Gonzalo Báez-Camargo

Con el respeto que se debe a un difunto, sin embargo, su pensamiento debe ser examinado críticamente para separar en él la paja del grano, sin dejarse llevar por la adoración extática ni por el repudio a ultranza. GONZALO BÁEZ-CAMARGO

13 DE JULIO DE 2013 · 22:00

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El epígrafe con el que decidí iniciar este ensayo forma parte de un artículo escrito por don Gonzalo y titulado ''Carlos Marx: RIP'', publicado en Excélsior, el 22 de marzo de 1983. En esta colaboración periodística, Báez-Camargo hizo un breve balance del pensamiento de Marx en ocasión del primer centenario de la muerte del economista alemán. Espero que mi acercamiento al Báez-Camargo periodista haga justicia a su obra y brinde una imagen certera del prolífico escritor. Gonzalo Báez-Camargo pertenece a la llamada Generación de 1915, bautizada así por uno de sus miembros más destacados, Manuel Gómez Morín. Forman parte de este grupo los nacidos entre 1891 y 1905. Inserto a don Gonzalo en esta generación por dos razones: la primera es cronológica, él nació en Oaxaca, Oaxaca, el 13 de noviembre de 1899; la segunda porque comparte con otros del grupo varias características intelectuales que veremos más adelante. Es necesario aclarar que en ninguno de los balances hechos sobre las generaciones de intelectuales mexicanos se incluye a Báez-Camargo. Me parece que en esta exclusión confluyen dos elementos que explican su ausencia de las listas de pensadores nacionales. Por un lado, hizo sus estudios en la periferia, en Oaxaca y Puebla; aunque estuvo un año (1918) en la Escuela de Altos Estudios de la Universidad Nacional, no contaba con antecedentes académicos como haber estudiado en la Escuela Nacional Preparatoria y/o toda su carrera en la Universidad Nacional (ambas instituciones situadas en la ciudad de México). Estos estudios eran requisitos indispensables para ingresar al círculo selecto de la intelectualidad mexicana. Por el otro lado, Báez-Camargo desarrolló su labor intelectual desde una comunidad culturalmente marginal en la sociedad mexicana: las iglesias evangélicas y sus órganos educativos. El 15 de julio de 1867 entraron triunfantes los liberales, encabezados por Benito Juárez, a la ciudad de México. La clara y rotunda victoria liberal sobre el clero, los conservadores y el frustrado Imperio de Maximiliano de Habsburgo, posibilitó a Juárez iniciar la construcción de un país radicalmente distinto al existente hasta entonces. Un nuevo país requería un nuevo sistema educativo, por ello Juárez formó una comisión a la que encargó crear una ley que orientara y reglamentara ''la instrucción en México, desde la primaria hasta la profesional, incluyendo la preparatoria".[1] La ley es promulgada el 2 de octubre de aquel año y su principal artífice es Gabino Barreda. Este personaje tuvo una formación liberal y luchó a favor de la Reforma juarista. Es a raíz de un discurso suyo -claramente anticlerical- dado en Guanajuato, el 16 de septiembre de 1867, en que hace una interpretación positivista de la lucha que abanderaba Benito Juárez contra las fuerzas del retroceso que se gana un lugar en los planes de este último. Durante sus años de estudios en París (1848-1851), Barreda conoce personalmente a Augusto Comte, el padre del positivismo, y se convirte en discípulo del pensador francés. La Escuela Nacional Preparatoria es inaugurada el lunes 3 de febrero de 1868. El plan de estudios estaba impregnado por las nociones positivistas comtianas. Corresponde a Gabino Barreda ser el primer director de la ENP, puesto que desempeña hasta 1876, año en que llega al poder Porfirio Díaz. Desde sus inicios la ENP destaca por ser un semillero de cuadros profesionales para los sucesivos gobiernos de la nación. El profesorado del plantel estaba conformado por lo más ilustre del ambiente intelectual, político y profesional del país. En sus aulas concurren quienes durante el Porfiriato serían los ideólogos del régimen, conocidos popularmente como Los Científicos: José Yves Limantour, Joaquín Casasús, Telésforo García y Pablo Macedo, entre otros.[2] El plan de estudios que originalmente diseña Barreda tiene modificaciones importantes, durante el Porfiriato, en 1896 y 1907. Sin embargo, ambas modificaciones conservan las bases de la ideología positivista. ''En cada cátedra se repetía a los alumnos: 'No otorgarás fe sino el testimonio de tus sentidos'. 'La observación y la experiencia constituyen las únicas fuentes del saber'”.[3] En enero de 1908 Francisco Vázquez Gómez, miembro del Consejo Nacional de Educación, critica duramente a la ENP y propone su desaparición. Inmediatamente es sujeto de airadas respuestas de antiguos estudiantes de la ENP, y de quienes en ese año estaban matriculados en ella. La polémica sigue durante varias semanas en las páginas de los diarios. El 22 de marzo se celebra por la noche, con la asistencia del presidente Porfirio Díaz, una velada en la que participan como oradores, entre otros, el estudiante de leyes Antonio Caso y el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Justo Sierra.[4] En su participación en el homenaje a Barreda, Antonio Caso afirma que aquel ''...era el completador mental de la reforma, era el Juárez de las inteligencias emancipadas... por la fe en la ciencia, por la transformación de las bases mismas de nuestro ser intelectual''.[5] Además de los principales integrantes del grupo de los científicos, en la ENP se forman quienes en 1909 se agruparían para gestar El Ateneo de la Juventud, cuyo antecedente fue la Sociedad de Conferencias, iniciada en 1907. De la fructífera Generación del Ateneo sólo citamos tres personajes, todos ellos egresados de la ENP: José Vasconcelos (1882-1959), Antonio Caso (1883-1946) y Alfonso Reyes (1889-1959). El Ateneove la luz pública el 28 de octubre de 1909. Cuatro meses antes Antonio Caso imparte en la ENP una serie de conferencias sobre historia del positivismo. Las exposiciones de Caso marcan una nítida ruptura intelectual con la generación de Los Científicos porfiristas, y de alguna manera con el gobierno del dictador Porfirio Díaz.[6] A partir del 8 de agosto de 1910 tiene lugar el primer ciclo de conferencias del Ateneo de laJuventud.La primera charla pública es desarrollada por Antonio Caso (titulada ''La filosofía moral de Eugenio M. de Hostos"); el 15 de agosto Alfonso Reyes diserta sobre ''Los poemas rústicos de Manuel José Othón''. Hubo otras tres conferencias dictadas por Pedro Henríquez Ureña, Carlos González Peña y José Escofet. La última es la expuesta el 12 de septiembre por José Vasconcelos (''Don Gabino Barreda y las ideas contemporáneas").[7] La Generación de 1929 (formada por los nacidos entre 1906 y 1920), también es esculpida en los patios y aulas de la ENP. Un grupo de esta Generación fue conocido como Los Cachuchas,formaban parte de é1, entre otros, Alejandro Gómez Arias (1906- 1979) y Frida Kahlo (1907- 1954). Para Gómez Arias, como para tantos que allí estudiaron los años previos a su formación universitaria, la ENP representa “el escenario del acelerado tránsito entre el niño, el adolescente y el adulto, es decir el de la transformación más honda de la vida".[8] En 1929 Gómez Arias es presidente de la Confederación Nacional de Estudiantes y del Comité de Huelga, el cual demandaba la autonomía para la Universidad Nacional. Ante las masivas movilizaciones estudiantiles por la autonomía el presidente de la República, Emilio Portes Gil, cede y el 28 de mayo da a conocer su decisión de hacer autónoma a la Universidad. El 10 de marzo de ese año Gómez Arias hace un emotivo discurso de bienvenida, al pie de la Columna de la Independencia, en apoyo al candidato del Partido Antirreeleccionista para la presidencia de la República, José Vasconcelos. El estudiante de leyes saluda la gesta del intelectual y la llama ''evangelio de la libertad'' que llegaba a la ciudad de México en ''este triunfal Domingo de Ramos''.[9] Frida Kahlo ingresa a la ENP en 1922. Como bien dice una biógrafa suya ''...entró a la que sin duda era la mejor institución docente de México".[10] Junto con los otros miembros de Los Cachuchas,Frida leía de todo y participaba de una competencia permanente entre los del grupo: ver quién descubría el mejor libro y quién lo terminaba primero. Herrera destaca que Frida y sus amigos devoraban: ...desde Dumas hasta Mariano Azuela, desde la Biblia hasta Zozobra (publicado en 1919 por el poeta Ramón López Velarde, cuya obra capta el espíritu de la época revolucionaria). Devoraban los grandes libros de la literatura española y rusa (Pushkin, Gogol, Andreiev, Tolstoi, en la traducción al español) y se mantenían al tanto de la ficción mexicana contemporánea. Con el tiempo, Frida aprendió a leer en tres idiomas: francés, inglés y alemán. Leyó la traducción de Imaginary Lives(Vidas imaginarias) de Marcel Schwob, y la conmovió tan profundamente la biografía, ahí incluida, de Paolo Ucello, pintor florentino del siglo XV, que la aprendió de memoria. Se familiarizó con la colección de libros de filosofía que tenía su padre, y le encantaba hablar como si Hegel y Kant fueran tan fáciles de leer como una tira cómica. 'Alejandro' (Gómez Arias), solía gritar, asomándose por la ventana, 'préstame tu Spengler. ¡No tengo qué leer en el camión!'".[11] La ENP no sólo fue un semillero de políticos, artistas, científicos e intelectuales, también fue un centro para establecer relaciones generacionales que más tarde fructificarían en proyectos personales o grupales de suma importancia para la sociedad mexicana. Tenemos el caso de Octavio Paz (1914-1998), quien ingresa en la escuela en 1931,[12] y ese mismo año funda la revista Barandaljunto con otros preparatorianos.[13] El joven Paz conoce en esos años estudiantiles a algunos escritores del grupo Contemporáneos,como Carlos Pellicer, Salvador Novo, Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Efrén Hernández, José Gorostiza y Samuel Ramos, entre otros. En un recuento de aquellos años y su peregrinaje ideológico, Paz refiere el significado de su paso por la ENP y la impronta que deja en su vida: ...ingresé en el Colegio de San Ildefonso, antiguo seminario jesuita convertido por los gobiernos republicanos en Escuela Nacional Preparatoria, puerta de entrada a la facultad. Allí encontré a José Bosch, uno de mis compañeros en las agitaciones del movimiento estudiantil del año anterior. Era catalán y un poco mayor que yo. A él le debo mis primeras lecturas de autores libertarios (su padre había militado en la Federación Anarquista Ibérica). Pronto encontramos amigos con inquietudes semejantes a las nuestras. En San Ildefonso no cambié de piel ni de alma: esos años fueron no un cambio sino comienzo de algo que todavía no termina, una búsqueda circular y que ha sido un perpetuo recomienzo: encontrar la razón de esas continuas agitaciones que llamamos historia. Años de iniciación y de aprendizaje, primeros pasos en el mundo, primeros extravíos, tentativas por entrar en mí y hablar con ese desconocido que soy y seré siempre para mí.[14] Después de este breve recorrido, hecho para subrayar la importancia de la ENP y los subsecuentes estudios en la Universidad (particularmente en la Escuela de Leyes y/o en la de Altos Estudios) como requisito casi indispensable para establecer relaciones generacionales claves, vamos a describir algunas características y logros de miembros de la generación a la que perteneció Báez-Camargo. Como bien ha señalado Enrique Krauze,[15] los de la generación de 1915 construyeron casi todo desde cero: política hacendarias, revistas, organismos sociales y políticos, editoriales, instituciones educativas y otros proyectos científico-culturales. Basta citar sólo a cuatro representantes de esta generación para cerciorarnos de su gran capacidad creadora: Jesús Silva Herzog (1892-1985, nació en San Luis Potosí), desde su nacimiento tiene severas limitaciones visuales, obstáculo que vence con gran tesón. No obstante su pobreza visual, Silva Herzog es un empedernido lector al grado de completar por sí mismo el plan de estudios preparatorios del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. Dicho plan estaba diseñado en base al de la ENP. Por la lectura de la prensa antirreeleccionista, especialmente el Diario del Hogareditado en la capital del país, entre abril y mayo de 1910 se interesa vivamente en la lucha de Francisco I. Madero para evitar la reelección de Porfirio Díaz. Cuando Madero pasa por San Luis Potosí, 4 de junio, Silva Herzog es uno de los presentes en la estación del ferrocarril para mostrar su adhesión a la causa maderista. Entre 1921 y 1923 estudia en la Escuela de Altos Estudios, centro fundado en 1910 por Justo Sierra y antecedente de la actual Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Allí tiene como maestro en los cursos de historia de la filosofía y de estética al ya célebre Antonio Caso. Años más tarde funda la revista Cuadernos Americanos,cuyo número inicial aparece en el primer bimestre de 1942. De esa misma revista sería tiempo después director el filósofo Leopoldo Zea. Durante su periodo como director de la Escuela Nacional de Economía (1940-1942), Silva Herzog inicia el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y da comienzo a la publicación de la revista Investigación Económica,que sigue editándose bajo los auspicios de la Facultad de Economía.[16] Vicente Lombardo Toledano (1894-1968, nació en Teziutlán, Puebla), no realiza sus estudios preparatorios en la ENP, pero en 1915 ingresa en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional donde entabla amistad con personajes que después desempeñarían tareas claves para la vida cultural mexicana. Lombardo Toledano es el creador de la Universidad Obrera, la Central General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y del Partido Popular Socialista (PPS). En la gestación del Partido Popular (al que después se le añadió lo de Socialista) contribuye Alejandro Gómez Arias, de quien hemos hecho referencia. Además Lombardo Toledano es profesor e influyente funcionario universitario, y escritor puntilloso a la hora de divulgar el marxismo y defender las causas del proletariado.[17] Sin embargo, Lombardo Toledano se las arregla para hacer compatible su marxismo teórico con la justificación práctica que realiza del régimen político heredero de la Revolución mexicana, particularmente en su expresión partidista: el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Manuel Gómez Morín (1897-1972, nació en Batopilas, Chihuahua), inicia sus estudios de preparatoria en León, Guanajuato y los concluyó en la ENP. En 1915 conoce a Lombardo Toledano en la Escuela de Jurisprudencia y entabla amistad inmediata con él. Gómez Morín es el iniciador del Banco de México y del Banco Nacional Agrícola, rector de la UNAM (octubre de 1933 a octubre de 1934), ideólogo y padre fundador del Partido Acción Nacional (PAN), empresario cultural que da vida a la Editorial Jus. Esta casa editora publicaría en 1979 el último libro de la trilogía que sobre el marxismo escribió Báez- Camargo, y del cual nos ocuparemos más adelante.[18] Daniel Cosío Villegas (1898- 1976 nació en el Distrito Federal), estudia los últimos dos años del bachillerato en la ENP; prosigue su preparación universitaria en la Escuela de Jurisprudencia. Es iniciador de instituciones culturales de gran prestigio y reconocimiento internacional, como la Escuela Nacional de Economía, el Fondo de Cultura Económica (septiembre de 1934), El Colegio de México, las revistas El Trimestre Económico,ForoInternacionale Historia Mexicana,las cuales siguen editándose hasta la fecha.[19] A Cosío Villegas se debe la idea de que el gobierno mexicano, presidido por Lázaro Cárdenas, invitara a connotados intelectuales y científicos de la República Española que se encontraban viviendo en circunstancias muy difíciles debido a la Guerra Civil. Por acuerdo presidencial, en julio de 1938 se funda La Casa de España, institución donde los pensadores españoles fueron acogidos y centro de gran actividad académica y difusión de la cultura. Dos años después, el 8 de octubre de 1940, es firmada el acta constitutiva que transformaba a La Casa en El Colegio de México. Alfonso Reyes funge como presidente de la institución y Daniel Cosío Villegas es el secretario. Por sus orígenes, desarrollo y estado actual, El Colegio de México es uno de los centros de docencia e investigación más importantes de toda Latinoamérica.[20] Por su parte Gonzalo Báez-Camargo fue gerente de la Casa Unida de Publicaciones entre 1931 y 1946. En estos años la editorial alcanza su mayor altura y publica obras de gran importancia para la comunidad evangélica mexicana y continental. Don Gonzalo funda la revista trimestral Luminar en 1937, en ella escribieron intelectuales mexicanos como Antonio Caso y Mauricio Magdaleno; latinoamericanos como Luis Alberto Sánchez; europeos como José Gaos, Nicolás Berdiaeff y Jacques Maritain. Báez-Camargo escribe varios ensayos que son publicados en revistas fundadas por integrantes de la generación intelectual a la que pertenece (la de 1915), por ejemplo en Cuadernos Americanos,dos trabajos en Historia Mexicanay uno en Foro Internacional. No podemos pasar por alto lo que Daniel Cosío Villegas le escribió a Gringoire (uno de los seudónimos de don Gonzalo) sobre su papel como analista de asuntos internacionales: ''Siempre he considerado a usted como el pionero entre los pocos comentaristas internacionales de México... La nueva revista del Colegio de México, Foro Internacional,sigue caminos que usted abrió hace tiempo''.[21] Báez-Camargo, es hijo adoptivo de don Victorianos D. Báezy de quien recibe estímulos intelectuales y apoyos múltiples, da muestra de su facilidad para escribir en publicaciones periódicas desde muy joven. A los trece años publica su primer artículo en la revista Alborada,órgano del Liceo Melchor Ocampo, agrupación estudiantil de la escuela metodista de la ciudad de Puebla. A fines de los veintes escribía en el periódico LaOpinión,de esa misma ciudad. En 1929 se traslada al Distrito Federal y ese mismo año es nombrado presidente del Congreso Evangélico Hispano-Americano de la Habana, Cuba(21-30 de junio). El misionero Samuel G. Inman le notifica a Báez-Camargo que por acuerdo de la Comisión editorial del Congreso tiene la encomienda de “escribir una exposición e interpretación de los trabajos de la magna Asamblea”.[22] Cumple con la tarea, y de su contenido nos ocuparemos un poco más adelante. En 1930 lo tenemos como escritor de planta en el prestigiado diario de circulación nacional Excélsior.En este órgano publicó cerca de 7 mil artículos. Él mismo consideraba, en 1973, haber reseñado y/o dado noticia de unos nueve mil libros.[23] Cabe mencionar que dos años antes de ingresar a este diario, don Gonzalo envía por lo menos un artículo que no es aceptado para ser publicado. A través de una misiva (fechada el 25 de octubre de 1928) el director del periódico, informa de lo siguiente a Báez-.Camargo: “Muy estimado señor: Me refiero a su muy atenta carta de fecha 17 del mes en curso, y lamento tener que devolver a usted el artículo que tuvo la bondad de remitirnos, pero nos es imposible utilizarlo en vista de que no disponemos del espacio necesario para darle cabida en nuestras columna. Queda suyo afmo. atto. y S.S. Rodrigo de Llano”. El artículo enviado a Excélsior iba firmado con el que seríael seudónimo más conocido de Báez-Camargo, Pedro Gringoire, tomado de uno de los personajes de la novela Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo.El primer rechazo no desalienta a don Gonzalo al grado de abandonar su intento de ser publicado en el periódico. Al contrario, insiste hasta que se gana un lugar en el diario que no dejaría sino hasta el día de su muerte, el 31 de agosto de 1983.


[1]Leopoldo Zea, El positivismo en México: nacimiento, apogeo y decadencia (tercera reimpresión), Fondo de Cultura Económica, México, 1981, pp. 55. [2]Mílada Bazant, Historia de la educación durante el Porfiriato,El Colegio de México, México, 1993, p. 159. [3]Ibid, p. 178. [4]Pormenores de la crítica de Vázquez Gómez, el desarrollo de la polémica y crónica de la velada en Clementina Díaz y de Ovando, La Escuela Nacional Preparatoria, los afanes y los días (1867-1910), Tomo I, Universidad Nacional Autónoma de México, 1972, pp. 279-312. [5]Milada Bazant, op.cit., p. 178. [6]Cfr. José Rojas Garcidueñas, El Ateneo de la juventud y la Revolución, INEHRM, México, 1979, pp. 51-69. [7]Texto completo de todas las conferencias en Juan Hernández Luna (prólogo, notas y recopilación de apéndices), Conferencias del Ateneo de la Juventud, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1984, 215 pp. [8]Alejandro Gómez Arias (con Víctor Díaz Arciniegas), Memoria personal de un país, Editorial Grijalbo, 1990, p. 74. [9]John Skirius, José Vasconcelos y la cruzada de 1929, Siglo XXI Editores, México, 1978, p. 98. [10]Hayden Herrera, Frida; una biografía de Frida Kahlo, Edit. Diana, México, 11a reimpresión, 1992 p. 31. [11]Ibid., p. 37. [12]Octavio Paz, Primeras letras, 1931-1943 (selección, introducción y notas de Enrico Mario Santi), Edit. Vuelta, México, 1988, p. 17. [13]Octavio Paz y Luis Mario Schneider (editoriales), México en la obra de Octavio Paz, tomo II, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, p. 86. [14]Octavio Paz, Itinerario,Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 47. [15]''Cuatro estaciones de la cultura mexicana", en Caras de la historia,Cuadernos de Joaquín Mortiz, México, 1983, pp. 130- 131. [16]Para éstos y otros datos relatados con más detalles, consultar Jesús Silva Herzog, Una vida en la vida deMéxico,2a. ed., Siglo XXI Editores, México, 1975, 347.pp. [17]Más información y análisis de la actividad cultural de este personaje en el libro de Enrique Krauze, Caudillos culturales en la Revolución Mexicana,2a. ed., corregida, Siglo XXI Editores, México, 1976, 340 pp. [18]Recuento pormenorizado de sus ideas y acciones culturales en Manuel Gómez Morín, 1915 y otrosensayos, Editorial Jus, México, 1973, 134 pp., y Enrique Krauze, véase supra. [19]Abundante información de este empresario cultural en Daniel Cosío Villegas, Memorias, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1976, 320 pp. y Enrique Krauze, Daniel Cosío Villegas: una biografía intelectual, Editorial Joaquin Mortiz, México, 1980, 318 pp. [20]La historia de los primeros años de este singular centro académico en Clara E. Lida, La Casa de España enMéxico, El Colegio de México, serie Jornadas No. 113, México, 1992, 201 pp. [21]Semblanza Bibliográfica de Gonzalo Báez-Camargo (Pedro Gringoire), sus sesenta años de escritor 1913-1973, B. Costa-Amic Editor, México, 1974, p. 57. [22]Gonzalo Báez-Camargo, Hacia la renovación religiosa en Hispano-América. Resumen e interpretación del Congreso Evangélico Hispano-Americano de la Habana, Casa Unida de Publicaciones, México, 1930, 213 pp. [23]Gonzalo Báez-Camargo, Semblanza Bibliográfica…, p. 10.

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