John Knox: el ascenso del predicador

La fama de predicador Knox se extendió por toda Inglaterra.

11 DE NOVIEMBRE DE 2011 · 23:00

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Una fría mañana de febrero de 1549, llegaron buenas noticias a los encarcelados por el rey. Eduardo VI decidió perdonar la vida a los protestantes de Escocia y John Knox recibió la libertad. Tras seis años de cautiverio, Knox regresó a casa. Se había forjado un líder indestructible que cambiaría Escocia para siempre. ¿Cómo ejercería Knox su ministerio? ¿Cuál sería el resultado final del enfrentamiento entre católicos y protestantes en Escocia? Las cosas parecían marchar bien de repente. Ahora Knox era predicador invitado por el gobierno inglés y permaneció en Londres sin ser molestado. Al poco tiempo pidió el traslado a una iglesia modesta de una ciudad llamada Berwick, en la que vivían hacinados miles de emigrantes escoceses. Eran hombre rudos y la convivencia entre la comunidad inglesa y escocesa se hacía difícil, pero Knox logró el equilibrio y permitió la convivencia de los dos grupos. Las predicaciones de Knox siempre se centraban en la vivencia espiritual y en la condena de los ritos externos. El reformador era implacable contra la Iglesia de Roma y las medias tintas de la Iglesia de Inglaterra. Desde su humilde capilla en Inglaterra seguía con interés las luchas que se producían en Escocia. Los protestantes habían logrado imponerse a los católicos, pero todavía la regente María dominaba el poder del Estado. Knox no dudó en enviar un mensaje a sus compatriotas, animándoles a la lucha armada: No ahorréis flechas. Es sencillo juzgar a un hombre con los valores de nuestro siglo, pero los personajes históricos han de verse a la luz de su tiempo. En el siglo XVI, la guerra y la violencia eran comunes, no había el sentimiento anti violento de nuestros tiempos. Pensemos más bien, que hubiera hemos hecho nosotros en su lugar, viviendo las circunstancias que ellos vivieron. La fama de predicador Knox se extendió por toda Inglaterra y recibió varias ofertas para pastorear iglesias, entre ellas la de un obispado, pero se conformó con una nueva congregación en All Hallows, en la ciudad de Londres. El éxito ministerial hizo que circularan toda clase de rumores a su alrededor, pero sus sermones eran tan apreciados en Inglaterra que fue nombrado capellán real. Ahora podía predicar en presencia del mismo rey. También fue uno de los elegidos para repasar el texto del Libro de oración común y propuso quitar de él todo lo que oliera a ritualismo y sacerdocio de los pastores, en contra de las líneas más moderadas de la Iglesia de Inglaterra. En 1553, se prometió con la hija de una mujer muy rica e influyente, una joven llamada Marjory, aunque el padre de la joven era católico y no consentía la boda, los dos siguieron viéndose a escondidas. Los enemigos católicos de Knox comenzaron a urdir un plan para terminar con su fama, reputación y ministerio. ¿Cómo terminaría su estancia en Inglaterra? Continuará.

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