No temas al tiempo

Esa pregunta es demasiado importante. ¿Qué harías si no tuvieses nada que perder? En una de mis canciones favoritas, Janis Joplin declara que esa pregunta es la esencia de la libertad.

19 DE OCTUBRE DE 2013 · 22:00

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Hace algunos años me pase una temporada viviendo en Guatemala. La ciudad capital es caótica y está llena de gente increíble. El resto del país, aunque lucha con la pobreza y el desarrollo, está lleno de belleza en estado puro. Un día, entre clase y clase, tuve la oportunidad de charlar un rato con uno de esos profesores a los que deseas parecerte cuando crezcas. Este profesor luchaba en aquellos días con la idea de cambiar de aires y tomar una nueva dirección. En aquel tiempo mi cabeza no concebía la idea de dejar algo como lo que él tenía, así que directamente le pregunté por qué. Casi al estilo gallego, me respondió con una pregunta directa: “¿Qué harías si no tuvieses nada que perder?” Esa pregunta es demasiado importante. ¿Qué harías si no tuvieses nada que perder? En una de mis canciones favoritas, Janis Joplin declara que esa pregunta es la esencia de la libertad: “Libertad es sólo otra palabra para no tener nada que perder” (“Freedom is just another word for nothing left to lose’”.) Pero creo que esa pregunta se puede hacer de otra manera que seguro resuena más contigo: ¿Qué harías si tu tiempo no se fuera a acabar nunca? De hecho, es el tiempo el que nos agobia. Me atrevo a decir que nuestro problema principal no es el materialismo. Después de todo, reconozcámoslo, ¿qué problema hay en tener una buena casa, o un iPhone de última generación, o en saber que tienes un “colchón” en el banco que te permite practicar una de las mayores virtudes de la historia, la generosidad? Nuestro problema principal es la conciencia del tiempo. Se acaba. Y se puede acabar ya. Las personas vivimos aterrorizadas por el tiempo. Es eso lo que nos hace correr. El estrés es posiblemente la enfermedad más extendida hoy. Mira tu propia agenda - o tu agenda imaginaria si es que no tienes una - y verás que hay algo que no has incluido. Hay algo en tu calendario que no marcas y que quizá es lo más importante que puedes incluir. Margen. Tu agenda no tiene espacios de margen.En otras palabras, no hay espacio para no hacer absolutamente nada. Es más, casi se asume que si dedicas espacios de tiempo a no hacer nada es que tienes un problema. Y tienes un problema porque parece que estas desperdiciando el tiempo que se puede acabar en cualquier momento. ¿Tendrías más margen en tu vida si el tiempo no se acabase? En 1943 la segunda guerra mundial hacía estragos humanos y sociales en Europa y en el mundo. Ya no es un secreto que la segunda guerra mundial fue el sello en la declaración de fracaso del humanismo de la modernidad. Ese fracaso dejó una conciencia social, en la que las personas se sienten solas corriendo ante la presión del tiempo. En ese año, un filosofo alemán, Hans-Georg Gadamer, escribió un artículo en el que dejaba claro por qué el tiempo se había convertido en un problema. En palabras muy filosóficas, dice: “Sólo con el desplome de este sustrato metafísico [el cristianismo] el problema de la historia se convierte en tema determinante para la conciencia existencial humana”. (Verdad y Método II, 34) En otras palabras, sin el Dios de la escatología cristiana ya no hay plataforma para caminar el desgaste del tiempo. Piensa por un momento en lo que supone el hecho de que te puedas morir en los próximos minutos y verás como todo este discurso que suena filosófico se vuelve de verdad práctico. Debido a algunas presiones contemporáneas, gran parte del cristianismo se ha convertido en un cristianismo “del aquí y ahora”.No hace falta escuchar mucho de lo que se habla hoy para darse cuenta de que gran parte de nuestras conversaciones giran alrededor de la vida aquí. Y, no me malentiendas, tenemos que hacer perfecto lo que nos toca vivir aquí. Pero me llama la atención que los primeros cristianos vivían con otra luz. Hubo algo en Jesús que hizo que sus seguidores vieran la vida desde otro punto. Mira el cuadro que pinta Pedro a los cristianos que eran torturados en lo que hoy llamamos Turquía:“Bendito es Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de los muertos, para conseguir una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitara, reservada para vosotros en los cielos...” La presión del tiempo desaparece ante el peso de la eternidad. No tenemos que correr. No tenemos que desesperarnos. Ya no tenemos que evaluar el éxito o fracaso de una época de nuestra vida según los años que nos quedan, sino por la eternidad que ya te han dado. ¿Qué significa todo esto para ti? Por lo menos esto: No tengas miedo a hacerte viejo. Ser viejo era una de las cosas más venerables que había en la antigüedad. No tengas prisa. Aprende a tomarte tu tiempo para las cosas importantes de la vida. Aprende a ver que algo importante puede que no pase en los próximos diez días o diez años, pero no tengas prisa por hacer que ocurra. La prisa es una función del miedo al tiempo. Nunca es demasiado tarde. Léelo otra vez: nunca es demasiado tarde. Cuando el tiempo es eterno y nunca se acaba, uno nunca llega ni demasiado temprano ni demasiado tarde, como dice Gandalf. A través de Jesús, Dios nos ha dado la mayor de todas las libertades: No temas al tiempo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Vintage People - No temas al tiempo