Malos tratos activos y pasivos

La primera vez que escuché estas palabras ¡cuánto ha llovido desde entonces! fue como “malos tratos mutuos” y se refería a una pareja que por lo visto de tanto en tanto sus discusiones matrimoniales iban bastante más allá de las palabras. Ambos repartían y ambos recibían. Más adelante asocié los malos tratos a acuerdos cerrados en desventaja, malos negocios y tratos desfavorables.

01 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

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Fue más tarde cuando esa expresión —las dos palabras así juntas— llegué a verlas como la explotación o el abuso y la humillación de alguien contra alguien. El fuerte que usa su fortaleza en beneficio propio y en perjuicio del débil. La capacidad del capaz que se aprovecha sin el menor cargo de conciencia de las limitaciones del incapaz. El inmaduro que ve como el supuestamente maduro saca ventaja ilícita de su inmadurez. El adulto que utiliza su posición dominante para atropellar al niño o la niña, física, psíquica o sexualmente, liberando así sus propias tensiones de la manera más animal. Sin embargo, el campo de los malos tratos no tiene su límite en la actuación del maltratador. Existen también los malos tratos pasivos. Si un padre pega una paliza a su hijo todos lo consideraríamos malos tratos, pero si el mismo padre abdica de su obligación de educar y enseñar valores al menor que hagan de él un adulto cuando sea mayor ¿eso no son malos tratos? Nos alarmamos por una bofetada pero nos quedamos tan tranquilos ante padres que, con su actitud y muchas veces sin palabras, están enseñando a sus hijos a no considerar iguales a las personas del otro sexo, a no respetar a los mayores y a no buscar la justicia sino sólo lo que les conviene ¿no son eso malos tratos? ¿No son malos tratos permitir que los niños vean, en caída libre y sin medida —mañana, tarde y noche— programas que difunden envueltos en la magia de la televisión gritos, insultos, chismorreos, corrupción moral, infidelidades, trapicheos y hasta agresiones físicas como método infalible de aumentar las audiencias? Qué decir de los padres que nunca dicen “no” a sus hijos ni se les pasa por la cabeza ponerles un triste límite o que, cuando el chico se pasa veinte pueblos sólo saben decir: ¿qué va a hacer uno, si es mi hijo? Cuando no se les enseña a cooperar con el núcleo familiar y a participar de lo bueno y lo malo que allí se experimenta o no se les demuestra que libertad y responsabilidad son dos cosas que van cogiditas de la mano ni les mostramos el camino de ganase aquello que desean con honradez ¿cómo le vamos a llamar a eso? ¿no son igualmente malos tratos pasivos? La lástima es que sólo es denunciable la paliza. Y es que al final los malos tratos son siempre mutuos y un mal negocio para todos. Pierden los hijos, pierden los padres, pierde la sociedad.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cartas de un Amigo - Malos tratos activos y pasivos