Matamoros hace visible el protestantismo español

El recurrente tema del encarcelamiento de Matamoros sirvió al protestantismo español para poder hacerse más visible, más español y menos extranjero.

29 DE ABRIL DE 2013 · 22:00

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Aimé Abel Bonifas[i]en otro opúsculo nos describe a Matamoros entre los impulsores de la Segunda Reforma desde una posición más madurada del movimiento evangélico en España. El Centro de estudios del protestantismo bearnés resume, en uno de sus artículos de historia, firmado por Suzanne Tucoo-Chala y Philippe Chareyre, las personas que intervinieron directamente en España, y la influencia que estos tuvieron en muchos de los protestantes españoles. «Lo que caracteriza el protestantismo bearnés en el siglo XIX es, por una parte la abundancia de tendencias, por otro, el éxodo de sus miembros y, finalmente, el resurgimiento de las "Oeuvres". Más que en ningún otro sitio, en el Bearn es preciso hablar del protestantismo en plural: el del Reveill, marcado por una vuelta a la tradición calvinista, conducido por el Vaudois Enrique Pyt en Bayona (1820), por Santiago Reclus en Orthez (1830), por J.L. Buscarlet en Pau (1850); es la herencia de los años difíciles marcada por las Luces que, lenta y difícilmente, prosigue su reintegración en el paisaje religioso, contrario a un antiprotestantismo sordo pero eficaz dirigido por el obispo de Bayona. No olvidemos los anglicanos y los presbiterianos ingleses y escoceses, bien implantados desde el fin de las guerras napoleónicas, y son mucho más numerosos en medio del siglo que los protestantes franceses. Finalmente, conviene citar el grupo darbista que viene a arañar en los flecos libristas en los años 1850. J.N. Darby, que había fundado su iglesia en Pau, ponderaba una organización más igualitaria, sin pastores, y que pudo seducir una parte de la comunidad que había vivido, especialmente en el mundo rural, durante todo el periodo del Desierto. El pueblo protestante bearnés fue perturbado, evidentemente, en sus elementos mayoritarios por el éxodo rural. De 1880 a 1890, el 10% emigran al país de la Plata, o, sencillamente, a Orthez, Pau, Burdeos, París. La nupcialidad escasa y tardía, acentúa el fenómeno. Por el contrario, la población protestante urbana conoce un renacer notable: formada por descendientes de Hugonotes, de protestantes alsacianos venidos después de 1870, de nuevos protestantes surgidos de una población católica abandonada, enfermos venidos de todas partes, los pastores que la dirigen tienen una gran personalidad: Alfonso Cadier, recreador vigilante y obstinado de la parroquia de Pau, Emilio Frossard en Tarbes y en las estaciones termales de los Pirineos, Santiago Reclus, pastor atormentado intransigente del grupo librista, Felix Pécaut, inventor de una moral laica y creador de la educación nacional. De hecho, estas son las "Oeuvres" que reagrupan y unen este pueblo protestante de todas las tendencias confusas. Los templos aparecen de nuevo (23 de 1813 a 1906); las escuelas abren en Pau, Orthez, Bellocq, Sauveterre, Osse-en-Aspe hasta la apertura de las escuelas laicas. Desde 1859 los movimientos de la juventud -UCJG, UCJF, en el campo, escutismo en Pau- dinamizan a los adolescentes (incluyendo aquí a los católicos). » Siempre con una preocupación educativa, el periódico "Le Protestant béarnes "es publicado en 1882, y en 1899 el pastor de Orthez, Juan Roth crea el Avant-Garde abriendo el camino a la tradición del cristianismo social. Las bibliotecas de las parroquias se multiplican y abren sus puertas hasta las 10 de la noche. El tercer frente de unidad es el de la evangelización y de las misiones. En 1850 se crea la Sociedad de Evangelización del Bearn que trabaja en Bigorry, en las Landas, en el País Vasco, en pro de los bohemios y de los judíos. La iglesia Libre se interesa por los aragoneses de los alrededores de Pau (pastores Malan y Pozzi) Una comisión especial para la evangelización de los españoles toma bajo su responsabilidad al pastor de Madrid, envía ayudas a las misiones de Mahón y de Orán. José Nogaret, pastor de Bayona[ii], toma bajo su responsabilidad el trabajo misionero de Manuel Matamoros y crea una escuela de evangelistas españoles (1855). Eugenio Casalis, de Araujuzon, parte, en 1832, para Lesoto. El siglo XX se inaugura con la ley llamada de separación de la Iglesia y el Estado (diciembre 1905) y por la formación de asociaciones cultuales. Por una parte la acción común de todos los protestantes en las "Oeuvres" unió a la comunidad, y por otro lado en la medida donde lo esencial del patrimonio cultual se construyó y donde las escuelas protestantes ya no tienen razón de ser (con la municipalización), el régimen de asociación cultual fue muy bien aceptado. Paralelamente, al esfuerzo de evangelización se estructura: Oloron llega a ser el centro desde 1908, y Alberto Cadier y su sucesor Santiago Delpech [iii]crean la Misión Francesa del Alto Aragón.[iv] La primera guerra mundial desorganizó la presencia anglicana y presbiteriana que se había desarrollado considerablemente en la segunda mitad del siglo XIX y que había marcado el espacio urbano de numerosas construcciones en Pau, Bayona, Biarritz, Anglet y Cauterets. Todas las tendencias están representadas, los presbiterianos escoceses más cercanos teológicamente de los protestantes franceses y todos los matices del anglicanismo de la Low Church en la High Church e incluso el movimiento de Oxford de los católicos ingleses. En 1922, Christ Church es adquirida por la única comunidad francesa (iglesia de la calle Serviez en la actualidad). La Segunda guerra mundial acaba este comienzo: St. Andrew permanece en Pau como el único lugar de cultos. Si la actividad misionera en España fue dificultada por la Guerra Civil (1936-39), Santiago Delpech continúa actuando en Ginebra y después en París y por equipos de la CIMADE que trabajan en el campo de Gurs para salvar a judíos y españoles de los campos de exterminio. A partir de 1945 las iglesias protestantes tienen que resolver nuevos problemas. La baja asistencia a los cultos, el éxodo de jóvenes adultos hacia los centros universitarios (a pesar de la creación de una universidad en 1968) no permiten un buen marco para la juventud. La comunidad presenta en lo sucesivo un doble aspecto: A los elementos tradicionales del fondo hugonote se mezclan elementos de paso atraídos principalmente por el trabajo de la industria petrolera. Ella crea casas de jubilación y un centro de encuentros y búsqueda en la Avenida Saragosse en Pau. Este, durante una veintena de años ha sido lugar de debates culturales, religiosos, políticos, muy fructíferos para el conjunto de la población de la capital bearnesa. Preocupada igualmente por mantener su identidad cultural y patrimonial, creó un centro de estudios que acogía los documentos protestantes desde el S. XVI en Pau, en 1987, el Museo" Juana de Albret, historia del protestantismo bearnés" en Orthez en 1995”.» Don Eduardo Boehmer también publicó su Don Manuel Matamoros con varias ediciones del editor Schulze, Berlín, 1863. Dice que la primera edición la había publicado con el título de Historia de la persecución y sufrimientos de Manuel Matamoros y otros protestantes en España en abril de 1863. Esta segunda edición hecha en noviembre de este mismo año con el título de Don Manuel Matamorosse hacía “para dar una presentación simple y sin adornos de los hechos” muy al estilo sobrio de Boehmer. Esta obra parece estar documentada por cartas dirigidas personalmente a él por Matamoros y, sobre todo, por el texto en holandés de Abraham Capadose “La fuerza de feo eventos especiales en la vida de D. Manuel Matamoros y los sufrimientos de los presos por su fe en España”. El objetivo de esta edición era el mismo que los anteriores: conseguir dinero para los protestantes oprimidos, colecta que en Alemania ascendió a 1600 dólares que sufragarían los costos de los exilados y a los protestantes perseguidos en España, siendo recolectados por el profesor Messner, Verlin, nº 76 º Oranienburger[v] Don Eduardo Boehmer en una conferencia publicada en 1869 y titulada Die evangelische Bewegung in Spanien: Ein Vortrag toca también el recurrente tema de Matamoros tan excesivamente mediatizado pero que tanto provecho sacó el protestantismo español para poder hacerse más visible, más español y menos extranjero. Un análisis del significado religioso de la cuestión española lo realiza Friederike Presselen su obra Die religiöse Bedeutung der spanischen Frage: von Fr. Pr publicada en Stuttgart 1869. Parte de la idea de Andrew Hilaire de una España predispuesta a ser hostil al Evangelio, no solo porque ya no tenía moros ni judíos que expulsar, sino porque al ser ignorante igual que todas las naciones que están sometidas al yugo papal, ahora dirigen su lucha contra el protestantismo, aunque el pueblo sea noble. Considera Pressel que solo España y el Valle de Andorra son los únicos países que no tienen tolerancia ni libertad religiosa y, para demostrarlo, expone como prueba los sufrimientos de Matamoros y compañeros. Sin embargo España cuando fue conquistada por los árabes, se les permitió permanecer en la fe cristiana aunque sufrieron gravámenes especiales. Bajo el dominio de los árabes tenían sus propios tribunales, se les permitió vestir a su manera, que sus edificios fuesen más altos que los de los musulmanes, que sus campanas sonasen en sus iglesias, incluso que comiesen cerdo o bebiesen en público. Pressel nos presenta la historia resumida del protestantismo del siglo XVI y también del protestantismo del XIX que ya había aparecido desde los primeros años del siglo. En 1836 cuando muchos nobles españoles huyendo del cólera llegaron a Toulouse y otras ciudades del sur de Francia, de regreso a España traerían la Palabra de Dios. También los refugiados encontrarían colportores evangélicos que les instruyeron en la Biblia de la que eran ignorantes y muchos de ellos serían fieles y aventurados soldados llevando la Biblia a otros. La gracia de Dios, que les fue otorgada para convertirse, fue derramada a otros muchos para que España se llenara de Biblias y libros de los Reformistas antiguos españoles que con tanto empeño sacó adelante el noble madrileño Usoz y Rio. Evidentemente no se hace mención de su nombre sino de su obra que sacó a la luz a los Valdés, Pérez de Pineda o Valera. En el año 1839 fue cerrada por el Gobierno la Sociedad Bíblica Británica y múltiples luchas aparecieron en el panorama político y religioso desde entonces, hasta que, -anota Pressel- ocho días después de proclamarse la libertad religiosa en España, en 1868, se pondría en Sevilla la primera piedra de la primera iglesia protestante establecida en España. El capítulo cuarto y hasta el noveno están dedicados a Matamoros al que califica genuino representante de España, una figura alta y elegante en su aspecto, pero más alto su corazón, lleno de amor y confianza como un niño. Considera a Matamoros el alma de todas las aspiraciones que hiciesen florecer una comunidad cristiana en Sevilla y en Málaga, pero señala Pressel las lagunas en educación, clásicas en los círculos españoles, que solo fueron superadas cuando más tarde Matamoros perteneció a los círculos cultos de Francia y Suiza. Tenía Matamoros su forma de comunicar las cosas a la gente, la confianza tan infantil y al mismo tiempo la firmeza tan constante que uno se sentía inmediatamente atraído por él, sin tener que exponerse al peligro de una decepción –dice Pressel. Muchos son los autores que abordaron el tema de la tolerancia y libertad religiosa desde los acontecimientos de la prisión y sentencia de Matamoros y los otros veinticinco encausados, pero el debate mayor estaba en las revistas y diarios que influyeron en la difusión del protestantismo. Antes de considerar los relatos periodísticos, tengamos presente esta breve biografíade Aurora Aranda Báez[vi]: «Manuel Matamorosnace en Lepe, Huelva, el 8 de abril de 1834, en el seno de una familia de clase media que le orientará hacia la carrera militar, al igual que su progenitor, teniente coronel de Artilleria. En 1.858, durante una estancia en Gibraltar, entrará en contacto con el protestantismo a través del pastor Francisco de Paula Ruet, quien guiará a su discípulo a lo largo de su vida. Tras una conversión rápida que se consolida al entrar en relación con Fernando Bonhome, otro discípulo de Ruet, Matamoros inicia una campaña de proselitismo por la península que estará avalada por el Comité pour l'evangélisation de l'Espagne de París. La nueva comunidad funcionará desde sus inicios como una sociedad clandestina -con un funcionamiento parecido al de otras corporaciones secretas, como las obreras- animada por la documentación propagandística protestante llegada desde Gibraltar, enclave estratégico por donde también eran insufladas importantes subvenciones que se hacían indispensables teniendo en cuenta la humildad de sus miembros. Si bien el núcleo más importante del protestantismo español se había fraguado en Andalucía, Cataluña constituyó otro bastión de interés por su proximidad a Europa, lo que propiciará el traslado de Matamoros a Barcelona en 1859, ciudad en la que es detenido, iniciándose una represión antiprotestante que se extenderá con violencia a lo largo de varias décadas. A partir de ese momento comienza una odisea para el líder del reformismo español, que deberá afrontar un ignominioso calvario de torturas encaminadas a disuadir al resto del protestantismo de la adhesión a la nueva fe y, por lo tanto, a remarcar el carácter fundamentalista de la religión católica. El empeño de algunas facciones políticas por identificar el movimiento evangélico español con oscuras tramas llevará al órgano oficial del Estado a considerar la existencia de una estrecha colaboración entre los núcleos protestantes y socialistas, hasta el punto de acusar a los primeros de participar en el levantamiento de Loja de 1861 con el fin de desbaratar el orden político-religioso en España. Algunos oportunistas aprovecharon la ocasión para difundir injurias encaminadas a ofrecer una imagen truculenta de los protestantes españoles, lo que determinó que se solicitase para el cabecilla del movimiento la pena de muerte. Pero las presiones internacionales -sobre todo la de Inglaterra- sobre la intransigente reina Isabel II, contribuirían a ablandar el proceso judicial. Así, las draconianas sentencias para los inculpados -Matamoros fue condenado a ocho años de trabajos forzados, incapacidad civil y el pago de una cuantiosa multa- fueron conmutadas por la deportación. En este momento, Matamoros inicia un periplo por Inglaterra, Francia y Suiza. La estancia en el primer país será breve a consecuencia de la dificultad del idioma, la inconveniencia de su clima lluvioso para la débil salud de Matamoros (enfermó gravemente en la Cárcel de la Audiencia en Granada) y la frialdad con la que el español fue acogido por sus hermanos de fe ingleses. En Francia, donde encontrará un recibimiento más caluroso, desempeñó una importante labor con las comunidades de jóvenes protestantes. Su deseo de una mayor formación teológica le guiará hasta el cantón de Vaud, en el país helvético, donde se instalará para completar su formación universitaria y, al mismo tiempo, desarrollar una intensa actividad en la Iglesia Libre del Cantón de Vaud, donde muere enfermo de tuberculosis el 31 de julio de 1.866 (contraída en la dura cárcel granadina).Al marchar con el Señor, sólo contaba 32 años de edad».

[i]Matamoros (1834-1866): l'aube de la seconde réforme en Espagne de Aimé Bonifas Pro Hispania, 1967 con 53 páginas(existe trad. española: Manuel Matamoros, 1834-1866. El alba de la «segunda reforma» en España. Barcelona. 1977).Les Eglises d’Espagne (The Churches in Spain.) Aimé Bonifas, World Council of Churches, 1984; Quand fleurit l'amandier: les protestants d'Espagne. Aimé Bonifas. Les Bergers et les Mages, 1976
[ii]Joseph Nogaret (1811-1890). Se hizo cargo de la parroquia de Bayona en 1850. Uno de sus ocho hijos es el célebre historiador Jospeh Nogaret (1862-1934), cofundador del Museo Vasco de Bayona. Ref. J.M.ª de Olaizola, Historia del protestantismo en el País Vasco
[iii]Publicó Jacques Delpech en 1955 The oppression of Protestants in Spain, traducida del francés (Les protestants en Espagne) y con una Introducción de Juan A. Mackay. También existe la traducción en español Los protestantes oprimidos en España Jacques Delpech. Editor. Casa Unida de Publicaciones, 1960, 160 págs. Otras versiones en idioma holandés y alemán.
[iv]Pablo García Rubio decía en Lupa protestante: “La Misión Francesa del Alto Aragón hay que verla como el milagro de la fe de unos hombres creyentes, que atravesando una y otra vez el tremendo obstáculo de los Pirineos, llevaron el Evangelio de la libertad, de la paz y la reconciliación, a los rincones más inverosímiles de los pueblos aragoneses, venciendo miles de dificultades, tanto internas como externas. Al conmemorar un siglo de protestantismo en el Alto Aragón, lo hacemos con agradecimiento a Dios, que movió los corazones de unos hombres que fueron unos auténticos misioneros, al igual que lo fueron en Africa un David Livingstone o un Alberto Schweitzer”.
[v]La Oficina de información diplomática sacó dos libros saliendo al paso de la intolerancia en España en 1850 con “La Iglesia Protestanteen España: seis informes sobre una campaña anti-española de difamación” y en 1955 con Die Lage des Protestantismus in Spanien : sechs Studien ueber eine gegen Spanien gerichtete Verleumdungskampagne, todo lo cual no era nuevo para el protestantismo español.
[vi]http://www.iglesiaevangelicaelalfarero.com/historia-y-biograf%C3%ADas/manuel-matamoros/

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