¿Vida artificial? (III)

En la noche del jueves 20 al viernes 21 de mayo, aparecía en los titulares de los medios de comunicación una noticia en sorprendentes titulares: por primera vez se había creado “vida artificial” en forma de una “célula artificial”. Semejante nueva hazaña de la genómica se debe a los esfuerzos del equipo del biólogo J. Craig Venter: 20 personas, 15 años y unos 40 millones de dólares."/>

¿Vida artificial?: monopolios y medio ambiente

¿Vida artificial? (III)

En la noche del jueves 20 al viernes 21 de mayo, aparecía en los titulares de los medios de comunicación una noticia en sorprendentes titulares: por primera vez se había creado “vida artificial” en forma de una “célula artificial”. Semejante nueva hazaña de la genómica se debe a los esfuerzos del equipo del biólogo J. Craig Venter: 20 personas, 15 años y unos 40 millones de dólares.

19 DE JUNIO DE 2010 · 22:00

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Como hemos visto en los anteriores artículos, el logro ha consistido realmente en la copia en laboratorio de la información genética de una pequeña bacteria, que luego ha sido introducida en otra bacteria diferente, a la que se había eliminado previamente su genoma, y al que ha conseguido sustituir sin problemas. Esta síntesis artificial y trasplante genómicos han sido por años el “santo grial” de una nueva disciplina, normalmente conocida como biología sintética, aunque yo prefiero el nombre de ingeniería biológica, por ser más claro. Ya mencionamos algunas críticas un tanto tempestuosas que se produjeron de inmediato. En realidad, las críticas tanto a esa tecnología, como a toda la biología sintética en general, han acompañado a esta disciplina desde sus inicios en los años noventa. Y no es de sorprender. Si la ingeniería genética causó en los setenta y ochenta acalorados debates bioéticos y legales (regulatorios), la biología sintética, de mucho mayor alcance, y que algunos han denominado “ingeniería genética extrema”, no puede dejar de reabrir esos mismos debates y posiblemente otros antes inimaginables. No se trata ya de leer la información genética de los seres vivos, ni de hacerles pequeños remiendos, sino de desarrollar la capacidad de rediseñar la vida, como podríamos hacerlo con un ordenador o un coche. Es por ello que no sorprende que, tras el anuncio del logro de Venter y su equipo, el mismo día 20 de mayo, el presidente de los EE.UU. haya encargado la formación de una comisión que haga un estudio de 6 meses sobre los “potenciales beneficios médicos, ambientales, de seguridad, y de otro tipo de este campo de investigación, al igual que cualquier riesgo potencial para la salud, la seguridad o de otro tipo.” De esta manera, espera que se hagan recomendaciones sobre “cualesquiera acciones que el gobierno Federal deba hacer para segurar que América recoge los beneficios de este campo científico en desarrollo, a la vez que se identifican las barreras éticas apropiadas y se minimizan los riesgo que puedan identificarse.”(1) Resulta interesante recordar que algunos altos cargos del gobierno de Obama han estado implicados en el pasado en la investigación con biología sintética.(2) Desde que las cuestiones éticas en relación con la biología sintética comenzaron a discutirse en los noventa, se han hecho varios estudios, de los cuales se desprende que los temas de discusión se polarizan en cuatro grandes áreas: 1.- Patentes, monopolios y globalización 2.- Bioseguridad y medio ambiente: 3.- Armas biológicas y bioterrorismo 4.- Cuestiones filosófico-religiosas 1.- PATENTES, MONOPOLIOS Y GLOBALIZACIÓN Un primer problema es el tema de las numerosas patentes que el J. Craig Venter Institute(3) ha solicitado desde 2005 para la compañía del propio Venter, Synthetic Genomics(4) (la que ha aportado la mayoría de la financiación, unos 30 millones de dólares(5)), y que algunos temen que podrían llevar a un monopolio de la vida “sintética”. Las patentes, tanto de los nuevos métodos utilizados, como de los genes individuales usados como bloques para un genoma mínimo, podrían bloquear el uso general de esta tecnología. De hecho, Venter ha recibido críticas de activistas medioambientales y de colegas científicos en ese sentido, que no olvidan sus intentos, ya a fines de los noventa, de patentar el genoma humano tras su secuenciación.(6) Nuevamente se plantea el tema de los criterios para patentar a la luz de las ideas tradicionales de novedad, utilidad y no obviedad. No se trata de un tema menor, las patentes son una parte fundamental de la industria biotecnológica, y clave en un negocio muy competitivo (de hecho, una compañía más antigua de biología sintética, fundada en 2004, Codon Devices, desapareció en 2009(7)). Es difícil imaginar que los acuerdos de Synthetic Genomics/J. Craig Venter Institute con las petroleras BP o ExxonMobile puedan sustanciarse sin patentes por medio (otras compañías todavía trabajando en la biología sintética y sus aplicaciones para biocombustibles son SL9(8) o Amyris(9)). Pero aunque las patentes tienen un papel en el mundo de la tecnología (farmacéutica y de todo tipo), estimulando la inversión que empuja el desarrollo, es importante que no supongan un entorpecimiento de la investigación científica y las posibles aplicaciones de esta tecnología.
Los campos de la biotecnología y la informática han dado lugar a todo tipo de controversias y polémicas desde los años 80, así como largos procesos judiciales por prácticas monopolísticas. Puede que todo eso sea poco en comparación con lo que puede estar a la vuelta de la esquina con una tecnología como la biología sintética, que combina aspectos de ambos campos. La organización canadiense Erosion, Technology and Concentration (ETC) ha publicado en 2007 un informe donde se exponen con detalle las diferentes empresas y organizaciones que están trabajando en biología sintética, así como datos de las patentes de Venter y otros investigadores, algunas de una vaguedad y amplitud sorprendente, que incluso incluyen los programas informáticos usados por los biólogos sintéticos.(10) Otra preocupación es la desigualdad entre las naciones que la posesión de esta tecnología va a crear. La artemisina es una medicina antimalárica natural, y se obtiene de una planta tropical a gran costo y baja eficiencia. Un proyecto financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates ha permitido a la compañía Amyris modificar levaduras para producir un precursor de la artemisina, introduciendo los genes de la planta Artemisia annua implicados en la producción de ácido artemisínico, lo que pretende su producción barata y de mejor calidad en cualquier lugar.(11) El problema de esto es el efecto negativo que puede tener en los países en desarrollo o subdesarrollados donde se produce esta sustancia naturalmente por parte de pequeños granjeros que la venden a multinacionales farmacéuticas como Novartis.(12) Sería posible imaginar que esos empobrecidos países, donde también es endémica la malaria, acaben dependiendo, para combatirla, de un medicamento que crece naturalmente en sus territorios; pero que terminará por ser producido de forma industrial en los ricos países occidentales. 2.- BIOSEGURIDAD Y MEDIO AMBIENTE: Dentro de este ámbito de preocupación bioética se incluye, tanto la seguridad en el manejo de estos organismos en los laboratorios (de investigación e industriales), como la seguridad medioambiental; esto último en dos escenarios: el escape por error al medio ambiente (accidentes) y la liberación intencionada (aplicaciones de la biología sintética en las que se pretende que estos organismos actúen en el medio ambiente, p. e., para eliminar sustancias tóxicas en casos de vertidos). La seguridad en el laboratorio pasará por la utilización de medidas de control y el trabajo en salas especiales (como se viene haciendo con organismos naturales patógenos, cuyo nivel de peligrosidad determina el tipo de instalaciones a utilizar). La liberación intencionada de organismos transgénicos (a parte de los destinados a la alimentación) se ha producido rara vez (parece ser que una única vez en 1996 en condiciones muy controladas).(13) Aunque hace años que se han diseñado microorganismos capaces de alimentarse de sustancias tóxicas, no han sido comercializados, generalmente porque no eran los suficientemente eficientes o, simplemente, no resistían bien las condiciones fuera del laboratorio. Eso sí, los accidentes entran siempre dentro de lo posible, como el escape de virus de fiebre aftosa en 2007 en el Reino Unido de unas instalaciones de investigación (otros accidentes han implicado el escape de viruela en el Reino Unido en 1978, de SARS en Singapore en 2003 y China en 2004, y la identificación en 2003 de una cepa de polio de laboratorio circulante en la población)(14). En todos estos casos, además de las medidas de seguridad que puedan implementarse en el manejo de los organismos, lo que se está planteando es la introducción de sistemas de control en los propios organismos: su dependencia de condiciones de laboratorio debido a la falta de genes que les permitan alimentarse de los nutrientes comunes en el medio ambiente, la utilización de un código genético que les impida “mezclarse” con otros organismos naturales, la introducción de circuitos biológicos que lleven a su autodestrucción ante ciertas circunstancias (un ejemplo ha sido un sistema -biosensor- que hace que las bacterias se suiciden al llegarse a cierto nivel de superpoblación bacteriana(15)). En el próximo artículo de esta serie veremos las dificultades asociadas a estas estrategias de control. La semana próxima veremos las cuestiones relativas a las armas biológicas y bioterrorismo; y las cuestiones filosófico-religiosas en relación con las implicaciones y desafíos de la genómica sintética Autor: Pablo de Felipe es doctor en Bioquímica, investigador, escritor y profesor de Ciencia y Fe en el Seminario SEUT
1) La carta está disponible aquí. 2) Grupo ETC. Sintia está viva … ¡y reproduciéndose! ¿Panacea o caja de Pandora? Mientras Craig Venter anuncia que logró hacer vida en su laboratorio, el Grupo ETC llama a una moratoria global sobre la biología sintética. Boletín de prensa, 20 de mayo de 2010. Disponible en: http://www.etcgroup.org/es/node/5144. 3) http://www.jcvi.org/. 4) http://www.syntheticgenomics.com/. 5) Comunicado de prensa de Synthetic Genomics, 6) Véanse noticias en El Mundo y la BBC 7) Véanse noticias en Boston y Nature 8) http://www.ls9.com/index.html. 9) http://www.amyrisbiotech.com/. 10) Grupo ETC (2007). Ingeniería Genética Extrema. Una introducción a la biología sintética. 11) D.-K. Ro y col. (2006). Production of the antimalarial drug precursor artemisinic acid in engineered yeast. Nature 440:940-943. 12) Grupo ETC (2007). Op. cit. 13) J. B. Tucker y R. A. Zilinskas (2006). The Promise and Perils of Synthetic Biology. The New Atlantis: A Journal of Technology and Society Spring:25-45. 14) OCDE y Royal Society (2010). Symposium on Opportunities and Challenges in the Emerging Field of Synthetic Biology. SYNTHESIS REPORT, p. 33. Documento producido en base al simposio internacional que tuvo lugar el 9 y 10 de Julio de 2009 en Washington, DC. 15) L. You y col. (2004). Programmed population control by cell-cell communication and regulated killing. Nature 428:868-871.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tubo de ensayo - ¿Vida artificial?: monopolios y medio ambiente