero para los mormones es clave para la vida eterna. El proceso de deificación que en realidad supone el mormonismo, se centra en rituales y prácticas, que tienen el matrimonio como elemento central. Para Bella, el camino a la inmortalidad pasa por el matrimonio, pero sobre todo por la procreación, que alcanza en el cuarto libro y presenta el Libro del Mormón como la única forma de vivir para siempre. ¿Por qué utiliza entonces una historia de vampiros? La razón es evidente. “Si los vampiros gustan tanto”, dice el editor de la serie en España (Alfaguara Infantil), es “porque en el fondo todos queremos ser como ellos, y no morir nunca”. ¿Son entonces los vampiros mormones? No exactamente. La familia Cullen está en un plano superior de existencia, comparados con otros vampiros. En el libro segundo y tercero, Bella se pregunta incluso si Edward no puede ascender todavía más, cuando muera, a causa de su bondad. Meyer contrasta a los iluminados Cullen con los “comedores de carne”, que todavía se alimentan de seres humanos y siguen sus instintos más básicos. Esta familia parece vivir la “progresión eterna” de los mormones. La familia no es sólo el factor humanizador, que los distingue de otros vampiros, sino también de los seres humanos. La madre de Bella está separada, pero ha encontrado ahora un novio, que hace que ella se vaya con su padre a este pequeño pueblo del estado de Washington. A ella no sólo le atrae Edward, sino también su familia, que es todo un modelo de convivencia. Es una familia extraña, porque en los tres primeros libros parece que los vampiros no pueden procrear (ya que están muertos), pero en el cuarto tienen hijos al morder niños. Al casarse Bella y Edward, conciben una criatura, que al nacer pone a su madre al borde de la muerte. Edward la salva convirtiéndola en vampiro, como si fuera el “sello del matrimonio celestial”, que permite que se puedan convertir en una familia eterna. EL MORMONISMO HOY El mormonismo nace como otras “nuevas religiones americanas” en el ambiente milenarista del siglo XIX. La evolución que estos grupos han tenido desde su origen es un amplío campo de estudio en las universidades americanas. Los mormones, los Testigos de Jehová, la Ciencia Cristiana y los adventistas, tienen muchos elementos en común. Todos ellos tienen una historia aparte de las ramas tradicionales del protestantismo, que nada tiene que ver con los movimientos evangélicos que había entonces, por mucho interés que tuvieran en la profecía. No hay duda que estas religiones eran sectas, en el sentido tradicional del término. La realidad hoy es sin embargo muy distinta. Estas religiones ya no son sectas, en el sentido sociológico del término. Son movimientos que han evolucionado, hasta adquirir una respetabilidad de la que carecen todavía las sectas que nacen en el siglo XX. Aunque su doctrina en muchos sentidos no haya cambiado, una cosa son sus ideas y otra la práctica. Algunos de ellos se han ido acercando al protestantismo, como los adventistas. Otros están todavía en un proceso de transición, como los Testigos de Jehová, desde su enfoque tradicional apocalíptico, a una visión más moralista, que suele caracterizar a todos estos grupos religiosos. Los mormones suelen ser bastantes menos agresivos que los Testigos. Y últimamente tienen una gran presencia en la sociedad norteamericana. Si hombres como Henry Paulson, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, han dado a conocer la Ciencia Cristiana en los más altos ámbitos del poder norteamericano, un político republicano mormón como el anterior gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, ha recibido por primera vez apoyo para su candidatura a la presidencia de muchos cristianos, por su imagen limpia de apoyo a la familia. En cierto sentido se puede decir que ha habido un auténtico resurgir de la cultura mormona.
Un escritor como Orson Scott Card es ya todo un clásico de la literatura de ciencia-ficción. Libros como su serie de Alvin son incomprensibles sin conocer el Libro del Mormón. La música de uno de los más prestigiosos grupos independientes, Low, basa su espiritualidad en el mormonismo del matrimonio que lo dirige. Directores de cine mormones como Ryan Little, han hecho que películas como la premiada Saints and Soldiers sean distribuidas por compañías tan importantes como Paramount, ofreciendo una clara perspectiva de su fe. La cultura mormona es tan amplía, que va desde las historias de vampiros de Meyer a ciertas tendencias de moda, que llegan incluso a crear un cierto tipo de erotismo basado en la tensión sexual. Este tipo de legalismo suele producir además una doble moral, que hace que un estado mormón como Utah sea uno de los mayores consumidores de pornografía que hay en Estados Unidos. AMOR ETERNO Aunque los mormones siguen siendo conocidos por su poligamia original, la realidad es que la mayor parte de los mormones hoy, ya no la practican. Después de Joseph Smith, ha habido muchas divisiones. Hay diecisiete denominaciones que se consideran hoy mormonas, pero sólo cuatro son polígamas y otra es sólo para homosexuales. La mayoritaria cuenta con unos trece millones. Mientras que todas las demás juntas, no llegan al millón de miembros. El ideal de los mormones hoy es claramente monógamo, aunque no piensan que sus antepasados estuvieran equivocados. Bella y Edward tienen un tipo de amor romántico poderoso, apasionado y perfecto. Están dispuestos a sacrificar cualquier cosa, por el bien del otro. El mayor conflicto no es si Bella debe, o no, convertirse en vampiro. Ella quiere pasar la eternidad con Edward, pero él no quiere que pierda su humanidad. Es un amor sacrificado, pero no libre de tentaciones. El libro gira en torno a este tema, mientras que la película se centra más en la atracción sexual. Su directora, curiosamente viene del cine independiente, Catherine Hardwick, que se enfrentó en Natividad al desafío de integrar lo sobrenatural en el mundo natural. Su cinta es un producto para adictos a la serie. Los demás la encontrarán cursi y ridícula. Sobre todo el espectador adulto, que no ha leído los libros, se encontrará perplejo, como en otras sagas fantásticas, ante una historia que le resulta absurda. Puesto que es sólo comprensible para adolescentes iniciados. Los distribuidores han cambiado en España la frase promocional de la película. La publicidad en inglés se pregunta “Cuando puedes vivir para siempre, ¿para qué vives?”. Mientras que en castellano dice: “Cuando eres inmortal, ¿por qué morirías?”. Ambas muestran sin embargo la misma sed de eternidad y hambre por un amor que dure para siempre. Ese es precisamente el Evangelio, la buena noticia de un Dios cuyo amor eterno le ha llevado a sacrificar su propio Hijo para que vivamos con Él para siempre (Juan 3:16). La esperanza que esta generación necesita no es la ilusión de una familia perfecta, imposible de encontrar en esta tierra, sino la seguridad de un amor que nunca nos fallará, porque va más allá de la muerte. La familia es importante, pero incapaz de salvar a nadie, más allá de la muerte. Por eso debemos predicar a Cristo, y no a la familia. Porque no hay otra esperanza de vida eterna. MULTIMEDIA Pueden escuchar aquí una entrevista de Daniel Oval a José de Segovia en eMision, acerca del tema de este mismo artículo `Crepúsculo´: Navidad con vampiros y mormones (audio, 6 Mb).

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