Aslan, el león de Dios, vence a King-Kong en las pantallas

Ahora que Peter Jackson demostró que se podía hacer una obra maestra con “El Señor de los Anillos”, Hollywood parece dispuesto a darle una oportunidad a “Las crónicas de Narnia”, la otra gran saga de fantasía que quedaba por adaptar. Les realizamos una amplia reseña, más detallada y personal que en ocasiones anteriores, de la biografía de su autor.

Londres · 09 DE ENERO DE 2006 · 23:00

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Como ya les hemos contado anteriormente, C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien compartían algo más que el uso de las siglas para acortar sus nombres. Entre las décadas del '30 y del '60, ambos fueron profesores en Oxford y parte de un grupo informal de escritores que se juntaban en aulas y pubs para leer y comentar sus obras, llamado los Inklings. Tolkien leyó allí partes de El Señor de los Anillos y C. S. Lewis de Las crónicas de Narnia. El propio Lewis abominaba de una versión cinematográfica de Narnia, decía que los personajes animales antropomórficos, sacados de la narrativa y llevados a lo visual, siempre se transforman en chistes o en pesadillas. El tiempo no le dio la razón, especialmente porque Lewis no conocía las posibilidades que actualmente ofrece la técnica digital. DE PAGANO A CRISTIANO PROTESTANTE Escritor de ciencia ficción y fantasía, después de su repentina, definitiva y espectacular conversión, también escribió libros autobiográficos y polémicos ensayos sobre el cristianismo. Irlandés nacido en Belfast en 1898, tuvo una infancia idílica junto a su hermano Warren. Desde chico, Lewis (a quien llamaban "Jack") tenía pasión por los animales, y junto a su hermano crearon el reino de Boxen, habitado y controlado por animales parlantes, cada cual con su propio lenguaje. En 1908, Lewis perdió a su madre. La relación con su padre era pésima, y fue enviado pupilo a una serie de colegios ingleses. Para 1913, Lewis había abandonado la fe protestante de sus padres, y se había entregado a una suerte de neopaganismo relacionado con el Renacimiento Celta. Curiosamente, fue a través del católico Tolkien que Lewis reencontró el camino hacia el cristianismo de sus padres. LA LLEGADA DE ASLAN Poco después, Lewis se convirtió al cristianismo, volviendo como consecuencia de ello al seno de la Iglesia anglicana -para amargura del católico Tolkien- e inició su carrera como teórico del cristianismo con gran entusiasmo. El más popular de la serie que escribió bajo el título de “Crónicas de Narnia” fue “El león, la bruja y el armario”, el mismo que acaba de llevarse al cine. Aunque toma elementos de los mitos griegos, romanos y celtas, además de cuentos de hadas ingleses e irlandeses, es claramente cristiano en su trama: Los animales parlantes que viven allí esperan desesperadamente el regreso de Aslan, el rey león, que restaurará su libertad. Y Aslan vuelve. Pero la Bruja conspira y lo mata. Sin embargo, se produce el milagro: Aslan vuelve a la vida, y le devuelve la primavera a Narnia. Tolkien, amigo fiel pero crítico, detestaba “Las crónicas de Narnia”: aunque él mismo era un católico devoto, consideraba que la alegoría no debía mezclarse con la literatura, menos aún a la hora de crear mitos modernos, como relata el guionista de cine y televisión Curro Royo en eMision.net (www.e-mision.org/actual/audio/051218crr.mp3, audio de 2’3 MB). Y esta semana, la primera entrega de Las crónicas de Narnia acaba de sacar del primer lugar de la taquilla a King Kong.

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